José Rafael Revenga Noviembre 15, 2010
Hay amplia evidencia de que Europa como cuna integradora y plataforma de proyección de la cultura de la “Cristiandad” con aspiraciones globales ha extraviado, desde por lo menos hace dos décadas, sus raíces cristianas sembradas hace unos quince siglos y en consecuencia, permanece sujeta a los bandazos de un secularismo creciente.
Si bien el referido diagnóstico es compartido consensualmente, no lo es así su valoración. Muchas voces autorizadas lo consideran una profunda calamidad y una tragedia sin explicación. Sin embargo, otros lo asocian positivamente con la liberación de la razón humana de ataduras trascendentales.
LA INVASIÓN DEL INTEGRISMO ISLÁMICO
Sea la una o la otra valoración la más acertada, el hecho es que Europa enfrenta el emerger de una invasiva cultura religiosa integrista representada por el islamismo. En efecto, la penetración de los creyentes musulmanes los cuales, sin reconocer la intermediación de ninguna estructura eclesiástica jerárquica, preconizan una relación directa del fiel con el camino de Alá dado a conocer por su profeta Mahoma.
Si bien el proceso de descristianización de Europa se inicia en fecha difícil de precisar, como todo cambio de mentalidad, en la segunda mitad del siglo XX, es únicamente en el 2004 cuando recibe la notificación formal al no incluirse ninguna mención de las raíces cristianas en el preámbulo de la Constitución de la Unión Europea.
CARDENAL RATZINGER: “SENZA RADICI”
El 13 de mayo del 2004, el entonces Cardenal Ratzinger se dirige al Senado italiano para exponer “Las Raíces Espirituales de Europa: Ayer, Hoy y Mañana." Es una de las primeras versiones del mensaje medular que acompañará su trayectoria como Santo Padre hasta el presente.
Coincidentalmente, el día anterior, el filósofo secular y presidente del Senado, Marcello Pera, dictaba una conferencia en la Pontificia Universidad Lateranense en la cual afirmaba:
“El mundo está lleno de preocupación pero también de hipocresía. Hipocresía de parte de la gente que no ve el mal ni lo menciona para evitar involucrarse, para evitar aparecer como rudos. Son quienes proclaman media-verdades y dejan implícitas las restantes para evitar asumir responsabilidades. Estas son las consecuencias paralizantes de lo que se denomina lo políticamente correcto… …Yo lo rechazo”.
El conocimiento reciproco por parte de los dos conferencistas de las posiciones de cada quien, condujo a un intercambio epistolar y luego a la preparación de un libro entre ambos.
En noviembre del 2004 aparece la publicación la cual hará marca en la comprensión y la toma de posiciones frente al desenraizamiento en cuestión: Senza radici: Europa, relativismo, cristianesimo, islam.
La autoría es compartida por Marcello Pera –entonces Presidente del Senado italiano y dirigente del partido “Forza Italia”- y el Cardenal Joseph Ratzinger –antes de su investidura como Santo Padre-. Los dos concuerdan en cuanto a la necesidad de una renovación espiritual y una profundización moral que imparta significado a los avances tecnológicos, económicos y sociales.
La autoría es compartida por Marcello Pera –entonces Presidente del Senado italiano y dirigente del partido “Forza Italia”- y el Cardenal Joseph Ratzinger –antes de su investidura como Santo Padre-. Los dos concuerdan en cuanto a la necesidad de una renovación espiritual y una profundización moral que imparta significado a los avances tecnológicos, económicos y sociales.
El senador Pera considera que el Occidente padece una enfermedad: el relativismo o su equivalente: no hay verdad absoluta ni valores morales objetivos. Está mal visto, es “políticamente incorrecto” hacer prevalecer una opinión sobre otra”. La tolerancia lo prohíbe. Por consiguiente, estamos desarmados frente al Islam pues según el neo-pacifismo, no hay verdad alguna que merece ser defendida hasta el sacrificio.
El legislador italiano propone que el escape al ocaso sea una “religión cristiana no confesional en la cual creyentes, bien sean laicos católicos y protestantes- y paradójicamente no-creyentes”, se afilien al conservar ciertos valores emanados de una convivencia histórica sin confundir fe y moral ni Estado con Iglesia como en la religión musulmana.
