12/5/10

EL CANTO DE LOS TUITEROS: #FUÍMOS ADVERTIDOS



José Rafael Revenga

Febrero 08, 2010

“Tenemos que domar el potro salvaje de las nuevas tecnologías”.


La afirmación del Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, pronunciada en una conferencia internacional en La Habana, habría sido suficiente para convencer al Cliente Único de nuestra Sala Situacional Palaciega (SSP) de incorporarlo en “misión especial¨ para domar al otro “potro salvaje”: el de la rebeldía civil y, en especial, la de los jóvenes estudiantes intensos y duchos usuarios de los SMS y campeones del tuiteo.

¿A qué responde tan inusitada y descalabrada decisión? La SSP lo desconoce y sus respetables profesionales se encuentran en total desarreglo. Frente a la incompetencia sin límites de la capacidad ejecutiva del gobierno, a las retaliaciones tácticas tomadas a destiempo y al surgir de nuevas formas de rebeldía “sorpresiva”, la SSP ha optado por recomendar—con toda lealtad—un overhaul completo de la maquinaría del gobierno y una estrategia de “aperturismo”.



LA FEDERACIÓN CUBANO-VENEZOLANA
No obstante, su Cliente Único ha escogido la polarización radical y ha vuelto a plantear la Federación Cuba/Venezuela: la fusión de ambas naciones bajo un único esquema político. Es la razón fundamental de la invitación extendida al Comandante de la Revolución para que nos visitara, a fin de explorar el camino hacia dicha nueva realidad “blindada”. Nadie más llamado que él, pues encarna el consenso de ambos hermanos para la sucesión al frente del timón de mando en la isla.

En efecto, los colegas de la Sala Situacional de La Habana (SSH) y sus mentores absolutos han llegado a la conclusión operacional que el estatus actual de Venezuela ya no es viable. Y si no es viable el de Venezuela, tampoco es viable el estatus de la isla, vigente por medio siglo. Es un asunto de sobrevivencia recíproca. Dicha decisión es criticable desde múltiples puntos de vista, y escandalizará con razón a tirios y troyanos. Varias bajas ministeriales lo atestiguan. Sin embargo, desde un análisis de equilibrio dinámico la conclusión es irrebatible. Si las dos bicicletas se tambalean—cada una por su cuenta—transformarlas en un andamiaje 4 x 4 debería proporcionar la estabilidad deseada.

La SSH ha procedido con toda urgencia a evaluar las condiciones objetivas para ejecutar dicho proceso. Ya ha informado a los involucrados de parte y parte que el camino se presenta lleno de baches, que ponen a prueba en grado máximo la capacidad de los conductores y del nuevo vehículo constitucional. En otras palabras: “¡OJO! No se trata de un fun-race”.

Por lo tanto, la SSH concluye, para iniciar el recorrido por la sabana abierta hay que domar ambos potros: el de la rebeldía de la juventud magnificada por el uso de las nuevas tecnologías, pues la “briosidad” de ambos factores pudiera hacer descarrilar el tan anhelado proyecto federativo.

EL MODELO CUBANO

¿Qué puede implementar el Comandante Valdés en Venezuela? En Cuba, él ha fijado como criterio “el uso racional y eficiente de Internet”. Es un eufemismo que difícilmente puede enmascarar la censura que padece el millón de internautas de la isla. A la gran mayoría se les permite sólo el acceso a la red “nacional” de los sitios gubernamentales, pues—claro está—“la utilización de Internet debe servir para defender la Revolución”. Y, para asegurar que así sea, hay un único proveedor de conexión y los cibercafés brillan por su ausencia. Para colmo, hay una agencia oficial que sirve de policía de los sitios, de los puntos de acceso y de los emails a fin de impedir el flujo de “mensajes subversivos”, ya que según el nuevo asesor del Cliente Único de la SSP, “Internet es una herramienta de exterminación global”, es decir de “penetración del imperialismo gringo”.

En Cuba existe una segunda red: la “internacional”. Está disponible en los hoteles reservados a los turistas, y desde hace algunos meses los cubanos están autorizados a usarla si pagan por una sesión el equivalente de lo devengado durante una semana laboral. Antes de que los ingenuos clamen victoria y procedan a la defensa de la supuesta “apertura progresiva”, es necesario tener en cuenta que en ella tampoco se permite el acceso a los sitios de la BBC, Le Monde, el Nuevo Herald y miles de otros.

