10/7/11

APRENDER A ESCRIBIR POR ERNEST HEMINGWAY




José Rafael Revenga                             Julio 10, 2011  

“No es asunto de los críticos literarios que uno tenga que aprender a escribir. Déjenlos pensar que uno nació aprendido”.(EH) 

Así se expresó alguna vez uno de los "maestros" de la narrativa en lengua inglesa del siglo XX. Su obra se fusiona con su vida legendaria y ésta a la vez alimenta buena parte de su incisiva forma de expresión literaria.  Se inició en el oficio de periodista, a igual que García Márquez, para después pasar a escribir cuentos y a los 27 años publicar una de sus más grandes novelas: Fiesta (The sun also rises).

Siempre me ha llamado la atención  de cómo se llega a ser un "gran escritor" y en qué consiste serlo. En nuestro medio venezolano los hay y los hay muy buenos. Sin embargo, surgen por cuenta y talento propio. Son escasísimos los programas de formación en tan exigente e indispensable oficio. Recurro a EH para señalar algunos de los rasgos que deben acompañar la actitud existencial subyacente a perfeccionar el arte de ser un "buen escritor" definido como se comentó acerca de Balzac: " es alguién quien dice todo lo que quiere decir, quien dice solo lo que quiere significar y quien lo dice exactamente de acuerdo a su intención":

“Inventar a partir de lo conocido significa generar invenciones que son verdaderas. Todo hombre debe tener en sí mismo un detector activado que lo alerte de lo que no es sino pura m…..   Si vas a escribir tienes que averiguar qué es lo que no te sirve. Parte de eso lo aprenderás rápidamente y entonces sabrás lo que es bueno para ti”.

“En  ´El viejo y el mar´ yo sabía dos o tres cosas acerca de la situación, pero no conocía cual sería el cuento. Yo no sabía mismo si ese enorme pez iba a picar el  anzuelo para complacer al viejo hombre cuando empezó a dar vueltas olfateando la carnada. Yo tenía que seguir escribiendo, inventando a partir de lo que yo conocía. Uno rechaza todo lo que no sea, o no pueda ser completamente, verdad. Yo no sabía lo que iba a ocurrir ciertamente en ´Para quién doblan las campanas´ o en ´Adiós a las armas ´. Yo estaba inventando”.

Para EH escribir era una especie de competencia con los grandes  autores “clásicos” a los cuales dedicó largas horas de estudio para aprender de ellos y luego intentar superarlos o como dice en el próximo párrafo se trataba de ganarles en una pelea de boxeo:

“Empecé muy tranquilo y le gané al señor Turgenev. Después entrené muy fuertemente y le gané al señor Maupassant. He empatados dos veces con el señor Stendhal, y en la última creo que le saqué una pequeña ventaja. Nadie va a lograr que me suba a un ring de boxeo con el señor Tolstoy  a menos que esté loco o siga mejorando”.


Como respuesta a una pregunta que le fue dirigida mil y una veces en relación a cuál era su estilo, su método de trabajo EH respondió:

“Eso es algo que uno debe aprender acerca de si mismo. Lo importante es trabajar todos los días. Yo trabajo desde alrededor de las 7 hasta el mediodía. Después voy a pescar o nadar o cualquier otra cosa que quiera. La mejor manera es detenerse cuando uno marcha bien. Si uno hace eso, jamás se bloqueara. Y yo ni pienso ni me preocupo hasta que vuelvo a empezar a escribir el próximo día. De esa manera, tu subconsciente seguirá trabajando sobre el tema todo el tiempo, pero si te preocupas, tu cerebro se cansará antes de que vuelvas a empezar. Pero trabaja todos los días. No importa lo que haya ocurrido el día o la noche antes levántate y muerde el clavo”.

