Mayo 31, 2010
A los 40 días del “derrame BP” la empresa británica British Petroleum se ha mostrado inepta en los tres frentes de contención en los que se ha visto obligado a actuar después de la explosión de su plataforma en el Golfo de México: el control y cierre del vertido, las consecuencias ecológicas del derrame y la comunicación corporativa en torno a la catástrofe.
OBAMA VS. BP
En los primeros días del desastre el gobierno de Obama mostró presencia y preocupación– a diferencia de lo ocurrido en la administración Bush en ocasión del huracán Katrina- pero la Casa Blanca actual no inició ninguna acción.
Este posicionamiento ha cambiado radicalmente en los últimos días debido al fracaso de la corporación BP en controlar el brote de petróleo y gas que yace a 1.500 metros del nivel de la superficie y a minimizar sus daños ecológicos los cuales ya amenazan con establecer un arco de contaminación que se extiende desde Nueva Orleans hasta Cayo Hueso y que podría alcanzar el extremo oeste de Cuba.
EL ENGAÑO COMO COMUNICACIÓN
Dada su incapacidad por controlar el volumen de flujo y su propagación submarina, superficial y costera, BP ha recurrido a una estrategia de comunicación corporativa centrada en la contención de las malas noticias y en el mantenimiento engañoso de la ilusión en la opinión pública y en el gobierno federal que el “accidente” podía ser manejado y sus consecuencias detenidas: “Confía en mí” ha sido la postura comunicacional de la empresa.
En todo momento BP ha intentado minimizar tanto la magnitud del escape como la dificultad en contenerlo y el alcance del ecocidio. Esta estratagema ingenua funcionó durante algunas semanas pero ya la fuerza de la evidencia científica y observacional la ha desvelado.
Las consecuencias para BP, -apartando las financieras- corporación que se destacó en el pasado por una posición de vanguardia en el tema “verde” y por extremar su preocupación por la seguridad de sus trabajadores e instalaciones se centran sobre su casi total pérdida de credibilidad.
El 23 de mayo el ministro estadounidense a cargo de la supervisión de las tierras y parques nacionales afirmó:
“Desde el primer día, francamente hablando, BP no ha cumplido con la misión que le tocaba… No dudo que BP haya puesto todos sus recursos en tratar de solucionar el problema… ¿Tengo confianza en que ellos saben exactamente lo que están haciendo? No.”
La opinión pública, los movimientos ecologistas y la administración Obama se han dado cuenta que BP ha estado presentando supuestas soluciones que nunca habían sido puestas a prueba previamente y que han servido como anzuelo imaginario para esconder la percepción de la incapacidad técnica de la empresa por instrumentar una respuesta eficaz.
RESPUESTAS PERO NO SOLUCIONES
Primero fue la “caja de acero” de cuatro pisos de alto y con un peso de 100 toneladas que colocada sobre la fuente del derrame podía aislarlo para que el flujo fuera succionado a la superficie.
Fallida esta solución se promovió la eficacia de una caja mucho más reducida la cual evitaría el problema de la formación de cristales de hielo causada por la enorme presión. Esta solución recibió el nombre de “top hat” o “pumpá” lo cual transmitía una imagen de facilidad y familiaridad. En dos días se comprobó su ineficacia.
A la tercera va la vencida, dicen algunos. Y los ingenieros inventaron otra “solución” a la cual los comunicadores decidieron comparar con la introducción de un “pitillo” en una tubería de mayor diámetro lo cual debería disminuir en alguna medida el volumen del petróleo irrecuperable pues lo que iría por el pitillo sería llevado a la superficie y almacenado en un tanquero anclado. Después de varios días y de haber recolectado sólo unos 25.000 barriles el pitillo fue desconectado para dar paso a una cuarta solución denominada “top kill.”
BP, en su estrategia comunicacional ha decidido no dar a conocer el diámetro del tubo por cuya ruptura principal se escapa el petróleo crudo ni el diámetro del pitillo ni cuanto petróleo se estaba desviando por medio de este recurso ni cuanto se estaba depositando en el tanquero. Profesionales de la industria estiman que la tubería dañada puede tener un diámetro de hasta unas 21 pulgadas mientras que el del pitillo no supera las 4 pulgadas. O sea, el efecto sifón lograble con dicho arreglo es muy reducido. El lunes 24 de mayo, unos treinta y tres días después del brote la empresa terminó por reconocerlo.
