26/11/16

EL PETRÓLEO: UN ACUERDO INELUDIBLE



José Rafael Revenga                                        Noviembre 27, 2016       

@revengajr

                                                                    
El viernes 25.11 registra la mayor baja en los precios del crudo ocurrida en los últimos dos meses. El hecho presagia la incertidumbre vigente a tres días de un posible acuerdo, por parte de los países miembros de OPEP, en torno a la restricción de la producción a fin de evitar la caída del valor de los marcadores internacionales.

Los contratos a futuro enmarcados en el Brent se situaron en $47,24/b para una caída de 3,59% mientras el WTI cayó a $45,88/b.

Lo que está en juego es determinar si la reducción de los niveles de producción va a ser consensual y si su aplicación es creíble.


Adicionalmente existe el escollo de la exigencia por parte de Arabia Saudí en relación a la participación de los productores no-OPEP en la aprobación del acuerdo.

Las últimas propuestas mencionan un recorte de 1,1 millones b/d por parte de OPEP y 600.000 b/d asignados a productores no-OPEP. La gran interrogante sigue siendo la postura de Irán la cual se resiste a clarificar su posición.

Sin embargo, el Ministro de Energía Bijan Namdar Zanganeh declaró:
“Si llegamos a un acuerdo, soy optimista que los precios aumentarán y la economía global require  esas condiciones”.

Señales optimistas


Una semana antes de la crucial reunión de la OPEP, programada para el miércoles 30.11, el Primer Ministro de Irak, Haider Al-Abadi anuncia estar de acuerdo para fijar un tope al precio del crudo y aun más, acepta un recorte de su producción. Su propio Canciller había comunicado, el día antes, la postura opuesta.

Como resultado del anuncio la expectativa a nivel mundial, en cuanto al resultado del evento en Viena, creció positivamente a pesar que los precios diarios no reaccionaron inmediatamente a la espera de la redacción final del documento.

En el mercado estadounidense, las ventas a futuro de crudo (CLc1) se estabilizaron en $47,96/b y en el mercado europeo el marcador Brent cerró en $48,95/b.

Ya el martes 22.11 el Ministro de Petróleo de Irak, Jabbar al-Luaibi, había afirmado:
“Las exigencias legítimas de Irak no deberían ser percibidas como un obstáculo para alcanzar un nuevo acuerdo para congelar la producción”.
Pero después del pronunciamiento iraní ahora luce factible el logro de una primera meta: la reducción de un millón b/d durante un período de seis meses. Esta dista mucho de ser una solución definitiva pero ayuda a reducir los inventarios abultados por la oferta excedentaria.



Una reducción de 1 millón b/d aumentaría los precios del crudo en $3/b. Si la demanda creciera en otro millón los precios ganarían otros $4/b.

Hay que tener en cuenta que el marcador WTI pierde $5/b entre el 20.10 y el 18.11 para situarse en $45/b lo cual anunciaba un probable descenso hacia los $40/b. Dicha situación presentaba un abanico de diversas amenazas para los múltiples intereses nacionales y transnacionales tantos públicos como privados.

En otras palabras, no hay nada tan aleccionador como asomarse al umbral del precipicio para asumir una postura colectiva resultante de la integral de la defensa de intereses individuales.

El resultado más positivo de la reunión de la OPEP mantendría los precios del crudo entre $45 y $50/b. No luce probable que los acuerdos logren rebajar el nivel total de la Organización a la meta física promovida por Arabia Saudí equivalente a 32,5 millones b/d la cual requeriría una rebaja del 2%  a nivel total.

Argelia, Qatar y Venezuela son los más activos promotores de un acuerdo en Viena.

El Ministro de Petróleo de Irán se pronuncia optimista y considera unos recortes como “altamente probables” después de conversar el 19.11 con el Secretario General de la OPEP: 
“Pienso que los miembros de OPEP honrarán el acuerdo e intentarán ponerlo en acción”.
Entre los numerosos ires y venires de los protagonistas de cómo llegar a una decisión colectiva cuando la toma de decisiones ya no obedece a la lógica de un cuartel, es relevante señalar la visita del Secretario General de la OPEP, Mohamed Barkindo, tanto a Venezuela como a Irán, en la búsqueda de un “mecanismo eficiente” para hacer aceptable y sujeto a supervisión la regulación de los niveles de producción.