“Una buena conversación con buena gente siempre es estimulante, especialmente después del trabajo. Uno puede hablar sobre la escritura en general, acerca de palabras, y cuando está aprendiendo y uno confía y respeta a otro escritor, él te puede ayudar con el lápiz azul [de corrección] y de otras maneras –pero nunca hables acerca de lo qué estas narrando en el momento. Si lo haces, nunca lo escribirás. Echarás a perder la frescura, al soltarlo por la boca saldrás de él contándolo en vez de escribiéndolo. Los escritores deben trabajar solos, y después hablar”.
En una famosa entrevista de 1954, EH explicita su “estilo” personal en cuanto a su trabajo como escritor:

“Cuando estoy trabajando en un libro o en un cuento, escribo todas las mañanas tan pronto después de la primera luz como me sea posible. No hay nadie que te disturba y hace fresco o frío y me acerco a la tarea y me voy calentando en la medida en que escribo. Leo lo que he escrito, y como uno se detiene [el día antes] en el momento en que uno sabe  lo que va a ocurrir después, uno puede arrancar desde allí. Uno escribe hasta el momento en que todavía dispone de energía y sabe lo que va a pasar,  uno se detiene y trata de vivir hasta el próximo día cuando uno le vuelve a dar…Cuando te detienes estas tan vacío, y al mismo tiempo nunca del todo pues te estás llenando, así como cuando haces el amor con alguien a quien quieres. Nada te puede hacer daño, nada te puede ocurrir, nada significa nada hasta el próximo día en que lo vuelves a hacer. Es la espera hasta el próximo día la parte más difícil de soportar”.
“Siempre re-escribo todos los días hasta el punto en que me detuve. Cuando todo está terminado, naturalmente uno lo repasa. Tienes otra oportunidad de corregirlo y escribirlo de nuevo cuando otra persona te lo escribe a máquina y uno lo ve en limpio. La última oportunidad la brinda la corrección de las pruebas. Uno agradece contar con esas diferentes oportunidades… Yo re-escribí el final de  ´Adiós a las armas´, la última página, treinta y nueve veces hasta que quede satisfecho…”

“… [en cuanto a qué puede ser el mejor entrenamiento intelectual para quien quiera aspira a ser escritor] digamos que él debe salir y ahorcarse porque encuentra que escribir es imposiblemente difícil. Después debe ser despedazado sin misericordia y forzado por sí mismo a escribir tan bien como pueda por el resto de su vida. Por lo menos tendrá el cuento de su ahorcamiento para comenzar”.

“El problema que tiene un escritor no cambia. Él mismo cambia, pero sus problemas permanecen los mismos. Siempre se trata de cómo escribir verazmente y una vez encontrado lo que es verdadero, proyectarlo de tal manera que se convierte en parte de la experiencia de la persona que lo lee”.

“No hay nada más difícil de hacer que escribir bien y debido a la dificultad, las recompensas bien sea que lleguen temprano o tarde, usualmente son muy grandes. Si las recompensas llegan temprano, el escrito a menudo será arruinado por ellas. Si llegan demasiado tarde, probablemente él se encontrara amargado. Algunas veces llegan solo después de su muerte y entonces no lo pueden fastidiar. Pero dada la dificultad en lograr una obra verdadera y perdurable, un buen escritor de verdad siempre está seguro de un reconocimiento eventual”.

“Los buenos escritores de verdad siempre son recompensados bajo casi cualquier sistema de gobierno que ellos toleren. Hay solo una forma de gobierno que no puede producir buenos escritores, y ese sistema es el fascismo. Porque el fascismo es una mentira contada por  matones. Un escritor que no se presta a mentir no puede vivir ni trabajar bajo el fascismo”.


Con frecuencia EH se refería a su teoría del témpano de hielo o “iceberg” para develar el secreto de cómo escribir prosa de valor: 

“Si un escritor de prosa conoce suficiente aquello sobre lo cual escribe, entonces él puede omitir cosas que él conoce y el lector, si el escritor escribe con suficiente veracidad, sentirá esas cosas tan fuertemente como si el autor las hubiera pronunciado. La dignidad del movimiento de un iceberg es debido a que solo una octava parte está por encima del agua”.