¿CUÁN GRANDE ES EL BOQUETE?
Forzada por la opinión pública y gubernamental BP mencionó en un primer momento que la eficacia del sifón improvisado era del 20% y después aumento este indicador a un 40%. La falacia comunicacional es relacionar este porcentaje a la base oficializada por BP de unos 5.000 b/d como monto diario del derrame.
Sólo 37 días después del reventón que ocasionó la muerte de once trabajadores cuando un capataz de BP se rehusó a activar un dispositivo de emergencia a pesar del pedimento por parte de otros tripulantes de la plataforma quienes se dieron cuenta del peligro inminente, es cuando la empresa admite que en efecto la inundación petrolífera del Golfo de México está procediendo a una tasa entre 12.000 b/d y 19.000 b/d.
Inicialmente durante la primera semana BP hizo suyo un estimado de la Guardia Costera en cuanto a que el flujo era de unos 1.000b/d. Posteriormente rectificó y aumento su estimación a unos 5.000 b/d pero dejó sembrada la sospecha que la intención era la de minimizar la percepción del daño real.
Esta cifra también ha sido refutada por expertos ingenieros y científicos quienes han presentado sus objeciones al estimado BP en testimonios formales en el Congreso en Washington. Las mejores estimaciones multiplican el estimado oficial de BP por un factor de 8 y hasta de 15. Estaríamos hablando de 40.000 b/d y probablemente de hasta de unos 80.000 b/d. Una mega catástrofe con consecuencias ecológicas, corporativas, oficiales y de política energéticas nunca antes vistas.
Recordemos que un barril de petróleo es equivalente a 42 galones USA o 159 litros. O sea que el derrame de BP está inyectando diariamente –en base al estimado base de 40.000 b/d- en el océano unos 1.700.000 galones por día o sea 27 millones de litros. Si partimos del inicio -20 de abril- y calculamos unos cuarenta días hasta el 31 de mayo, las aguas del Golfo de México habrán sido contaminadas por unos mil millones de litros de petróleo crudo.
Para tener una idea de la magnitud del volumen de petróleo crudo escapado del yacimiento podemos compararlo con el total de 11 millones de galones o 250.000 barriles derramados en los mares de Alaska en 1989 por el Exxon Valdez. O sea, cada semana el derrame de BP es equivalente a la contaminación ocasionada por el gigantesco tanquero. Y ya van unas seis semanas.
BP premeditadamente ha esquivado mencionar volúmenes y hacer comparaciones con otros desastres para no inflamar más la opinión pública y para minimizar lo que tendría que pagar en función de los miles de juicios que le esperan por daños y perjuicios.
Un ejecutivo de BP declaró que la empresa no tenía interés en medir el volumen de petróleo que se escapa porque su foco era controlar el derrame. Un sofisma ingenuo pues para tratar de contener los daños y prever la edificación de represas y barreras costeras es aconsejable conocer el volumen diario que brota.
¿OBAMA-APATÍA?
La administración Obama se ha visto contaminada por estos subterfugios argumentativos pues hasta el presente no ha cuestionado el estimado oficial de BP. Por lo tanto, ha proyectado la percepción que es cómplice en el ocultamiento de la verdadera cifra supuestamente para no magnificar el estado de alarma de las poblaciones afectadas y para no activar aún más a los movimientos ecológicos a nivel mundial.
El resultado es contraproducente pues el engaño ha brotado a la conciencia pública y ha dado lugar a críticas justificadas las cuales se traducirán en juicios civiles, comerciales y hasta criminales.
La estrategia de comunicación corporativa ha llegado al extremo de no describir al derrame como “ derrame BP” –“BP spill” y más bien tratar de identificarlo con el nombre de la plataforma que se incendio, explotó y naufrago: “Deepwater Horizon”. El criterio, obviamente orientado a proteger la marca corporativa, hace recordar el caso del Titanic el cual quedó para siempre etiquetado con el nombre de la nave mientras pocos recuerdan el de la empresa propietaria.
Fue sólo a los 30 días del derrame y debido a una intensa presión de numerosos grupos de ciudadanos, que BP puso a la disposición del público y del Congreso la transmisión en vivo del petróleo que salía del boquete principal. Se estima que la segunda ruptura de la tubería en el fondo del mar contribuye un 15% del total del petróleo vertido.
