José Rafael Revenga Febrero 01, 2015
jrrevenga@gmail.com
@revengajr
- ¿Grecia fuera de la Eurozona?
- La deuda soberana de Grecia equivale a 177% de su PIB
- Grecia ha recibido de la Eurozona casi 250 millardos de euros desde mayo 2010 para evitar su naufragio financiero
- El partido de la izquierda radical SYRIZA gana las elecciones el 25.01 y el joven Alexis Tsipras es el nuevo primer ministro
- El nuevo gobierno propone no cumplir con los pagos y rechazar la austeridad
- Podemos (España) y SYRIZA partidos "hermanos"
- Alemania se afianza en su propuesta de austeridad
Un joven (40 años) dirigente político griego, Alexis Tsipras, y su partido Syriza (Coalición de la Izquierda Radical), tienen el diseño, y quizás el potencial, de poner en jaque al modelo de austeridad para la Unión Europea promovido por la Canciller Angela Merkel de Alemania. El nuevo primer ministro, a partir de las elecciones del pasado domingo 25.06 está dispuesto a correr el riesgo de fraccionar a la misma Eurozona.
La mayoría en el Parlamento
A raíz de la
victoria determinante de Tsipras con 149 escaños de un total de 300 -sin
conseguir la mayoría neta de 151 diputados- en las elecciones del pasado
domingo 25.01 sobre su contrincante, el primer ministro Antonis Samparas del
partido Nueva Democracia, los
estrategas del mundo financiero europeo –principalmente el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea- y de las
principales instituciones financieras mundiales focalizan todo su empeño en
prospectar la ruta a acorto plazo que asumirá el nuevo gobierno.
Los resultados oficiales son Syriza: 36,34%; Nueva
Democracia: 27,81%. El resto se distribuye entre 5 partidos entre ellos el
derechista Griegos Independientes el
cual forma coalición con el ganador para añadirle 13 escaños y por
consiguiente, le permite obtener la mayoría en la Asamblea con 162 de 300
diputados.
La primera
reunión institucional en base a los ministros de finanzas europeos tuvo lugar
en Bruselas el lunes 25 y martes 26 inmediatamente después del resultado
electoral.
Las posiciones antagónicas
Samparas,
ganador en las elecciones del 2012, condujo su campaña electoral advirtiendo
las amenazas que representaría la victoria del iconoclasta Tsipras:
“Nos conducirá
al punto en donde tengamos que pedir préstamos de nuevo. Syriza no va a cambiar a
Europa pero si lograra que Europa se vuelque contra Grecia…El BCE nos cortará
toda liquidez como ocurrió con Chipre...Sería un suicidio nacional”.
Frente a esas
acusaciones Tsipras estructuró su mensaje binario al enfatizar:
“El futuro de Europa no está en la austeridad sino en la dignidad y la cohesión… La deuda nacional no solo es insoportable, objetivamente no puede ser repagada. No tendremos un colapso catastrófico ni tampoco aceptaremos seguir de rodillas”.
A pesar de la
bipolaridad de los pronunciamientos políticos, hay una zona de negociación
posible cuya eficacia deberá confirmarse antes del próximo verano. El partido Syriza acoge en su dirección a un grupo
importante de “pragmáticos” los cuales, ya distanciados de la contienda
electoral, insistirán en una negociación a fin de mantener a Grecia dentro de
la Eurozona a pesar de eliminar buena parte de la austeridad impuesta a fin que
“los griegos puedan respirar”.
El fracaso de la austeridad
Las
negociaciones no serán fáciles y se puede conjeturar que en los próximos seis
meses en varias ocasiones las dos partes encontradas estarán al borde de la
ruptura o mismo se cancelaran.
Por ejemplo, un
miembro del directorio del BCE abrió fuego el lunes 25.01 al declarar:
“Está absolutamente claro que nosotros no podemos aprobar ninguna reducción de la deuda que afectaría los títulos griegos en posesión del BCE. Eso es imposible por razones jurídicas”.
En cifras, el
BCE posee 27,2 millardos de euros en papeles negociables de la deuda helénica.
De esas obligaciones, se vencen 3,5 millardos de euros el 20.07 y una cantidad
igual en agosto. Tsipras tendrá que decidir si cumple con la obligación lo cual
depende del progreso en las negociaciones por realizarse durante los próximos
cinco meses.
El primer
ministro saliente, Antonis Samparas` concluyó un pacto con la troika multilateral para reestructurar
la deuda soberana de €320 millardos lo cual le obligo a imponer una austeridad
basada en el recorte del gasto público y el control de las gigantescas
evasiones de los diversos impuestos.