La última declaración de Barkindo aumenta la percepción positiva de los traders y de los money managers en cuanto al resultado de Viena:
”It is highly likely that oil and energy ministers of the member countries of the Organization of the Petroleum Exporting Countries will reach an agreement on Nov 30”.
Este clima de una resolución positiva de la incertidumbre fue reforzado por un cambio de la estimación del precio futuro del crudo anunciada por el banco de inversiones  Goldman Sachs el cual ahora espera un promedio de $55/b para el primer semestre del 2017. La prospectiva anterior mencionaba un rango entre $45 y $50/b.
La dinámica real de los precios es, a la vez, reflejo y prueba,  de la positiva atmósfera de expectativas. Así el lunes 21.11 los marcadores mostraron un alza de casi 4% situándose el Brent en $48,91/b y el WTI en $47,49/b.



La credibilidad del acuerdo determinará su éxito
El desafío de los participantes en la reunión de Viena es cómo encontrar un lenguaje que transmita resolución en cuanto a la disciplina en la aplicación de los términos del acuerdo el cual no puede sino expresarse en términos vagos.
A solo dos días de la crucial reunión de la OPEP el 30.11 focalizada en decidir si  se aprueban un techo y una  posible reducción alícuota a los principales productores de crudo con la finalidad de evitar que los precios desciendan por debajo del nivel de $40/b, se multiplican las gestiones de consenso y las declaraciones optimistas.

En ese sentido, el Ministro de Energía de Arabia Saudí ha asumido las riendas protagónicas con las cuales intenta sembrar la idea que el consenso para aprobar una congelación sí puede lograrse y que la postura de Irán es susceptible de un acomodo:
“Irán no es un problema. Irán se encuentra en una solución particular y requiere un tratamiento particular. Ellos no se someterán a la misma regla para la reducción. Estudiaremos cual es la mejor solución para Irán.” (17.11.2016)

Expectativas


Desde mi atalaya de visión limitada considero que sí habrá  un acuerdo cuya carga real recaerá sobre los hombros de Arabia Saudí y de sus socios árabes del Consejo de Cooperación del Golfo.

El reto es hacer el acuerdo efectivo y sobretodo, creíble para los mercados a mediano plazo. Se acordará que algunos de los principales productores “congelarán” su nivel mientras otros procederán a una “reducción” real.

Si la combinación de intenciones más la aparición de hechos comprobables es suficientemente  creíble tendremos un “acuerdo” no tan amplio y serio como el esbozado el 28.09 en “Argelia”, principalmente promovido por el Reino Saudí, pero “acuerdo” en fin de cuentas.

¿Cómo cuantificar un nivel de producción total para OPEP para que el acuerdo tenga “músculo”? En Argelia el Reino Saudí propuso un rango entre 32,5 millones b/d y 33 millones b/d como tope para la producción de OPEP.

Dado que la producción actual de OPEP supera los 35 millones b/d, debido a incrementos generados en el último trimestre del 2016, la reducción para ser efectiva tendría que alcanzar unos dos millones b/d lo cual luce poco probable por lo cual algún ajuste benigno en las cifras oficiales de producción parecería necesario.

Es decir, se puede anticipar la fórmula del acuerdo por lograr según la siguiente ecuación: Arabia Saudí (500.000 b/d), otros integrantes del Consejo de Cooperación del Golfo (500.000 b/d) + declaraciones de apoyo por parte de Rusia, Irán e Irak de una eventual colaboración en mantener sus techos actuales deberían ser suficientes para situar los precios en un nivel de $50/b.

En el caso de Irak el aumento de 1$ en el precio del crudo significaría unos ingresos anuales adicionales de 1 mil millones de dólares. Un recorte de la producción en un millón b/d, por parte de OPEP, pudiera representar un alza de $5/b en relación al nivel actual.

El jueves 17.11 surge la formula de limitar el acuerdo a solo seis meses lo cual permitiría revisar los criterios cuantitativos para una posible renovación por otros seis meses. Este enfoque promete viabilidad en el sentido de lograr un consenso que admite una serie de excepciones pero su precariedad es su mayor debilidad frente a los inversionistas.
En todo caso, los productores involucrados se valdrían de un “acuerdo” que calmaría en algún grado a los mercados con la esperanza de lograr un re-equilibrio durante el segundo semestre del 2017.
El viernes 25.11 el Ministro de Energía de Rusia, Novak, enfatizó el compromiso de apoyar una congelación de la producción en los niveles actuales los cuales se encuentran en su mayor marca histórica. (https://goo.gl/2diL3r). En la práctica, este criterio significaría que Rusia dejaría de aumentar su producción en  unos 300.000 b/d  durante 2017.
OPEP ha propuesto la reducción de 500.000 b/d de parte de los productores no-OPEP.
Una apuesta borrosa



La dinámica de la reunión de la OPEP luce particularmente desafiante pero los principales protagonistas apuestan al optimismo mediante el hábil uso de lo que ahora se conoce como  “post-verdad”  según la cual una información proyectada más allá de su contenido real es interpretada como más creíble que el dato originario. En otras palabras, por minúsculo sea el “acuerdo”, él será interpretado como un logro mayor el cual se alcanzará en algún futuro no precisado.