¿MANCHA NEGRA O MAR NEGRO?
La gigantesca mancha negra tiene una extensión superior a los 230 kilómetros de longitud por unos 100 km. de ancho. La quinta parte de la superficie total del Golfo de México ha sido clausurada para la pesca y ya hay más de 100 km de playas contaminadas en Luisiana. Las aguas contaminadas penetran hasta unos 20 km dentro de los humedales y manglares costeros.
Numerosos sitios informativos dan a conocer los movimientos y el crecimiento de la “mancha negra”. Estos sitios, con la ayuda de fotos y mediciones vía satélite, brindan el perfil de la amenaza pero se limitan a la presencia del petróleo en la superficie. Sin embargo, por cuenta propia, numerosos científicos se han dedicado, a pesar de las dificultades del caso, a observar la contaminación submarina y han detectado gigantesca columnas o bolsones de petróleo parcialmente diluido–“plumes”- que flotan algunos centenares de metros por debajo del nivel del mar y uno de los cuales se extiende por unos treinta kilómetros.
En algún momento estos bolsones se desplazaran centenares de kilómetros y harán contacto con tierra firme en sitios inesperados. “Una receta perfecta” para el pánico colectivo. En ningún momento, BP ha reconocido ni explorado la existencia de dichos gigantescos bolsones cuya existencia puede ser causada por los dispersantes químicos utilizados por BP para hacer desaparecer el petróleo en la superficie del mar.
EL DILEMA DE OBAMA: RESPONSABILIDAD SIN CAPACIDAD
El gobierno de Obama se ha dado cuenta que la catástrofe no tiene solución a corto plazo y que sus efectos reales y el impacto sobre la opinión pública son devastadores. Varios ministros viajaron el sábado y domingo 22 y 23 de mayo para conocer de cerca el esfuerzo de contención y la dinámica real del derrame. El propio presidente ha visitado en dos ocasiones algunas áreas de la región afectada pero como testigo pasivo y angustiado pues la Casa Blanca ni ningún ente del gobierno posee la tecnología para hacerle frente al desastre.
BP: “NO, NO PODEMOS”
Mientras tanto BP ofreció al imaginario colectivo otra posible solución: inyectar “pantano” pesado en el cabezal de las válvulas de control para bloquear el complejo dispositivo y empujar unos 50.000 barriles de barro pozo abajo con la ayuda de una bomba de 30.000 caballos de fuerza para neutralizar la presión del petróleo que busca escapar hacia arriba. Se estima que se pueden inyectar unos 50 barriles de pantano cada minuto.
Con cierto realismo aprendido en base a sus fracasos previos, BP aclara que esta solución nunca ha sido experimentada a tal profundidad, equivalente a 150 atmósferas. No obstante, sí es de uso común para extinguir los “reventones” o “blow –outs” característicos de la perforación petrolera. Ha recibido el nombre de “top-kill, apelación sugerente pero que no garantiza la eficacia del cierre del pozo al taponarlo con pantano y luego cemento. El 25 de mayo se inició la operación pero fue suspendida 18 horas más tarde por generar efectos contraproducentes. Hasta el momento, la solución mágica –el “quick fix”- elude a BP.
El problema es que en este caso el reservorio se encuentra a unos cinco kilómetros por debajo del nivel del mar y su presión debe ser superior a 15 toneladas por pulgada cuadrada.
BP también ofrece en su menú de recetas la opción de bombardear el orificio del tubo roto con pelotas de golf y material de desecho que funcionen como un tapón. Nadie ha explicado por qué han sido escogidas las pelotas de golf pero sin duda como remedio “low- tech” es aplicable a percances domésticos.
Esta opción ha recibido el nombre de “junk-shot” pues es un amasijo, equivalente a un container, de desechos plásticos y de caucho que debería obstruir los tubos que conducen al cabezal multi-válvulas.
BP ensayó reforzar la inyección de pantano pesado con el bombardeo de las pelotas de golf. Intento dieciséis veces pero no logró anotar el hoyo-en-uno. Hubiera sido fenomenal a mil quinientos metros de distancia.