Para muchos
griegos el modelo los ha hundido en una nueva o mayor miseria a raíz del
despido de 150.000 empleados públicos y la reducción del salario mínimo en un
22%.
Los datos son
espeluznantes para una nación que ha estado varios años bajo la tutela de la
tripartita un millón trescientos mil personas, o sea el 28% de la fuerza de
trabajo, se encuentran desempleadas; el poder de compra ha disminuido en casi
40% en los últimos cinco años y un 32 % por debajo del umbral de la pobreza.
Para colmo, una tercera parte de la población carece de seguro social. En
total, Grecia ha perdido un 25% del valor de su PIB para el 2008.
El programa de
gobierno de Tsipras insiste sobre el apoyo a los menos favorecidos entre los
cuales están 230.000 hogares que sufrieron el corte de sus servicios de agua y
electricidad en 2013 por no poder pagar sus consumos.
La debilidad del euro
El proceso que
sacude a Grecia coincide con una debilidad profunda de la Eurozona -manifestada
por la reciente devaluación del euro frente al dólar- la cual Mario Draghi,
presidente del BCE, trata de aliviar mediante la emisión mensual de 50
millardos de euros para comprar papeles emitidos por la banca oficial de las
naciones europeas. El programa de rescate de emergencia fue presentado el 22.01
en Frankfurt y se extiende hasta el 2016.
La troika supervisora –integrada por
representantes del Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el BCE-
aprobó la entrega de 110 miles de millones de euros a Grecia en mayo del 2010
para evitar su bancarrota y el efecto de contagio sobre Irlanda, Portugal,
España e Italia.
La gigantesca ayuda fue insuficiente debido al ocultamiento por parte del gobierno de las cifras reales de la crisis. En el 2012, a partir de la victoria de Samparas y de su partido Nueva Democracia, la troika se vio obligada a entregar otros 130 miles de millones de euros con la contrapartida de un estricto régimen de austeridad fiscal.
Las elecciones griegas coincidieron, no felizmente, con
el anuncio del BCE de inundar con el equivalente de $1,2 billones la oferta para
la compra de papeles emitidos por los 19 miembros de la Eurozona para frenar el
retroceso económico de varios países en contracción acelerada incluida Francia.
El euro cayó el mismo domingo 25.01 del 2015 a un
valor de $1,1169 impensable hace pocos meses y el más bajo desde el 2009.
El manejo para preservar la estabilidad del euro y a
la vez frenar el poco estudiado y mal comprendido proceso de deflación en el cual los precios de
bienes y servicios entran en un descenso en espiral, desafían el acierto de los
más competentes economistas y ministros de finanzas europeos. Por ejemplo, en
España en diciembre pasado los precios declinaron en 1,1% en comparación con un
año antes. La caída fue la sexta en meses sucesivos.
Los tiempos
apremian
Dentro de este contexto, Tsipras tiene que lograr
ejecutar un triple salto: renegociar la deuda, ampliar los programas de alto
impacto social y obtener nuevos fondos. Su mensaje no se dirige solo a los
griegos. Tal como lo dijo en su discurso al conocer los resultados finales:
“Es una victoria para toda la gente de Europa que luchan contra la austeridad que está arruinando el futuro común de Europa”.
El proceso de la búsqueda de una solución parcial y
progresiva con los acreedores debe iniciarse ya debido a que los fondos de
rescate que ha recibido Grecia desde el 2012 se agotan a finales de este mes.
Seguramente ambas partes intentarán acordar un breve puente por varias semanas
mientras encaran las condiciones de la negociación.
Tsiparas puede optar por diferir el vencimiento de las
obligaciones y, al mismo tiempo, cumplir con sus promesas de reducir impuestos,
aumentar el gasto público e incrementar el salario mínimo.
Joseph Stiglitz se
pronuncia
Varios economistas de talla mundial, incluyendo al
Premio Nobel Joseph Stiglitz, proponen cancelar parte de la deuda para
brindarle a Grecia la oportunidad de “un nuevo comienzo”. Los 18 firmantes
proponen:
·
un periodo de gracia de hasta 5 años para reanudar los
pagos posteriormente solo si la nación supera el 3% de tasa de crecimiento
·
una reducción de la deuda bilateral con el BCE
·
el acceso a nuevos créditos para invertirlos en
proyectos de exportación.
Europa se ha convertido en un conjunto de naciones sin
direccionalidad colectiva, desconectadas de su propia civilización y
estremecida por actos terroristas cometidos por sus ciudadanos convertidos al
yihadismo, el discurso del nuevo primer ministro griego evoca una resonancia
inmediata más allá de sus partidarios afines tales como el movimiento de Podemos capitaneado por Pablo Iglesias
en España -quien acompaño a Tsipras el día de cierre de campaña el 22.01- y el
italiano Cinco Estrellas liderado por
Beppe Grillo en Italia.