Además, hay que considerar que el beneficiario más directo de una fijación de los precios del crudo en una banda de cinco dólares alrededor de los $50/B es la industria del “shale” en los EE.UU. y en otras naciones.

El “efecto Trump”


El “efecto Trump” puede avizorarse aun antes de su toma de posesión el 20.01.2017. El  presidente electo ha enfatizado la independencia energética, la flexibilización de las regulaciones aplicadas a las tierras federales y, por ende, la aceleración de la explotación del “shale oil”. 

Hay que añadir su propensión negativa a un aumento  de los precios del crudo especialmente cuando podrían favorecer a naciones de quienes ha expresado  poca simpatía verbal. Es necesario considerar de inmediato el impacto global sobre los precios del crudo de un aumento de hasta un millón de b/d por parte de USA en el 2017.

Una bandada de cisnes negros


EE.UU. anuncia el descubrimiento de un gigantesco yacimiento de petróleo y gas shale en la zona Wolfcamp, West Texas Permian Basin. Se estima que contiene 20 mil millones barriles de crudo.  Es tres veces el bien conocido campo Bakken el cual en la actualidad produce un millón de b/d. [ver]

Libia estima poder duplicar su producción actual en el 2017 lo cual la llevará a 1.200.000 b/d.




Pocos se percatan del radical cambio, ya en curso, que afecta la industria del crudo y del gas a nivel global. 

A no más tardar en cinco años el marco del negocio verá a los EE.UU. duplicar su actual nivel  de producción para alcanzar ochos millones b/d; Rusia ya tendrá una larga trayectoria como el primer productor mundial; Arabia Saudí intentará superar su nivel actual de 10 millones b/d; Irak hará lo posible por ofrecer una gran flexibilidad en sus arreglos contractuales pues requiere de 200 mil millones de dólares de los inversionistas internacionales para pasar de sus actuales cuatro millones b/d a por lo menos seis millones b/d  e Irak intentará acercarse a los nueve millones b/d.

Las “cinco naciones hermanas”


Es irremediable que el tablero de la industria vaya decantando cinco grandes productores –USA, Rusia, Arabia Saudí, Irán e Irak-  que representen más de la mitad de la producción mundial mientras el resto de las naciones pasan a ser “productores de segunda” con un nivel inferior a los dos millones b/d.

Todo esfuerzo de reconceptualización del marco de quien invierte, en dónde lo hace, con quien lo lleva a cabo y bajo cuales condiciones operacionales lo ejecuta se verá recompensado por el logro de un  nicho en una dimensión planetaria  en la cual reinan  “las cinco naciones hermanas”.





17/11/16

TRES PUNTOS DE IGNICIÓN: MOSUL (IRAK)> SANA (YEMEN)> y ALEPO (SIRIA)




José Rafael Revenga                                  Noviembre 20, 2016

  • ·       El Medio Oriente en estado de “guerra permanente”
  • ·       Trump inclinado a utilizar fuerza militar de alto impacto más allá de los  ataques aéreos vía drones
  • ·       Crisis humanitarias, “estados fallidos” y plataformas de conflagración en Irak, Siria y Yemen                                                                              
La geopolítica es un concepto disciplinario que se ha revitalizado recientemente dada las acciones de diferentes naciones de proyectar su dominio territorial sobre espacios terrestres o marítimos ajenos a su soberanía actual.

Así, por ejemplo, la reciente proyección de Rusia en la península de Crimea y la actual expansión de China en el Océano del Suroeste del Pacífico.

La noción también se aplica a intentos de ocupación territorial  de movimientos meta-nacionales tales como el  Califato en proceso de construcción desde el noroeste de África hasta Eurasia por el Estado Islámico de Irak y del Levante (Daesh) o ISIS.

La definición clásica del concepto “geopolítica” es de Nicholas J. Spykman (1942):
“Se trata de la ubicación geográfica de una nación y de sus relaciones con los centros de poder militar que definen su problemas de seguridad”.

En la presente nota utilizo el concepto de manera elástica y correlacionado con aquel denominado “geoeconomía” con el cual está obviamente entrelazado.

Me limito a una exploración muy incipiente del tema pero deseo resaltar cómo varios puntos de ignición –o flashpoints-  se han activado en el Medio Oriente para responder a intereses nacionales proyectados más allá de sus fronteras originales con el riesgo o el diseño de generar una conflagración regional y una escalada mundial.