El presidente de BP, Tony Hayward, comentó lacónicamente: “"Obviamente mientras estamos bombeando el pantano no hay ni petróleo ni gas que asciendan a la superficie.” Lo que omitió mencionar es que se necesitarían millones de barriles de pantano o barro inyectados continuamente para mantener el equilibro entre las dos fuerzas opuestas hasta que se extraiga todo el petróleo del yacimiento por medio de la perforación de otros dos pozos.
Más aún, el Golfo estaría sometido a una nueva mancha de color marrón. O sea, la posibilidad de empujar el petróleo hacia abajo por el tubo de la perforación y después colocar un doble tapón de cemento luce distante.
En otra dimensión, BP ha sido criticada con por la cuantiosa compra de espacios publicitarios en medios regionales a fin de promocionar el turismo y el bienestar económico de las zonas afectadas. Es razonable que algunos sospechen que la finalidad ha sido la de reducir la intensidad de los espacios informativos que detallan los perjuicios económicos y ecológicos del “vertido BP.”
OBAMA: “¿PODEMOS?”
Desde hace unos días se ha levantado una ola creciente de reclamo al gobierno federal de por qué no hace algo para remediar la situación, de por qué no se encarga del proceso de búsqueda de la solución ya que BP se ha mostrado incapaz de hacerlo.
El presidente Obama empezó a darse cuenta de estos pedimentos hace unas tres semanas y específicamente vio que su administración corría el riesgo de ser percibida como pasiva y hasta cómplice de un mega-desastre.
En aquel momento, Obama enfáticamente declaró que “mantendría la bota sobre el cuello de BP”. No obstante, curiosamente el pueblo norteamericano no ha percibido dicha presión y supone que hay razones desconocidas que obligan al gobierno federal a la pasividad.
La causa puede ser mucho más simple: nadie posee la tecnología requerida para cerrar un pozo fuera de control distante a un kilometro medio de la superficie y que perfora un yacimiento a unos tres kilómetros adicionales bajo el fondo del mar. Se ha demostrado que ni las empresas especializadas son dueñas de la tecnología requerida. Es comprensible que Washington haya apostado a que BP tenía la solución en sus manos.
La Casa Blanca se ha dado cuenta de la enorme ola de incertidumbre que se ha levantado en la ciudanía quienes piden un liderazgo más visible y asertivo de parte del Presidente a quien empiezan a tildar de “Obamapatía”.
¿Y AHORA: MACONDO?
¿Y cuál es la promesa más reciente por parte de BP? Proceder a perforar el yacimiento con uno o dos pozos adicionales los cuales servirían para extraer el petróleo y el gas asociado para así reducir progresivamente el flujo que se escapa por las tres rupturas de la tubería. Ya se inició la perforación con un taladro pero Washington ordenó la apertura de un segundo por desconfiar del enfoque reduccionista de BP.
BP presenta esta opción con bastante cautela pues advierte que pueda tomar “hasta tres meses” y que nunca ha sido llevada a la práctica. Tengamos en cuenta que tres meses a la tasa del derrame actual representarían unos 12 Exxon Valdez.
La otra solución es resignarse a que no hay solución técnica y esperar que el yacimiento agote su contenido el cual se estima en unos 50 millones de barriles. A un promedio oficial de 5.000 b/d tendríamos que esperar unos diez mil días o sea casi 30 años. Si nos atenemos a la estimación base de los científicos reduciríamos nuestra paciencia a unos 4 años. Por lo cual, a largo plazo, roguemos que BP siga equivocándose. Un escenario propio de Macondo, el nombre con que BP bautizó el yacimiento en cuestión.
DE LA IMPACIENCIA A LA DESESPERACIÓN
La impaciencia del gobierno de Obama y la frustración del pueblo norteamericano crecen en relación directa con la ampliación del derrame. El 23 de mayo un ministro aclaro la posición del gobierno:
“Si encontramos que ellos no están ejecutando lo que supuestamente deben hacer, nosotros los sacaremos del camino adecuadamente.”
Ese mismo día, el secretario de prensa de la Casa Blanca dijo que el gobierno había estado presente desde el inicio. Lo que omitió fue decir que la presencia era la de un socio casi mudo y que los esfuerzos oficiales se concentraron en erigir barreras de tubo plástico y una cadena de pequeños diques los cuales, en su mayor parte, han resultado inútiles frente al avance de la marea negra.