El efecto contagio
La suerte de Grecia genera reverberaciones en toda
Europa, principalmente en España dada la amistad entre Pablo Iglesias,
secretario general de Podemos y Alexis Tsipras.
No obstante no hay que esperar ninguna coalición entre
ambos partidos a pesar de la presentación pública de Iglesias en el cierre de
la campana de Tsipras. Tampoco hay que esperar ninguna imitación de las recetas
operacionales. Dicho eso, ambos dirigentes, sus seguidores y el corazón de los
mensajes si crearan de manera convergente una atmosfera de rechazo a Alemania y
a la política de austeridad que intenta imponer en toda la Eurozona. Iglesias
lo expreso así:
“Los griegos van a tener un Gobierno griego por fin y
no un delegado de Angela Merkel”.
El impacto de un default
por parte de Grecia será potencialmente más psicológico que financiero sobre la
estructura de la Eurozona. La
pertenencia a la organización ya no sería considerada como “irrevocable” sino
“transitoria” y el efecto contagio atemorizaría a los prestamistas oficiales.
Además, añadiría a la vulnerabilidad del euro.
El economista jefe de Syriza, Euclid Tsakalotos, declaró a principios de semana a la BBC:
“Si Grecia cae y es removida de la Eurozona – la Eurozona colapsará. Dijimos desde un principio que la Eurozona peligra, pero no por culpa de Syriza …está en peligro por las mismas políticas de austeridad”.
Habrá una línea muy delgada por cruzar entre la
negociación y la confrontación. Tsipras menciona que su nuevo gobierno “estará
listo para cooperar y negociar por la primera vez con sus pares una solución
viable, justa y mutuamente beneficiosa”. El lenguaje diplomático es conocido
por su ambigüedad y oportunismo. Si bien la declaración deja una rendija
abierta, ella es bien angosta.
El Fondo Monetario Internacional no tardó en dar a
conocer sus criterios. Su directora ejecutiva, Christine Lagarde, dio a conocer
su posición el lunes 26.01:
“Hay reglas internas de la Eurozona que Grecia debe respetar. No podemos establecer categorías especiales para tal o tal país”.
Lo que está en juego en el caso griego se extiende a
una coincidencia emergente entre los partidos de extrema izquierda y los de
extrema derecha en Europa. Es decir un nacionalismo duro.
Grecia vs Alemania
El conflicto no es tanto el de Grecia contra la
Eurozona sino de Grecia contra Alemania a la cual le debe casi 70 millardos de
euros recibidos como parte del ya agotado “paquete de rescate”. La cancillera
Merkel insiste en un programa de austeridad para toda la Unión Europa como
salida del decrecimiento, del desempleo estructural y de la deflación que
impacta a varias de las economías más importantes de la Eurozona.
En sus primeros días de gobierno transcurridos la
semana del 26.01 el nuevo primer ministro ha revertido las líneas principales
del plan impuesto por la troika. Se propone reincorporar a 300.000 empleados
públicos, elevar los sueldos mínimos, cancelar las privatizaciones de las
empresas.
Dichas medidas representan un desafío directo e
inmediato a las políticas financieras conservadoras no solo de Alemania sino de
las influyentes Holanda y Finlandia.
Otras naciones se oponen a cualquier flexibilización
con respecto a una quita o recorte de la deuda griega al tener en cuenta que se
han visto obligadas a someterse a la estricta dieta alemana. Entre estas se
ubican España -a la cual Grecia le
adeuda casi 30 millardos de euros- Portugal e Irlanda.
El talón de Aquiles de Tsipras es su coalición con su
nuevo socio en el gobierno –los Griegos Independientes (ANEL)- el cual comparte
la postura anti-austeridad pero se encuentra a las antípodas al considerarse un
partido de extrema derecha. Los trece escaños aportados que le permitieron s Syriza configurar una mayoría neta en la
Asamblea pudieran evaporarse a muy corto plazo lo cual obligaría a fijar la
fecha de un nuevo proceso electoral. Esto sería la antesala del caos pues la
única fuerza que puede aglutinar la mayoría de la opinión y de la fuerza
política es la nueva izquierda.
La complejidad
reina en el tablero
Una de las novedades generadas por el triunfo de Syriza es un acercamiento acelerado de Grecia con la Federación Rusa la
cual es su mayor proveedor de gas. Grecia no aprueba las sanciones de la Unión
Europea contra Rusia debido a su presencia en Ucrania. Esta dinámica
amalgamaría la dimisión netamente financiera con una política casi-militar.