Guerras de alto impacto y baja visibilidad

 Si la I GM fue caracterizada como una “guerra de trincheras” y la II GM pudiera ser etiquetada más bien como una “guerra de fronteras”,  a igual que la contienda Irán-Irak de 1980-1988 , la dinámica conflictiva actual entre las naciones podría ser descrita como una “guerra a distancia” dirigida a controlar las geografías estratégicas de diversas regiones.

Además, este formato de guerra se lleva a cabo por actos de terrorismo por doquier, por la tercerización de los combatientes y con una dimensión novedosa: la “guerra digital” vía el uso de las redes sociales y el “ciber ataque”.

En el trasfondo del alza de temperatura de los focos de ignición localizados yace la posibilidad de una nueva guerra a nivel mundial  con armas de destrucción con un potencial mortífero nunca antes visto.

La presente nota se centra sobre los “puntos flash” activados en Mosul (Irak), Alepo (Siria) y Sana (Yemen).

MOSUL (IRAK): “El mayor desastre humanitario”



Mosul es una ciudad de casi 2 millones de pobladores situada en el extremo norte de Irak a unos 400 km de la capital Bagdad. Fue  ocupada en junio 2014 por el ISIS para transformarla en el cuartel general de su dominio meta-nacional.

El éxito de la fulminante operación se debió a la debilidad del gobierno central, en manos de los chiíes, y al abandono por parte de las Fuerzas Armadas Iraquíes quienes se retiraron de la ciudad en pocos días acompañados por medio millón de habitantes de los cuales 100.000 cristianos.

A pesar del significado  de la pérdida de control de una quinta parte de su territorio, de la entrega de una importante infraestructura petrolera y de ataques aéreos iniciados por los EE.UU.  El Ejército Iraquí no se encontró en capacidad de iniciar una ofensiva terrestre para recuperar el control de la ciudad sino más de dos años después de la ocupación
.
Solo en el 16.10.2016 se inicia la “batalla de Mosul” mediante el ataque por parte de unas fuerzas armadas de casi cien mil efectivos con amplio apoyo logístico y de inteligencia tanto de los EE.UU. como de Francia.



La ofensiva había sido programada por el Pentágono para marzo del presente año pero dudas justificadas sobre la preparación y la motivación de las fuerzas regulares iraquíes obligaron a postponerla siete meses. En las acciones militares también participan Francia y Turquía.

Es preciso anotar la participación de Irán que desde julio 2014 desarrolla una intensa campaña de ataques aéreos y ha facilitado la presencia de entrenadores y asesores del Hezbolá para identificar los blancos militares pertenecientes a ISIS.

Desde el punto de vista militar, la batalla por Mosul enfrenta un bien equipado ejercito de 100.000 efectivos (Irak Security Forces ISF) con unos 5.000 yihadistas entrenados en guerra urbana y preparados a luchar casa por casa (close- contact warfare) con todo tipo de trucos tales como utilizar a la población civil como escudo humano, el uso masivo de carros bomba, la ejecución de pobladores que utilicen sus celulares supuestamente para brindar información al “enemigo”, kilómetros de túneles  y todo tipo de artefactos explosivos improvisados.

La toma de la ciudad estaría programada para culminar en máximo tres meses. No obstante, es altamente probable que la recuperación requiera más de seis meses lo cual de por sí constituiría un fracaso con miles de víctimas en la población civil.



En este sentido, el Lt. Gen. Abdul Wahab al-Saadi, comandante de las fuerzas elite contraterroristas afirma que a pesar de avanzar de manera continua se pueden requerir más de seis meses para ejercer un control efectivo sobre el casco de la ciudad.
  
En mi opinión hay una alta probabilidad que la “guerra de Mosul” no logre capturar el centro de la ciudad a pesar del uso de ataques aéreos sostenidos los cuales han destruido 50 carros-bomba y más de 80 túneles.

En la actualidad, los defensores están siendo asediados desde los cuatro puntos cardenales según los cuales están distribuidos diversas unidades especializadas. 

Por ejemplo, la participación de los guerreros kurdos peshmerga se concentra en el noreste de la urbe mientras el Servicio de Contraterrorismo  chiíta se dedica a tomar las pequeñas aldeas  al norte (Bawiza) y al este de la ciudad para luego infiltrarse progresivamente en el casco de Mosul.

Mientras tanto en el flanco sur de Mosul elementos de la Policía Federal Iraquí se encuentran a solo cinco km del Aeropuerto Internacional.
Las milicias chiíes denominadas Movilización Popular (Popular Mobilization Units PMU), apoyadas por Irán, capturan la ciudad de Tel Afar al oeste de Mosul y la base militar al suroeste lo cual le permitiría iniciar incursiones contra ISIS en Siria.