EL PENSAMIENTO DE RATZINGER
El cardenal Ratzinger converge con la posición anterior pero la dramatiza al mencionar la auto-destrucción de la conciencia europea al renegar sus fundaciones morales y religiosas. La Cristiandad esta desmoronándose y no le llega a la gente, continua Ratzinger.
A continuación señala que parte de la culpa reside en la Iglesia porque ha perdido demasiado tiempo al discutir detalles. El comunismo finalmente se vino abajo pero no sólo por su debilidad económica sino sobre todo por su renuncia “a las certezas primordiales del hombre en relación a Dios, a sí mismo y al universo”.
El cardenal alemán asiente a la propuesta del senador italiano:
“Ci sto. Alleiamoci contro il relativismo. Lavoriamo insieme per questa base cristiana della società”.
Esta “religión civil” nascerá del encuentro entre personas que tengan viva la exigencia religiosa sobre la cual se funda la misma democracia.
En una homilía dada en la Catedral de San Pedro en abril del 2005 -antes de asumir el pontificado- el Cardenal Ratzinger redondea su pensamiento:
“A quienes tienen una fe clara, según el Credo de la Iglesia, a menudo se les aplica la etiqueta de fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es decir, el dejarse llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina parece ser la única actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus antojos».
EL EUROISLAM
Algunos exploran la posibilidad de un EuroIslam así como hace unos cuarenta años se habló mucho de un Eurocomunismo cuyas primeras experiencias concretas fracasaron en Italia a fines de los 70s al no encontrar la propuesta de Enrico Berlinguer, secretario general del Partido Comunista Italiano -apoyada inicialmente por Santiago Carrillo y Georges Marchais-, un apoyo mayoritario en Italia.
Hoy en día, los principales “think-tanks” en Europa se dedican a estudiar la difícil convivencia entre el Islam y Europa ya que si el primero proporciona una base espiritual, sus leyes (Sharia) e instituciones son incompatibles con las estructuras políticas, jurídicas y sociales de Europa. Hasta el momento, es poco probable el éxito de un diseño y de una práctica integradora.
NO HAY PISO COMÚN PARA LOS DERECHOS HUMANOS
El miércoles 8 de septiembre del presente año, Benedicto XVI recibe en el Vaticano a la Asamblea Europea del Consejo de Europa reunida en Roma para celebrar los 60 años de la Convención Europea sobre los Derechos Humanos. La Asamblea es conocida por su posición radical pro aborto y derechos de los homosexuales.
Nuevamente, el Papa insiste en rechazar el relativismo y propone encontrar una ética objetiva que respete la vida en su integridad y conciba el matrimonio auténtico como la unión de un hombre y una mujer. En suma, una buena instancia de “vox clamantis in deserto”.
Si bien el Vaticano dice que es imperativo establecer la validez, inviolabilidad e indivisibilidad universal de dichos derechos se hace difícil imaginar que pueda lograr el consenso y apoyo de la sociedad secular y relativista europea. Esto descarta la factibilidad de un frente común que sirva de muro de contención en relación al islamismo.
FRIALDAD OFICIAL EN ESPAÑA CONTRASTA CON CÁLIDEZ ANGLICANA
Quizás podemos encontrar un atisbo de la situación actual del Vaticano, en el cual se confunden un estado-nación soberano y la sede del Jefe Espiritual de la Iglesia Católica, en la diferencia atmosférica que prevaleció en la visita de Benedicto XVI a Inglaterra en el mes de septiembre con la que impregno su visita a Santiago de Compostela y Barcelona el 6 y el 7 de noviembre de este año.
En Inglaterra el Santo Padre fue recibido con todos los honores por la Reina Isabel II, cabeza de la Iglesia Anglicana y de manera explícitamente acogedora por el primer ministro David Cameron y su gobierno así como por los tres ex ministros previos de los cuales sólo uno -Blair- es católico.
En España, al contrario, el primer ministro Rodríguez Zapatero se encontraba accidentalmente en Afganistán el 6 de noviembre, día de la llegada del Pontífice.
