José Rafael Revenga Agosto 18, 2013
El proceso político en Egipto se agotó. Las jugadas de ambos bandos denotan que cada uno considera que hay ventajas en el fracaso de una salida negociada. El desenlace: dos bandos en guerra y Egipto sin salida. La frágil gobernabilidad nuevamente garantizada pro tempore por un régimen militar.
Por un lado, los Hermanos Musulmanes, desplazados del gobierno con la intervención de las fuerzas armadas el pasado 03.07 y el encarcelamiento, desde hace 6 semanas, del ahora ex-presidente Mohamed Moursi, ven la desaparición de la autocracia fundamentalista basada en la Ley Sharia en cuya implementación había avanzado Moursi durante el año de su permanencia en la máxima jefatura.
Por otra, las agrupaciones religiosas con partidos políticos como el Nour, los movimientos civiles de protesta como "Rebelión" (Tamarod), responsable de la caída del presidente general Mubarak en febrero del 2011, ven con gran desconfianza la llegada de un nuevo régimen de fuerza militar bajo el mando del jefe del estado mayor general Fattah-al Sissi.
¿Quién queda? Una burocracia civil, el numeroso movimiento rebelde que hizo de la plaza Tahrir el símbolo de la "primavera árabe" y del derrocamiento de la dictadura del general Mubarak, algunas pequeñas organizaciones partidistas sin expresión religiosa y los cristianos coptos quienes de manera reiterada han sido objeto de actos terroristas perpetrados por miembros de la Hermandad.
Sobre todos ellos yace un estamento militar propietario de la mitad de las unidades de producción de bienes y servicios de la economía egipcia. La junta militar apostó en febrero del 2011 a dirigir una transición que culminó en la elección presidencial de junio del 2012. Ésta resulto en un nuevo ensayo de dictadura, ahora religiosa, contra la cual millones de manifestantes se organizaron a partir del 30.06 pasado.
El acontecimiento desencadenante fue la remoción por fuerza, el miércoles 14.08, de los manifestantes radicales quienes ocupaban dos plazas (Rabaa al-Adaweya y al-Nahda) en el noreste de Cairo y se habían negado a desalojarlas después del ultimátum dado por las fuerzas armadas el domingo 11.08. Oficialmente se contabilizan 638 víctimas -entre ellas 43 oficiales de la policía- y miles de heridos. Las cifras reales seguramente superan las mencionadas.
La mayoría de las fuentes informativas internacionales han utilizado el término de "masacre" causada por las fuerzas de seguridad sin contar que ese mismo días 36 iglesias cristianas coptas fueron atacadas. Once de los templos destruidos estaban localizados eb la ciudad de Mynia en el Alto Egipto.Los cristianos coptos ortodoxos representan el 10% de la población total egipcia de 84 millones.
Además, dos edificios gubernamentales fueron incendiados en Giza por los miembros de la Hermandad y actos similares tuvieron lugar en Alejandría y en Fayyoum.
Estos eventos indujeron a las fuerzas armadas a proclamar, el jueves 15.08, un estado de emergencia por 30 días, un toque de queda (desde las 7:00pm hasta las 6:am, hora local) y el anuncio que combatirían "las acciones terroristas y los sabotajes".
A su vez, los miembros de la Hermandad, juraron el mismo jueves:
"Seguiremos presionando hasta que hagamos caer a este golpe militar".El vocero de la Hermandad, Gehad El-Haddad, declaró el jueves 15.08.
"Varios de los directivos de la Hermandad están presos. Después de los golpes y los encarcelamientos y muertes, enfrentamos enormes emociones que no se dejan guiar por nadie... Ya no se trata de Moursi. ¿Vamos a aceptar una nueva tiranía militar o no?".Un claro ejemplo de la fragmentación de la constelación de la opinión política en Egipto es la postura condenatoria del Movimiento Salafista y de su brazo político el Partido Nour en cuanto al uso de la fuerza para desmontar las dos grandes concentraciones pro Mursi. A pesar de haber apoyado la remoción del presidente Mursi hace mes y medio, ambas organizaciones condenaron la violencia desatada al desmantelar los dos campamentos de los Hermanos.
¿Hay salida? Las fuerzas armadas regresarán al formato del interinato militar con prolongada aplicación del período de emergencia similar al que estuvo vigente desde la caída de Mubarak en febrero del 2011 hasta junio del 2012 al celebrarse las primeras elecciones en la historia de Egipto.
Durante esos meses se debatió públicamente la conveniencia democrática de legalizar el brazo político de la Hermandad representado por el partido "Libertad y Justicia¨. Sus máximos dirigentes religiosos y civiles profesaron la intención de gobernar en un esquema pluralista el cual se vino abajo cinco meses después que Mohamed Moursi asumiera la presidencia el 30.06.2012 al decretar una autocracia religiosa lo cual dio origen a las marchas y concentraciones de millones de personas a partir del domingo 30.06.2013.