Varios senadores y la ministra de Seguridad Territorial visitaron el teatro de operaciones el pasado lunes 24 de mayo con el fin de ejercer un mayor grado de control sobre las operaciones de rescate por parte de BP. El consenso es que BP hace todo lo que puede y el gobierno norteamericano es en cierto sentido su rehén dado que la empresa es la única con la tecnología necesaria. Esta incluye una docena de submarinos robots guiados por “joysticks” desde la nave sede del comando operacional.
LA FRUSTRACIÓN OFICIAL
Un alto ejecutivo de BP declaró “No nos rendiremos hasta completar la tarea.” Sin embargo, el gobernador de Luisiana, el primer estado en la línea de contaminación ripostó:
“Estamos frustrados por el esfuerzo descoyuntado hasta la fecha caracterizado por demasiado poco y demasiado tarde para impedir que el petróleo llegará a nuestras costas.”
No es el único ni el principal frustrado. El martes 25 de mayo el presidente Obama se dirigió a sus ministros en los siguientes términos: “!Cierren el endiablado hueco!” Y ordenó a BP a que no interrumpiera la transmisión en vivo del escape de petróleo filmado por una cámara de televisión colocada por BP en la cercanía de la ruptura principal de la tubería. Durante las primeras semanas BP se resistió a compartir dichas imágenes con el público.
Durante la última semana lo que era una calamidad regional se ha transformado en una tragedia nacional. Una de las principales cadenas de televisión transmitió durante varias horas un impactante reportaje, filmado por camarógrafos submarinos de la contaminación oceánica. Hasta ahora todos los medios y la propia BP se han limitado a proporcionar fotos y videos de las consecuencias a nivel de la superficie marítima.
BP: UNA EMPRESA ACCIDENTADA
El 25 de mayo del presente año, una falla en el oleoducto Transalaska, -el cual transporta casi 700.00 barriles diarios-propiedad de un consorcio en el cual BP tiene 47% de las acciones, ocasionó la suspensión de las operaciones debido a un derrame de varios miles de litros. BP no ha estado ajena a accidentes en otras de sus instalaciones. Hace algunos años explotó una refinería en Tejas con pérdida de vidas y además hubo un derrame cuantioso ensu oleoducto en Alaska.
De todas maneras, la administración de Obama corre el riesgo creciente que su respuesta al desastre luzca débil así como la de Bush fue tardía en relación a Katrina. En el caso de Obama, dicho supuesto se ve reforzado por la débil huella pública que parece caracterizarlo en su primer año y medio de gobierno.
OBAMA: “YO ASUMO LA RESPONSABILIDAD”
El jueves 27 el Presidente Obama se proyectó en una rueda de prensa en la Casa Blanca en términos mucho más firmes de los que había utilizado hasta ese momento:
“Yo asumo la responsabilidad. Es mi papel asegurar que se haga todo lo necesario para clausurar este pozo. Es un desastre sin precedente…No se equivoquen, BP está operando bajo nuestra dirección.”
Obviamente, Obama y su equipo están conscientes de la imagen negativa de desinterés, incompetencia e irresponsabilidad que han generado por haber dejado la búsqueda de la solución para el bloqueo de la tubería averiada en manos de BP.
Igualmente, la empresa ha asumido la dirección de los equipos de contención marítima y la estrategia informativa frente a una opinión pública inicialmente alarmada pero ya frustrada en su natural apetencia de conocer lo sucedido y los esfuerzos por sanearlo. Obama se encontró detrás de la ola y decidió reaccionar:
“Con esto me despierto en la mañana y pensando en esto me acuesto de noche…Mi gobierno está operando bajo un sentido constante de urgencia.”
El viernes 28 de mayo Obama afirmó sin aguantar los golpes:
“BP es responsable por este desastre. Eso significa que son legalmente responsables por el derrame y son financieramente responsables por el enorme daño que han creado. Y lo vamos a tener como tales así como también a cualquier otro actor responsable de la explosión inicial y de la pérdida de vida en esa plataforma.”
CONSECUENCIAS CATASTRÓFICAS
Los efectos del “reventón BP” ya se han hecho sentir sobre la exploración y producción de petróleo mar afuera. Obama decretó una suspensión por lo menos por seis meses de las actividades de 33 plataformas exploratorias en el Golfo de México y canceló la exploración en los mares de Alaska y en el Golfo de México. Se autorizó la operación de las plataformas de producción y de exploración ubicadas en aguas poco profundas.
