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PAUL A.SAMUELSON: EL EINSTEIN DE LA ECONOMÍA

José Rafael Revenga
Diciembre 28, 2009


"Puedes llevar un caballo hasta el agua, pero no puedes obligarlo a beber. Puedes introducir dinero  en el sistema a cambio de bonos del gobierno, pero no hacer que el dinero circule  y se cambie por trabajos o mercancías. Puedes tentar a los hombres de negocios con tipos de préstamo baratos, pero no obligarlos a pedir dinero y gastarlo o invertirlo". Esta cita en apariencia banal pero llena no sólo de todo sentido común sino acompañada por un rigor matemático inédito se encuentra en una obra que revolucionó la ciencia de la economía y el ejercicio de su profesión:  Fundamentos de Análisis Económico publicada en 1947. 

TÉSIS DE DOCTORADO


De hecho, era el texto de la tesis de doctorado presentada en 1941 ante un jurado de la Universidad de Harvard que incluía a Joseph Schumpeter, Wassily Leontief y Alvin Hansen. El defensor del escrito era un joven de 25 años: Paul A. Samuelson (1915 – 2009) quien provenía de la Universidad de Chicago en donde estudió  microeconomía clásica y ya contaba con una Maestría de Harvard obtenida en 1936 al final de la Gran Depresión. Tal fue la calidad  de los razonamientos y el dominio de la aplicación de las matemáticas manifestados por Samuelson que al finalizar la larga exposición y después del interrogatorio formal, Schumpeter habló por el jurado examinador de tres miembros y exclamó: “Nosotros hemos pasado el examen.”
Samuelson fue el primer economista norteamericano en recibir el Premio Nobel en Economía (1970). Todavía más significativo es el hecho que desde su ingreso en M.I.T. como profesor asistente en 1940 a los veinticinco años de edad y en el cual permaneció como Profesor del Instituto hasta su muerte, formó varias generaciones de eminentes economistas entre ellos varios Premios Nobel quienes fueron sus estudiantes, colegas y amigos: Lawrence R. Klein (1980), Franco Modigliani (1985), Robert M. Solow (1987), Robert C. Merton (1997), Joseph Stiglitz (2001), George A. Akerlof (2001), Robert F. Engle III (2003) y Paul Krugman (2008). Christina Romer, presidente del Consejo de Asesores en Economía del Presidente Obama es discípula de Samuelson.

KRUGMAN Y STIGLITZ LO RECUERDAN


Paul Krugman comenta el 15 de diciembre del 2009 el fallecimiento de Samuelson acaecido dos días antes a sus noventa y cuatro años: “Ha habido puercoespines; ha habido zorros y hubo un sólo Samuelson. Según Isaiah Berlin los zorros son pensadores que conocen muchas cosas y los puercoespines son pensadores que conocen sólo una gran cosa. Lo que diferenció a Samuelson como un pensador en economía y lo que lo hizo único, en el pasado o en el presente, fue el hecho que él conocía –y nos enseño- muchas cosas grandes. Ningún economista ha tenido tantas ideas fundamentales.”
Joseph Stiglitz quien había ingresado al posgrado de Economía en M.I.T. en el otoño de 1963 para tener a Samuelson de tutor escribe en 2005: “Tuve la fortuna de estudiar bajo la guía de Samuelson… Como estudiante pienso que no hay mayor tributo que le pueda dar que el siguiente: Él fue el modelo de lo que es ser un economista, un modelo que me he esforzado por emular.”
La  vocación de Samuelson por la economía se cristaliza en enero de 1932 cuando escucha su primera conferencia como estudiante principiante en la Universidad de Chicago sobre un tema económico: la relación entre el crecimiento de la población y la pobreza según Thomas Malthus. De allí pasó a criticar lo que él denominó la “esquizofrenia” de muchos economistas de la época quienes se dedicaban a discutir los principios teóricos de la disciplina mientras masas de desempleados hacían colas para recibir una sopa caliente como único alimento del día.
Los entendidos explican que Samuelson adoptó la llamada teoría keynesiana como complementaria de la dinámica del mercado y así dio origen al “neokeynesianismo”. Sus debates personales y escritos contra las tesis de Milton Friedman (Premio Nobel 1976), con quien había trabado amistad cuando ambos estudiaban en la Universidad de Chicago, así como su refutación  del pensamiento de  Friedrich von Hayek, son legendarios. Samuelson insiste que el mercado no es perfecto ya que la información disponible no lo es y también por estar sometido a modificaciones institucionales. Argumentó una y otra vez la necesidad de establecer un marco regulatorio por parte de los gobiernos para controlar la actividad económica en manos privadas y evitar colapsos. Sin embargo, alertó igualmente sobre la hipertrofia de los gobiernos la cual los vuelve ineficientes y desatentos a las necesidades humanas. 