Los militares intervienen el miércoles 03.07 después de haberle dado un ultimátum de 48 horas al presidente Moursi para ampliar la representatividad de su gobierno y desistir de la aplicación de las leyes islámicas fundamentalistas.
Ahora, un lento descenso en el caos está en marcha. Los enfrentamientos ocurridos el viernes 16.08 tomaron una faz diferente a la de la represión militar frente a la marcha de los manifestantes. En esa ocasión diferentes grupos de civiles dispararon unos contra otros en el distrito Zamaiek. Numerosas estaciones de policía fueron asaltadas.
Mientras tanto, los militares acordonaron con tanques y barricadas la célebre plaza Tahrir, símbolo de la lucha por las libertades civiles, para evitar el choque entre los integrantes de la marcha y el pequeño grupo de personas anti-Moursi que acampan allí como símbolo de la resistencia anti-Moursi. Efectivamente, los militares han tomado el control de las principales plazas públicas a fin de evitar las concentraciones.
¿Qué se puede prever?
EL JEFE MILITAR
Es difícil visualizar otra formula de control del orden público y gobernabilidad del país que la de un gobierno militar prolongado asistido por una burocracia convencional y dispuesto a aplicar medidas represivas sin límites. En la acera de enfrente, la Hermandad ha declarado que mantendrá sus acciones de resistencia "pacífica" las cuales asumirán la forma de marchas frecuentes y, lamentablemente, actos terroristas dirigidos a las instalaciones gubernamentales y a los templos de la minoría cristiana copta.
Hoy en día, el jefe de facto de Egipto, el general Abdul Fattah al-Sisi, fue miembro del alto mando militar y dirigió los servicios de inteligencia a la caída de Mubarak. El presidente Morsi procedió a nombrarlo su ministro de defensa.
El general al-Sisi hace poco declaró que los EE.UU. habían abandonado a Egipto al no oponerse al propósito de Morsi de instaurar una autocracia religiosa fundamentalista anclada en la ley islámica sharia, cuyo código de leyes y normas de conducta es supra-constitucional. La afirmación del general al-Sisi acusando al gobierno del presidente Obama de inacción y desatención fue inequívoca:
"Ustedes le dieron la espalda a los egipcios y ellos no lo olvidarán".
Por esa razón, seguramente el general al-Sisi no le da gran importancia a la suspensión de los ejercicios militares entre las fuerzas armadas de ambas naciones ni a la amenaza de la suspensión de la ayuda anual de 1.300 millones para los gastos del Ministerio de Defensa. Dicha postura ha colocado a Washington fuera de juego sin la capacidad de influir en uno de los más espinosos asuntos geopolíticos que enfrenta la región con inmediatas consecuencias globales.
Los países que han apoyado financieramente al régimen del general al-Sisi y que tienen tracción para incidir sobre la marcha futuro del gobierno son: Arabia Saudí, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos.
Para hoy, domingo 18.08, los seguidores pro-Morsi han programado una serie de protestas públicas. Entre ellas la más importante frente al edificio de la Corte Suprema Constitucional en la zona sur de el Cairo. Preventivamente, las fuerzas de seguridad rodearon el edificio y ocuparon las vías de acceso.
Después de los rezos del mediodía, sorpresivamente se canceló la demostración convocada por los Hermanos y el jefe militar general al-Sisi declaró:
"En Egipto hay espacio para todos y estamos ansiosos de salvar toda gota de sangre egipcia".
El general instó a quienes apoyan al presidente depuesto, a excluir la violencia de sus protestas. Y añadió:
"La seguridad del Estado permanecerá como el principal objetivo del ejército, la polícia y el pueblo egipcio".
El sabado 17.08 la ola de violencia recorría de nuevo el país:unos 80 muertos y mas de 600 heridos. Los manifestantes pro-Morsi ocuparon una mezquita en el centro de el Cairo y la convirtieron en refugio que las fuerzas de seguridad terminaron por desalojar. Al mismo tiempo, el consejo de ministros se reunía para debatir sobre si se procedía a la ilegalización del movimiento de los Hermanos y su expresión partidista "Libertad y Justicia".
No hubo anuncio al respecto pero es bien probable que esa sea la única opción para impedir que en unas elecciones previstas para dentro de 6 meses, dicho partido -el mejor organizado-vuelva a triunfar y de nuevo Egipto se encuentre bajo la tutela de los islamistas fundamentales.
Un vocero de las fuerzas armadas dijo:
"Tenemos el apoyo del pueblo. Ahora todos están en contra de ellos [los Hermanos] pues los ven como una organización terrorista armada sin ningún futuro como un factor político".
Mientras tanto los radicales yihadistas en todo la región se han activado para cumplir con el precepto religioso de ir a la guerra para extender la ley de Dios.
El general Abdul Fattah al- Sisi, jefe de Egipto PARA NO OLVIDAR: PROTESTAS ANTI-MORSI Y CONTRA EL GOBIERNO DE LOS HERMANOS MUSULMANES (01-03.07.2013)
jrrevenga@gmail.com
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