Parecería que los últimos avances han tenido éxito a partir del jueves 17.11 lo cual facilita utilizar el aeropuerto internacional a 45 kilómetros al oeste de Mosul como plataforma de apoyo logístico al cerco cada vez más estrecho alrededor del centro de la ciudad en donde se concentra la población civil.

Lo que está en juego es la fragmentación de  Irak en regiones gobernadas por autoridades militares turcas, kurdas e iraníes lo cual resultaría en la desaparición de las fronteras conocidas hasta hoy de una población mayoritariamente suni gobernada por un gobierno de los chiíes.



En la partición inminente del territorio iraquí hay que tener en cuenta los objetivos del gobierno de Turquía, presidido por Recep Tayyip Erdogan, quien tiene como rival al Partido de los Trabajadores del Kurdistán el cual buscar ampliar la extensión de su dominio territorial ocupando la ciudad de Sinjar y anexarla al Kurdistán.

Las fuerzas militares de Irak y de la coalición de 15 naciones liderada por los EE.UU. tomó más de dos años para entrar en acción lo cual permitió la consolidación de ISIS en Mosul y en el norte del país. Tal pasividad ha permitido a ISIS ampliar sus pretensiones territoriales de un “nuevo califato” y conducir operaciones terroristas desde California hasta Turquía.

El éxito de la operación actual centrada en la retoma de Mosul no está garantizado pues los yihadistas tienen como rehenes a más de un millón de pobladores.



YEMEN: En el umbral del abismo

La situación en Yemen es un claro ejemplo de un conflicto que se prolonga en el tiempo, más de 20 meses, y de un “punto-relámpago” que se transforma en un factor catalizador de una conflagración que involucra a varias naciones en su región la cual amenaza en convertirse en una guerra transnacional entre varias alianzas militares post-territoriales.

En marzo 2015 Arabia Saudí decidió integrar una alianza con varias naciones árabes para enfrentar a las milicias armadas de los Houthis (o Hutíes) -un grupo rebelde chíi- las cuales decidieron generar una guerra civil en Yemen desde su zona territorial en el norte del país para apoderarse de la nación y lograr el control de la capital Sana y del palacio presidencial en enero 2015.

La sublevación se inicia a raíz de la “primavera árabe” en el 2011 la cual motivó protestas públicas masivas en la capital Sana que terminaron derrocando al presidente Ali Abdullah Saleh.

Para ese entonces ya el Pentágono había destacado un grupo de operaciones especiales que tenían como blanco la neutralización de una amplia sucursal de Al-Qaeda, enquistada en las colinas del oriente de Yemen, la cual aprovechó la inestabilidad política reinante para abrir otro frente de operaciones.


En consecuencia, más de 10.000 personas han perdido la vida y otras 37.000 han sufrido heridas graves. Además, hay tres millones de desplazados y una crisis humanitaria sin par que afecta a unas veinte millones personas.

Los rebeldes Houtis se auto-denominan “Apoyadores de Dios” (Ansar Allah) y representan una secta minoritaria  dentro la religión Chíita.

Lo que se inicia como una insurgencia popular contra un gobierno corrupto y opresor  se transformó en una amenaza regional dada la extensa frontera de mil seiscientos kilómetros que comparte Yemen con Arabia Saudí cuya monarquía es predominantemente Suni.







No hizo falta mucho tiempo para que el Reino considerara que los Houtis, al apoderarse de Yemen, se convertían en un perfecto instrumento para que Irán asediara militarmente a Arabia Saudí en su frontera sur.

De inmediato el Reino se concentra en estructurar una alianza integrada por Qatar, Kuwait, Jordania, Sudán, Senegal, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Marruecos, Egipto, Francia y los EE.UU. la cual de inicio a una guerra de alta intensidad que a pesar de varios esfuerzos para acordar una tregua está lejos de extinguirse.

La propia Arabia Saudí inicia ataques aéreos (Operación Tempestad Decisiva) con más de cien aviones en marzo del 2015 y traslada un importante número de piezas de artillería a su flanco suroeste.






Todos los acontecimientos de la guerra en Yemen están enmarcados en el enfrentamiento entre chiíes y suníes pero más fundamentalmente en la rivalidad militar y política entre Irán y Arabia Saudí por el predominio en el Medio Oriente.

La potencialidad para desencadenar un enfrentamiento catastrófico queda evidenciada en la capacidad de los rebeldes de disparar misiles balísticos tierra-tierra con más de 500 kilómetros de alcance con los cuales pueden impactar buena parte de la infraestructura de la industria petrolera saudí.

A fines de octubre el gobierno Saudí acusa a los rebeldes de disparar un misil hacia la ciudad sagrada de La Meca el cual fue interceptado y destruido según las fuentes oficiales.