En otras palabras, el modelo cubano no es aplicable en nuestro país. Los colegas de la SSP han pasado largas horas debatiendo el tema, pero finalmente el Comandante que “vino del frío” caribeño ha transado la discusión: en Cuba se permite la actividad de unos blogueros—siempre dentro de un marco delimitado, pues de lo contrario se aplica varios meses de cárcel. Además, desde hace un par de años no es delito poseer un PC, gracias a la magnificencia del gobierno. Sólo hay que tener algo de paciencia si se tiene una conexión personal, pues cualquier página de inicio—siempre que califique como “permitida”—toma decenas de minutos para descargar. El Comandante de la Revolución ha dictaminado: “Venezuela se encuentra en otra etapa del proceso revolucionario, el cual hay que imponerlo en una sociedad abierta”. El Comandante en Jefe está de acuerdo. y ha fijado al 2030 como plazo para culminar la instauración del socialismo en toda su plenitud victoriosa. O sea, que para dicha fecha Venezuela habrá alcanzado el elixir que Cuba hizo suyo a fines de la década de 1960.


EL MODELO DE IRÁN

El Comandante de la Revolución ha propuesto la aplicación de un modelo de censura y de control de los medios digitales, inspirado en un caso que se asemeja mucho más a nuestra dinámica bicentenaria: el modelo iraní. El Comandante en Jefe de la SSP lo ha hecho suyo sin chistar.

En Irán hay un porcentaje más significativo de internautas que en Cuba: unos treinta millones de una población total cerca de los setenta millones. La resistencia está en las calles y las protestas, concentraciones y marchas son masivas. En el último año, éstas han tenido como marco invalidar el manejo amañado de los resultados electorales. Además, existe un partido político bien organizado, con líderes visibles y aguerridos. El sistema neurálgico de la rebeldía es la comunicación vía los celulares y en especial los micro-mensajes vía Twitter® para así escapar a la censura. Estos permiten el envío de fotos de los acontecimientos en curso con toda instantaneidad y con alcance global, las cuales casi inmediatamente son reproducidas por multitud de sitios web, medios masivos convencionales y, para colmo, son “retuiteadas”. No es inusual que muchos de los jóvenes tengan más de dos mil “seguidores” en Twitter. El efecto viral es ilimitado y de hecho incontenible.

Obviamente, el gobierno iraní ha recurrido a “tumbar” el servicio de la telefonía móvil para impedir el “texteo”. Así mismo, ha procedido a aplicarle filtros a los sitios web de los partidos y organizaciones civiles y a neutralizar a Facebook y Twitter. Las conexiones satelitales han sido interrumpidas. El objetivo de los censores oficiales no es únicamente dificultar la difusión internacional de las noticias generadas en las protestas sino también impedir el uso de los celulares activados por los jóvenes para coordinar estrategias, organizar concentraciones, ubicar a estudiantes apresados y disponer de una inteligencia en tiempo real de los sucesos y de las respuestas de las fuerzas asignadas a la represión.


EL CASO VENEZOLANO

Venezuela, según cifras oficiales de Conatel, contaba en septiembre de 2009 con 8.293.734 usuarios de Internet, lo cual representa un 30.9% de penetración al compararlo con la población total. La cifra es importante, pero más lo es su crecimiento a partir del 2000, cuando éramos sólo 950.000 internautas para una penetración casi marginal del 4,1%. La difusión de la tecnología WIMAX para las transmisiones inalámbricas ha permitido un crecimiento de 50% interanual en cuanto a los usuarios de banda ancha.

No obstante, el factor imperante es la casi saturación de la telefonía móvil en todos los niveles de edad y grupos socioeconómicos. No es aventurado decir que cada venezolano nace con un celular en su mano. Este proceso coincide con el desplazamiento de la inter-conectividad a dichos instrumentos. Por ejemplo, es usual que los jóvenes tengan centenares de seguidores en su registro Twitter. Uno de los más perspicaces comunicadores sociales en Venezuela se aproxima velozmente al umbral de los 100.000 “seguidores”. Más aún, el número de aparatos Blackberry o BB en el país está cercano a un millón. Subir videos grabados con los celulares a YouTube es procedimiento fácil y práctica masiva. Esto permite que los sucesos puedan estar literalmente a la vista de todo el mundo. Estas consideraciones configuran una nueva dimensión comunicacional, imposible de controlar por el método de “coger las goteras”. Se requiere la aplicación de un apagón masivo de las centrales y servidores.

Por consiguiente, el Comandante de la Revolución ha señalado la adopción de varias acciones supletorias para el caso venezolano: un decidido y firme control de las manifestaciones públicas y la penalización de actos mediáticos que supuestamente atenten contra “la seguridad nacional” y “la estabilidad de las instituciones”. En esta dirección ya Irán dio el primer paso, al aplicar sanciones a quienes tuiteen o texteen para convocar concentraciones, marchas y reuniones públicas.

Mientras tanto, mis colegas en la SSP, en medio de su gran congoja, están obligados a escuchar sin cesar la música y letra de:

“Los marcianos llegaron ya

Y llegaron bailando rica-chá

Rica-chá rica-chá rica-chá

Asi llaman en Marte al cha–cha-chá”











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