La ironía histórica es que hace pocas semanas Obama había permitido la explotación petrolera cercana a las costas del estado de Virginia y había ampliado la zona permitida en el Golfo de México.
Ahora BP se ha visto obligada a posponer la operación de una segunda plataforma en el Golfo. Además, las empresas petroleras tendrán que desarrollar nuevos tecnologías para controlar y cerrar pozos y plataformas que entren en un estado de pérdida de control. En el mejor de los casos, la exploración y explotación del petroleó en áreas marítimas se verá postergada por años y quizás por décadas. Algo similar ocurrió como efecto del percance en el reactor nuclear Three Mile Island en 1989 lo cual condujo a eliminar la energía nuclear como componente doméstico en USA.
El gobierno federal norteamericano extremará los requisitos para otorgar nuevos permisos y las empresas se verán obligadas a introducir nuevos y costosos sistemas y procedimientos para minimizar los riesgos de otros reventones similares al de BP.
Hay que tener en cuenta que un 30% de la producción petrolera doméstica de los Estados Unidos proviene de los casi cuatro mil pozos activos en el Golfo. Por lo tanto, lo que está en juego es saber si la opinión pública y política estará de acuerdo en sostener este impulso.
Con toda probabilidad las arenas bituminosas de Canadá y la faja petrolífera venezolana aumentarán su atractivo para los inversionistas. Petrobras, la empresa estatal de Brasil, se verá obligada a extremar los sistemas de seguridad en sus plataformas mar afuera que inician la explotación de mega yacimientos frente a las playas de Copacabana e Ipanema.
¿BP REVENTADA?
Un experto lo cantó claro: “La explosión fue el resultado de una falla catastrófica en la gerencia de riesgos – en darse cuenta del significado del riesgo y en aplicar procedimientos de mitigación de dicho riesgo.”
Podemos tener la certeza que desde los fondos submarinos de la burocracia corporativa y oficial todo saldrá a relucir iluminado por el sol en el centro del logo de BP: la vacuidad del plan "BP Regional Oil Spill Response Plan Gulf of Mexico" (June 30, 2009)” sometido a las autoridades regulatorias para obtener la aprobación oficial de proceder a perforar el pozo; la convivencia acomodaticia con el personal de los entes reguladores, la insuficiencia de los procedimientos y sistemas de seguridad; la imprevisión en diseñar respuestas rápidas y probadas para contener este tipo de reventones. Hay irresponsabilidades de todo tipo y culpabilidades a granel las cuales serán objeto de los fallos de los tribunales.
El costo diario de la operación por parte de BP es de unos $25 millones. Esto ya sumaría a la cantidad no despreciable de un millardo de dólares. No obstante, habría que añadir decenas de millardos de dólares debido a las demandas y litigios judiciales.
Ya se presentó en un tribunal norteamericano una demanda por cerca de 8 millardo de dólares en la cual la parte damnificada argumenta: “los directivos han incumplido sus deberes para con la empresa y han causado enormes daños económicos por su fracaso en actuar en los intereses de BP y sus accionistas.”
Si a esta consideración añadimos la reciente pérdida de capitalización de la empresa que alcanza el 25% de su valor de mercado –unos $50 millardos de disminución- es razonable pensar que la corporación no pueda sobrevivir como tal. La salida empresarial sería su fragmentación en varias empresas y/o una venta de sus activos incluyendo sus reservas de petróleo y gas. La marca corporativa seguramente quedará manchada de negro para siempre.
ALERTA Y ALARMA SIN RESPUESTA
Ejecutivos de BP, citados por comisiones de investigación del Congreso, han testimoniado que el pozo presentaba problemas horas antes de la explosión pues los sensores habían detectado gas en el pozo, una señal clara que se preparaba un “reventón”.
Los ingenieros han declarado que una medición del estado del pozo llevada a cabo dos horas antes de la explosión produjo resultados que indicaban una “anormalidad grave” la cual fue ignorada. De inmediato se empezó a retirar el “pantano” pesado del tubo de perforación y a sustituirlo por agua salada la cual ejerce menor presión para contener la fuerza ascensional de cualquier volumen de gas. A las 9:49 pm del 20 de abril se produjo el reventón y en segundos la plataforma se vio envuelta en una gigantesca nube de gas que se incendió. La plataforma naufragó dos días más tarde. 11 empleados de BP fallecieron de inmediato. 115 fueron rescatados.