SACUDÓN EN MIT EN 1955

Todavía recuerdo la excitación que cundió en 1955 en M.I.T al aparecer una nueva obra del Profesor Samuelson: Readings in Economics. De inmediato me dirigí al “Coop” para obtener un ejemplar.  Ese mismo año, se dió a conocer la tercera edición de su obra magna Economics,  el libro de texto en economía de mayor éxito en la segunda mitad del siglo XX, traducido a más de veinte idiomas con unos cuatro millones de ejemplares vendidos, con diecinueve ediciones hasta la fecha y leído por decenas de millones de estudiantes, académicos y aficionados. En aquel entonces, Samuelson estaba por dar una charla de carácter general en el Kresge Auditórium y muchos concurrimos a ella a pesar de estar inscritos en Ingeniería pues su curso de Introducción a la Economía era obligatorio para todos. Samuelson era un  wunderkind quien compartía la popularidad otorgada por los estudiantes con Norbert Wiener, padre de la Cibernética, y el profesor de Ingeniería Eléctrica  “Doc” Edgerton, pionero en el uso de la luz estroboscópica en la fotografía de alta velocidad quien nos demostraba unos experimentos inverosímiles para la época de cómo obtener una imagen de una bala atravesando una baraja. Es fácil recordar lo ameno que resultó la charla de Samuelson, expresada en un estilo llano y con gran perspicacia. Es poco conocido el hecho de que la metáfora científica que aplica inicialmente Samuelson a la economía provenía del tratamiento matemático de la teoría cinética de los gases según Boltzmann y la termodinámica de Willard Gibbs. Sin embargo, al final de su vida derivó hacia una concepción más dinámica proveniente de los estudios sobre los organismos biológicos auto-organizadores.
En septiembre del 2000, Samuelson, Modigliani y Solow participan en el foro “La economía de los Estados Unidos: los últimos 50  años y los próximos 50 años” organizado por el Departamento de Economía de M.I.T. En esa ocasión Samuelson precisa que el principal problema que él veía para la década que se iniciaba era cómo calcular la media dorada entre lo que hay que respetar en el mecanismo de fijación de precios por el mercado y por el otro lado, lo que hay que reconocer a los gobiernos democráticos en su prerrogativa de intervenir en función del bienestar colectivo.
En su último artículo, Comienzo de una nueva era mundial  (www.elpais.es), publicado dos semanas antes su desaparición, Samuelson escribe:   
“La aplastante victoria electoral del presidente Barack Obama en 2008 evitó un desastre financiero mundial. Si el senador republicano John McCain hubiese ganado esas elecciones, el PIB actual de EE UU sería aún más bajo, con una diferencia de más del 15%. Y se habría producido una caída similar en la productividad mundial.”
Añade: “Iniciamos ahora una era en la que China hará que el liderazgo que ha ejercido EE UU desde 1950 hasta 2009 se quede cada vez más obsoleto. Sus hijos y mis nietos vivirán en esta época nueva y llena de desafíos. Veremos a China alcanzar a Japón y superarlo como la segunda economía con un mayor PIB total tras Estados Unidos. Luego, a menos que el liderazgo monopartidista de China salte por los aires, seguramente llegará el día en que el PIB total real de China supere al de EE UU. Una lástima. Pero ésa es la expectativa realista.”
En junio del 2009, seis meses antes de su muerte, concede una larga entrevista: “La Macroeconomía – aún con todos nuestros computadores y con toda nuestra información- no es una ciencia exacta y es incapaz de serlo. Puede ser mejor o puede ser peor, pero no existe una predictibilidad garantizada en estos asuntos.”
Después de setenta y ocho años dedicados al estudio y a la enseñanza de la economía Samuelson, inspirado en un decir de Winston Churchill sobre los políticos, le gustaba recordar que “los economistas tienen sobradas razones para practicar la humildad.”









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