Los Houties niegan haber considerado a La Meca como un blanco militar y argumentan que el misil impactó el aeropuerto internacional de Jedda.
De cualquier manera, el hecho por resaltar es el intercambio de lanzamientos misilísticos entre ambas fuerzas lo cual conducirá a una violencia terminal.



ALEPO (SIRIA): Más allá del infierno

Si los “puntos flash” de Mosul en Irak y Sana en Yemen han permanecidos incandescentes durante dos años, más trágicamente incompresible es la situación de Siria la cual perdura desde hace seis años y cuyo símbolo nefasto es la destrucción de la ciudad de Alepo, el principal centro financiero e industrial de Siria.

Hoy en día las fuerzas rebeldes, controladas por ISIS y Al-Nusra, ocupan la parte este de la ciudad mientras los kurdos están presentes en dos zonas en el norte de la urbe y los militares oficialistas apoyados por milicias chiíes dominan el sector occidental.






La postura estratégica de la administración Obama ha sido la de una pasividad que paradójicamente ha alimentado a llamados grupos rebeldes los cuales se identifican con una filial de al-Qaeda (al-Nusra) y ha facilitado la permanencia de ISIS que ha convertido al norte de Siria en su base de operaciones mediante el control de Alepo en el noroeste  vecina a Turquía y casi a la misma latitud que Mosul en Irak.

La justificación exhibida por Washington ha sido su política de derrocar al régimen del Presidente Bashar al-Assad.


Tropas elite de Syrian Arab Army  (SAA) al mando del presidente al-Assad penetran en el sur de Alepo

Dado el resultado de las elecciones del 08.11 en los EE.UU. hay que introducir en el mapa mental del análisis prospectivo la afirmación de Trump en torno a la colaboración de los EE.UU. con Rusia para aniquilar a ISIS en Siria y como rebote apoyar al gobierno:
“A mí no me cae bien en absoluto el Presidente al-Assad pero Assad está matando a ISIS, Rusia está matando a ISIS e Irán está matando a ISIS”.
Rusia decidió intervenir en Siria en septiembre 2015. Desde entonces ha fortalecido su presencia en el puerto de Taurus al norte del Líbano, ha establecido bases militares en territorio sirio incluyendo aeropuertos, y hace unas tres semanas envió su único portaviones (Almirante Kusnetzov) a posicionarse frente a la costa mediterránea de Siria para utilizar sus MIG-29 en los ataques aéreos.



Dicho razonamiento, compartido por las tres naciones, resulta en un implacable asedio compuesto por miles de ataques aéreos sobre Alepo y sobre las “fuerzas rebeldes democráticas” hasta hace poco apoyadas por los EE.UU. El costo, en términos de bajas de la población civil, frecuentemente utilizada como escudos humanos por los yihadistas, es dramático.

NOTA

@revengajr

13/11/16

UN CISNE NEGRO SOBREVUELA LA CASA BLANCA Y LA OPEP

Daniel Yergin,, experto de la energía a nivel mundial, opina sobre Trump y el mercado petrolero
 [VER video en ventana nueva] 

NOTA: La Teoría de Cisne Negro se refiere a los sucesos inesperados de gran magnitud, consecuencia y su papel dominante en la historia. Estos hechos, considerados atípicos extremos, colectivamente juegan roles mucho más grandes que los sucesos regulares.

Ver: ¨Lo inesperado: el cisne negro al acecho¨



José Rafael Revenga                                          Noviembre 13, 2016
Una agresiva política energética promovida por el presidente Trump focalizada en el aumento de la explotación de los recursos domésticos, principalmente el shale oil, fortalecerá de manera exponencial el impacto de ese vector en la industria a nivel mundial.
Como ejemplo, Trump promete reactivar el gigantesco oleoducto transcontinental Keystone XL que transporta las arenas bituminosas de Canadá hasta la costa tejana del Golfo de México. La administración Obama lo rechazó en 2015.
Otro importante oleoducto denominado Dakota Access Pipeline será aprobado por la administración Obama a pesar de haber sido rechazado hasta el presente. Obviamente, el inminente (20.01.2017) acceso al poder de parte de  Trump ha motivado la reversión inmediata de varios proyectos al tener en cuenta que en todo caso serían aprobados en cuestión de semanas. Las empresas asociadas a este proyecto contribuyeron financieramente a la campaña de Trump.
Seguramente, una de las primeras acciones del gobierno de Trump sería el rechazo al acuerdo multinacional firmado con Irán y por lo tanto la aplicación de nuevas sanciones unilaterales  que limitarían la expansión de la producción. 
El acuerdo fue aprobado por una resolución del Consejo de Seguridad de las NN. UU. después de una negociación llevada a cabo por China, Francia, Alemania, Gran Bretaña , Rusia y los EE.UU.
No hay que descartar que la nueva administración  en Washington pueda introducir restricciones que limiten la venta del crudo iraní con lo cual impulsaría de alguna manera los precios  y se alinearía con Arabia Saudí en el intensamente conflictivo tablero del Medio Oriente lo cual, paradójicamente, fortalecería las relaciones con Israel.
Trump declaró que “renegociaría” el  “desastroso  acuerdo” lo cual lo llevará a endurecer las sanciones unilaterales.