El 25 de octubre de 1954 el jurado del Premio Nobel dio a conocer que había otorgado el premio a Hemingway. “El hombre viejo y el mar” había aparecido dos años antes. Hemingway no pudo hacerse presente ese próximo 10 de diciembre en la ceremonia de entrega y en el banquete formal. Tuvo que recurrir a solicitar al embajador estadounidense que lo representara y que leyera el discurso de aceptación  (hacer click para escuchar la lectura por el propio EH) que había preparado.  Es una densa reflexión sobre lo que implica ser fiel al oficio de escribir ficción:


"Ningún escritor  quien conozca los grandes escritores que no recibieron el premio puede aceptarlo sino con humildad. No hay  necesidad de mencionarlos. Cada uno de los aquí presentes puede elaborar su propia lista de acuerdo a su conocimiento y a su conciencia".

"Sería imposible que yo le pidiera al Embajador de mi país que leyera un discurso en el cual un escritor dijera todas las cosas que están en su corazón. Éstas pueden no estar inmediatamente discernibles en lo que un hombre escribe, y en esto a veces él es afortunado; pero eventualmente ellas se vuelven bastante claras y por ellas y por el grado de alquimia que él posee él perdurará o será olvidado".

“Escribir es, en el mejor de los casos, una vida solitaria, Las organizaciones que agrupan a los escritores mitigan la soledad del escritor pero dudo que mejoren sus escritos. Él crece en la apreciación del público en la medida en que se deshace de su soledad y a menudo su obra se deteriora. Pues él debe ejercer su oficio solo y si es un escritor suficientemente bueno él debe enfrentar la eternidad, o la falta de ella, cada día”.

“Para el escritor auténtico cada libro debe ser un nuevo comienzo en el cual él intenta una vez  más por lograr algo que está más allá de lo conseguible. Él siempre debe intentar realizar algo que nunca ha sido logrado o que otros han intentado y han fracasado. Entonces a veces, con mucha suerte, el tendrá éxito”.
“Cuan sencillo sería la escritura de obras de literatura si solo fuera necesario escribir de otra manera lo que ya ha sido bien escrito. Es porque hemos tenido tan grandes autores en el pasado que un escritor es impulsado mucho más allá de donde puede ir, allá en donde nadie lo puede ayudar”.
          “He hablado demasiado para un escritor. Un autor debe escribir lo que tiene que decir y no hablarlo.
          De nuevo les doy las gracias”.


En 1964 se publica póstumamente  París era una fiesta (A moveable feast) en el cual EH rememora con toda nostalgia su vida con su primera esposa Hadley en París entre 1921 y 1926. En el 2010 el hijo Patrick y el nieto Sean, lanzan una segunda edición “restaurada” más ceñida al manuscrito.  


El título que se le asignó inicialmente a la obra en castellano es, en mi criterio, deficiente pues EH no pretendía localizar la “fiesta” solo en París pues él tenía en mente una fiesta movible ya que a París la conservaba y rememoraba en el más profundo de su ser estuviese en donde estuviese. De allí que EH procede a redactar el manuscrito después de más de tres décadas de sus vivencias pues “es una fiesta que nos sigue”.   (Ver el video a continuación al hacer click)



"Todos los buenos libros tienen una cosa en común –son más veraces 
que si hubieran sido realidad". (EH)
jrrevenga@gmail.com


3 comentarios:

  1. Este cambio de paso en tu blog es refrescante y muy bienvenido. A tu estupendo estudio, quiero contribuir con una escueta recomendación de Hemingway a los escritores: "Escribe borracho; edita sobrio".

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  2. Lo escribí pensando en un amigo que tiene una obra en marcha. Afortunamente el tiempo que se suele pasar editando es más corto que el que uno dedica a escribir.

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  3. Estupendo repaso, recomiendo el libro "Sobre la escritura" F. Scott Fitzgerald. El del mismo editor sobre EH "On writing" no está en español. Un saludo.

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