El nuevo canciller es bien conocido por
ser filoruso. Además, no es descartable que Grecia no solo se salga de la
Eurozona sino que pudiera abandonar a la OTAN y ofrecerle a Rusia el manjar de
bases navales en el Mediterráneo.
El campo de maniobrabilidad a la disposición de Tsipras incluye la reducción de la deuda, o en todo caso, la extensión de los plazos de pago. A pesar de las declaraciones radicales de los entes multilaterales debe existir un margen de flexibilidad para ejercer esta opción. Si esta fracasara, Tsipras puede optar por no pagar pero sin retirarse de la Eurozona.
Europea agoniza; Grecia nace
La ultima opcion es la de una confrontacion abierta cuyos desenlaces son imprevisibles a raiz de un cumulo de sanciones las cuales serian impuestas por la tecnocraca euroburocracia". Al mismo tiempo, el virus del impago se inyectaría no solo en las naciones del Mediterráneo Norte sino en la propia Gran Bretaña antes del cierre del 2015. El euro quedaría volatilizado.El peor de los desenlaces se evitaría si algunos importantes actores conciliatorios logran su propósito.
Por ejemplo, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz se reunió la semana pasada en Atenas con Alexis Tsipras. La atmósfera de la reunión fue altamente positiva y el nuevo primer ministro presentó un detallado plan para controlar la generalizada evasión impositiva.
Tsipras comentó:"Estamos negociando con nuestros socios europeos para garantizar que encontremos una solucion mutuamente aceptable".
A pesar de algunas buenas intenciones, el proceso conciliatorio puede atascarse por factores externos que precipitarían la debacle de las finanzas helénicas empezando por la iliquidez bancaria dado que a partir de diciembre el retiro de los depósitos alcanza la cifra de 14 millardos de euros.
Por ejemplo, la agencia calificadora internacional Fitch alertó que de no llegarse a un acuerdo antes del próximo 15.05, procedería a degradar su indicador sobre la salud de la economía griega.
Grecia no se encuentra sola en este combate espartano. El presidente de Francia, Francois Hollande celebró con entusiasmo el triunfo de Syriza al verlo como un aliado en su propia lucha contra las imposiciones fiscales impuestas por la Comisión Europea. Lo mismo hizo Marine Le Pen líder del derechista Frente Nacional.
En fin de cuentas, el ideal romántico de una unidad supranacional europea expresada en una moneda común puede venirse abajo si deja fuera a Grecia, cuna de Europa.
El campo de maniobrabilidad a la disposición de Tsipras incluye la reducción de la deuda, o en todo caso, la extensión de los plazos de pago. A pesar de las declaraciones radicales de los entes multilaterales debe existir un margen de flexibilidad para ejercer esta opción. Si esta fracasara, Tsipras puede optar por no pagar pero sin retirarse de la Eurozona.
Europea agoniza; Grecia nace
La ultima opcion es la de una confrontacion abierta cuyos desenlaces son imprevisibles a raiz de un cumulo de sanciones las cuales serian impuestas por la tecnocraca euroburocracia". Al mismo tiempo, el virus del impago se inyectaría no solo en las naciones del Mediterráneo Norte sino en la propia Gran Bretaña antes del cierre del 2015. El euro quedaría volatilizado.El peor de los desenlaces se evitaría si algunos importantes actores conciliatorios logran su propósito.
Por ejemplo, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz se reunió la semana pasada en Atenas con Alexis Tsipras. La atmósfera de la reunión fue altamente positiva y el nuevo primer ministro presentó un detallado plan para controlar la generalizada evasión impositiva.
Tsipras comentó:"Estamos negociando con nuestros socios europeos para garantizar que encontremos una solucion mutuamente aceptable".
A pesar de algunas buenas intenciones, el proceso conciliatorio puede atascarse por factores externos que precipitarían la debacle de las finanzas helénicas empezando por la iliquidez bancaria dado que a partir de diciembre el retiro de los depósitos alcanza la cifra de 14 millardos de euros.
Por ejemplo, la agencia calificadora internacional Fitch alertó que de no llegarse a un acuerdo antes del próximo 15.05, procedería a degradar su indicador sobre la salud de la economía griega.
Grecia no se encuentra sola en este combate espartano. El presidente de Francia, Francois Hollande celebró con entusiasmo el triunfo de Syriza al verlo como un aliado en su propia lucha contra las imposiciones fiscales impuestas por la Comisión Europea. Lo mismo hizo Marine Le Pen líder del derechista Frente Nacional.
En fin de cuentas, el ideal romántico de una unidad supranacional europea expresada en una moneda común puede venirse abajo si deja fuera a Grecia, cuna de Europa.
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