OPEP y el “Cisne Negro”: la necesidad de una nueva estrategia
Frente al nuevo inquilino de la Casa Blanca la reunión de la OPEP, programada para el 30.11 en Viena, se ve obligada  a procesar una nueva variable en una atmosfera ya llena de escepticismo en cuanto a la probabilidad de firmar un acuerdo que limite los niveles de producción de varios de los principales productores de crudo.
La visión a largo plazo:
OPEP tumba $20/b a su previsión del precio del crudo para el 2020 al colocarlo en solo $60/b
A corto plazo:
El WTI registra $45,50 el 09.11.2016 mientras el 19.10 marcaba $52,22. De no llegar la OPEP a un acuerdo regulatorio en el 30.11, los precios del crudo buscaran perforar el piso de  $40/b.
La semana cierra el 11.11 con un Brent  de $45,24/b lejos del nivel de $54/b generado por el acertado manejo mediático a raíz de la reunión del 28.09 en Argelia. El WTI valido para el mercado estadounidense se colocó algo por debajo de $44/b.
El promedio de la “cesta venezolana” correspondiente a la semana 07.11-11.11 se redujo en $1,68/b para ubicarse en $37,46/b.
La producción de OPEP alcanza el record histórico de 33,8 millones b/d abultando la existente sobreabundancia de la oferta y un millón por encima de la meta del “acuerdo de Argelia”.
El aumento correspondiente a octubre fue de 230,000/B lo cual representa una flagrante contradicción con las intenciones propuestas verbalmente hace seis semanas.
OPEP estima que el desequilibrio actual entre oferta y demanda es 1,1 millón b/d el cual espera desaparezca progresivamente en el 2017
Los productores de crudo no-OPEP contabilizarán un promedio de 62,9 millones b/d durante 2017. Un aumento de 400.000 b/d en relación al 2016
Una pre-visión limitante
La  Agencia de Información de Energía (EIA/USA), en su Short Term Energy Outlook para noviembre, estima que la meta para equilibrar oferta y demanda debe ser una reducción de OPEO a 33,17 millones bd/d. Adicionalmente prevé un aumento promedio de 320.000 b/d para la producción no-OPEP para el 2017 de los cuales 140.000 b/d provendrán de los EE.UU.
L a EIA calcula un precio promedio de $43/b para el Brent hasta el cierre del 2016 y de $51/b durante 2017. El WTI se colocaría un dólar por debajo en ambos períodos.

Para complicar un panorama sombrío el último informe mensual de la International Energy Agency (IEA) [Ver] da a conocer  que la demanda mundial crecerá durante el 2017 a un ritmo de 1,2 millones b/d, menor que el proyectado hace pocos meses.



La marcha hacia el 30.11 en Viena

La reunión formal de la OPEP en Viena (30.11) tendrá que llegar a un difícil acuerdo de regular los niveles de producción de crudo de sus 14 miembros y de los principales productores.
La probabilidad de lograr un entendimiento creíble, factible y significativo son bajas a menos que la vista desde el umbral del precipicio obligue a ello.
Un nuevo informe penumbroso de OPEP (pre-Trump)
OPEP da a conocer la mas reciente entrega de su acreditado informe World Oil Outlook (WOO) el martes 08.11. Sorpresivamente, dada la parsimonia informativa de la Organización, el contenido del reporte, con unas 400 páginas, desinflará la burbuja de expectativas optimistas y de declaraciones esperanzadoras que han prevalecido durante los últimos cuatro meses en el mercado petrolero mundial y que han servido, a duras penas, a sostener los principales marcadores cercanos a $50/b.