La reunión entre ambos sí llegó a darse en Barcelona pero fue tan breve –no más de 10 minutos- que el mismo comunicado oficial la describe como “breve”. RZ aprovechó la oportunidad para recalcar que España es un Estado aconfesional “que garantiza la libertad de todos".
LA COHABITACIÓN EN DOS DIMENSIONES
El significado real de toda esta puesta en escena puede ser el siguiente: aproximarse demasiado visiblemente a la Iglesia resulta contraproducente para ambas partes. En efecto, en temas sustanciales RZ difirió sine día una reforma de la legislación en cuanto a la libertad religiosa. Tampoco estuvo en discusión el aporte anual del Gobierno por unos 4 mil millones de euros a la Iglesia Católica española.
Más aún, el primer ministro español aseguró el apoyo para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud programada del 16 al 21 de agosto en España a la cual asistirá el Papa y será organizada por la Iglesia.
En fin de cuentas, no hay un antagonismo declarado entre el gobierno secular y la autoridad religiosa. Más bien habría que hablar de una incomodidad institucional en la cual la Iglesia pierde la hegemonía doctrinal sobre la sociedad laica y tiene que habituarse a una “cohabitación” en camas separadas con la sociedad y el Estado secular.
Vista la dinámica descrita bajo esa luz, luce ambicioso y seguramente sin carriles de practicidad, el llamado, el pasado 28 de junio en la Basílica San Pablo Extramuros, por parte del Papa a la creación de un Consejo Pontificio para la nueva evangelización cuya tarea principal sería:
“promover una evangelización renovada en aquellos países en los cuales la primera proclamación de la fe ya ha resonado y en los cuales hay templos de vieja data, pero que en la actualidad viven el eclipse del sentido de Dios”.
Posteriormente, el Santo Padre designó al Arzobispo Salvatore Rino Fisichella como presidente del nuevo organismo.
Obviamente, España sería uno de los primeros llamados a la mesa de la re-evangelización. De allí la táctica de la visita del Pontífice a los restos del apóstol Jaime, uno de los doce originarios y patrono de España, en la catedral de Santiago de Compostela, la tercera ciudad de importancia para el Cristianismo después de Jerusalem y Roma.
No obstante, el peregrinaje de Benedicto XVI a España, en el mejor de los casos, habrá tenido un impacto marginal sobre el 75% de los españoles que se identifican como católicos de los cólo el 17% dice ser practicante. Estamos muy lejos de una conversión o reanimación evangelizadora.
¿CÓMO CONECTARSE DE NUEVO CON LAS RAÍCES?
Hay micro-iniciativas de todo tipo pero ellas dificilmente contribuirán a un cambio de mentalidad propia de un proceso de secularización cuyas raíces datan desde hace dos o más siglos. Un ejemplo algo pintoresco, pero no por eso ineficaz, es el del sacerdote Maurizio Mirelli quien ha transformado parte de la cripta de la Basílica San Carlo al Corso en Roma en una discoteca con oferta de cervezas y vino para los jovenes romanos. La cripta hasta hace poco reservada como repositorio de los restos de cardenales, ahora se conoce como la disco GP2 en honor a Giovanni Paolo II. Es un éxito de convocatoria.
Otro tipo de emprendimiento es el del líder religioso musulmán Tag Hargey quien ofreció un servicio precedido por el Adhan -el llamado a rezos- en la capilla Cristiana del Pembroke College de la Universidad de Oxford a fines del pasado mes de octubre. El estudioso islámico enfatizó el comun origen abramico del Islam y del Cristianismo.
A poco que se den bien esas iniciativas, el efecto cumulativo puede llegar a ser significativo. En todo caso, el Santo Padre expresó, en el libro del 2004, su esperanza de que el camino seguramente no se encontrará en las comisiones curiales:
"...sólo el testimonio dado por minorías cristianas creativas impedirán, en último lugar, la catástrofe. La esperanza de Europa está en la fe en pequeños grupos que contaminen la levadura como la pasta y curen las fracturas entre laicos y católicos. Así retornarán los grandes principios -vinculantes para todos- que han construído Europa y deben y pueden reconstruírla".
Parecería que para regresar a las raíces habría que ser radical.
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