BIENVENIDO A LA CATÁSTROFE
El viernes 28 de mayo, Tony Hayward, presidente de BP y anteriormente presidente de BP Venezuela, calificó el reventón como una “catástrofe ambiental.” Anteriormente se había referido al derrame como causante de un “impacto modesto.”
Hayward ha declarado que la corporación pone todo su empeño en la búsqueda de una solución. Para alivio de todos esperemos que sea más eficaz que su esfuerzo por prevenir el riesgo, por limitar la contaminación, por cerrar el brote y por ocultar la realidad de las causas y de los efectos.
El efecto neto desde el punto de vista humano es el fallecimiento de once trabajadores y la destrucción del modo de vida de centenares de miles de personas en la zona del sureste norteamericano.
El sábado 28 de mayo se informó oficialmente que la operación “top kill” había muerto. BP había informado que esta opción, iniciada tres días antes, tendría de un 60% a un 70% de probabilidad de éxito.
Ahora BP propone hacer un corte neto del tubo para así poder colocar sobre él una especie de contra-válvula. Se requieren de 4 a 7 días para preparar la operación.
“BEYOND BP”
Hace menos de una década BP decidió estrenar su conocido “logo verde” y un nuevo lema corporativo: “beyond petroleum” para significar que la finalidad corporativa se extendía más allá de la búsqueda del “oro negro” y que se proyectaría al desarrollo de fuentes sustentables de energía y a un cuido por todo lo ecológico. Lejos estaba de suponer que su torcida práctica gerencial engendraría una nueva era: “más allá de BP o “beyond BP”
Mientras tanto, todos los Estados Unidos contemplan consternados el flujo negro incesante que se proyecta como una fuerza maléfica e incontenible. BP hasta ahora no ha informado sobre las probabilidades de éxito de esta nueva “respuesta.” Se puede ahorrar el esfuerzo de cálculo pues su credibilidad corporativa y técnica ha desaparecido. Nadie explica por qué no se le dio curso anteriormente a esta “solución” a la vez que se ensayaban otras opciones.
BP anunció el sábado 29 de mayo que tenía en su estantería de “respuestas” la posibilidad de instalar un segundo BOP (“blow-out peventer”) que es un super cabezal de válvulas con un peso de unas 450 toneladas que vendría a sobreponerse al original dañado que descansa en el fondo del mar.
¿Qué podemos esperar? Parece que el único recurso final reside en completar dos pozos relevos que perforen el yacimiento y apunten justo debajo del boquete –una zona de unos 20 cm. de diámetro- para drenar directamente el líquido y el gas expulsado. Se trata de dar en ese blanco a unos 2 kilómetros de distancia.
Aún con una excelente puntería, esta opción tomaría un mínimo de dos meses para entrar en acción y su eficacia no está garantizada. La nación norteamericana está sumida en un estupor total. No sabe en quien creer ni qué esperar.
Si las dos perforaciones –una de ellas ya en progreso- se retrasan o fracasan, se tendría que enfrentar una nueva amenaza: los huracanes cuya temporada está por comenzar. Un huracán, aún de mediana intensidad, haría que la marea negra -para esa entonces mediría centenares de kilómetros cuadrados- fuera lanzada por encima de cualquier barrera artificial sobre las costas de Misisipi, Luisiana, Alabama y quizás para ese entonces Florida.
La tragedia del “triple reventón de BP” es una marea negra que se extenderá por largos años en el futuro y no sólo en el Golfo de México.
NOTA
Innumerables sitios en IN informan y comentan el “reventón BP”. Algunos de ellos ofrecen imágenes satelitales.
1) http://rapidfire.sci.gsfc.nasa.gov/
2) http://www.nasa.gov/topics/earth/features/oilspill/
3) http://www.noaa.gov/
4) http://www.nola.com/news/gulf-oil-spill/index.ssf/2010/05/view_live_video_feed_of_bp_gul.html (EN VIVO Y DIRECTO)
5) http://www.fastcompany.com/top-kill-fail?partner=rss
Contador que permite saber el total de galones de petróleo derramados a partir del 20 de abril, 2010 según varias estimaciones (1 barril es igual a 42 galones).
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