El Wall Street Journal reporta lacónicamente pero con precisión el radical cambio en la prospección:
“Oil prices won’t rise as much as was previously forecast, the Organization of the Petroleum Exporting Countries said on Tuesday, as demand won’t rise as quickly as once thought, while petroleum supplies will be ample.”
El hecho que el WOO [ver] sale a la luz pública a solo tres semanas de la crucial reunión formal programada para el 30.11 en Viena, no puede sino aumentar su impacto negativo sobre las negociaciones y las posturas estratégicas asumidas por las principales naciones productoras tanto las 14 que son miembros como los productores no-OPEP tal como Rusia.
Desde los primeros días de noviembre se ha clarificado progresivamente el profundo desarreglo que afecta la conciliación de los intereses individuales en criterios comunes por parte de los principales productores.
A la espera de la posibilidad de un acuerdo intensamente manoseado por una estrategia mediática centrada en sembrar expectativas positivas, se le ha contrapuesto la exigencia de Irán e Irak de quedar eximidos de cualquier congelación o reducción impuesta a los niveles de producción a fin de evitar una nueva caída de los precios.
Para el trasfondo inmediato del conflictivo clima generado a partir del anuncio de la intención de concluir un acuerdo el pasado 28.09 en Argelia ver nota #1 y nota #2.  
La negatividad generada por la nueva apreciación de parte de OPEP depende en primer lugar de la disminución del marcador OPEP (OPEC Reference Basket ORB) para el 2017. Su estimación el año pasado fijaba un promedio de $60/b para el 2016 y $65/b para el 2017. Además, proyectaba un aumento de $5/b cada año para ubicarse en $80/b en 2020.
La nueva realidad entrevista al cierre del 2016 es significativamente mas negativa: el ORB promedio para el 2017 es ahora $45. Es decir, $20/b inferior al valor previamente asumido. Y el pronóstico para el 2020 es solo $60/b en comparación con los $80/b.
Estas hipótesis dibujan un panorama de gigantescas repercusiones en todos los protagonistas de la industria a nivel mundial los cuales se verán obligados a transformar sus modelos de negocios y de desarrollo  a escala nacional
El informe utiliza como marcador del valor del crudo la llamada “cesta OPEP” o, mas técnicamente, ORB. Si bien no existe una estricta correlación de los valores de dicho marcador con los más frecuentemente utilizados tales como el Brent y el WTI, históricamente el ORB se sitúa a unos $5/b por debajo lo cual colocaría al WTI en $55/b y la “cesta venezolana” algo por debajo de $50/b para el 2020. La extrapolación para el 2017 fijaría el promedio para la “cesta venezolana” alrededor de $40/b.
Las previsiones de la OPEP se fundamentan en supuestos aun mas agoreros pues calcula un crecimiento de la demanda de solo 1,1 millón b/d al pasar de 94,2 a 95,3 millones b/d mientras supone que la producción de OPEP se estabilizará en 33 millones b/d lo cual no refleja el ritmo real de crecimiento que en octubre supera los 33,500 millones b/d y probablemente se sitúa en 34 millones b/d debido a los aumentos en Libia y Rusia.

La OPEP alerta:
El Secretario General de la OPEP, Mohammed Barkindo, declara recientemente que si la Organización no fuera capaz de implementar el “acuerdo” conversado en Argelia en torno a una reducción a 32,5 millones b/d, se desencadenarían “consecuencias negativas para la situación ya frágil de la industria”.
El Secretario añade:
“El fracaso en actuar conjuntamente con nuestros colegas y amigos no-OPEP en concordancia con el acuerdo de Argelia prolongará aun mas este período de crecimiento muy bajo, este período de inestabilidad en el mercado y empujará el proceso de re-equilibrio más lejos”.

El WSJ editorializa:
 “El total de las exportaciones de OPEP hace que la escala del recorte de la oferta, necesaria para estabilizar los precios, a ser discutida por los miembros del grupo a fines de noviembre luzca cada vez mas desafiante”.
Los centros bursátiles del globo acusaron inicialmente una pronunciada baja en el valor de acciones y bonos a causa del triunfo de Trump y de las expectativas de un decrecimiento de la economía mundial y una reducción de la demanda de crudo.
Mientras Irán acelera sus proyectos  el aumentar la producción en tres importantes campos vecinos  a la frontera con Irak el Ministro de Energía, el Ministro de Energía Saudí enfatiza el domingo 13.11 que OPEP debe finalizar el acuerdo de reducción el cual se torna tanto mas improbable debido al incumplimiento de su espíritu por parte de varias naciones productoras.

El mismo presidente de Irán afirmó:

“La producción de crudo al oeste de Karoun (los campos de North Azadegan, Yadavaran y Yaran) debe alcanzar un millón b/d. Esta es una meta realista, y nosotros necesitamos inversiones y tecnología”.

Una nota final

El experto conocedor de la energía a nivel mundial, Daniel Yergin, describe la nueva dinámica por surgir:
[the Trump victory] "adds to the challenges for the oil exporters because it likely leads to weaker economic growth in an already fragile global economy, and that means additional pressure on oil demand."


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