13/6/10

BP REVENTADA




 José Rafael Revenga                                                                 Junio 14, 2010
 “Hemos contenido el derrame hacia un lado.” La frase, producto del genio de un humorista político, bien tipifica la línea matriz de toda la estrategia corporativa comunicacional de BP en relación al derrame ocasionado por su plataforma en el Golfo de México. Su grado de transparencia percibido  es tan opaco como el del petróleo flotando en la superficie y por debajo de ella.
Los criterios que han guiado el posicionamiento de la respuesta de BP y su ejecución quedarán para futuros estudiosos y aprendices como el caso arquetípico de la negativa de una corporación a procesar una compleja realidad y asumir una postura de apertura que hubiese incentivado la colaboración de entes públicos, asociaciones privadas, comunidades y el empeño de voluntarios individuales. La reseña de su respuesta narrará la historia de su fracaso.
                                                        
                                                                          OBAMA A LA CARGA
El próximo miércoles 16 la Casa Blanca ha citado al presidente de la Junta Directiva de BP a reunirse en Washington con el presidente Obama y varios de sus ministros. El presidente ejecutivo de BP, Tony Hayward, ícono de los desaciertos comunicacionales de la empresa  en relación al “reventón” en el Golfo de México y blanco de la furia de Obama seguramente no estará presente. Sí concurrirán otros altos directivos. No obstante, Hayward no se escapará del viaje a Washington pues el Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Diputados del Congreso lo conminó a comparecer a rendir testimonio a partir del jueves 17 en las sesiones dedicadas a “El derrame petrolero BP.
La reunión promete ser tempestuosa independiente de las declaraciones públicas a la salida de la “encerrona.” El diputado Henry A. Waxman, presidente del Comité, en su sesión de apertura el pasado 10 de junio, declaró: “Nunca antes había ocurrido algo como este derrame… Sus consecuencias continuaran por décadas.”
El martes 15, un día antes del encuentro en la Casa Blanca con BP, el presidente Obama se dirigirá a la nación norteamericana.

                                                  
                                                                     UNA AGENDA TORMENTOSA
Los principales puntos de la agenda contenciosa incluyen: i) la precisión sobre el volumen derramado desde hace casi dos meses; ii) la eficacia de las técnicas de control y cierre del pozo previsto sólo, en el mejor de los casos, entre otros dos meses; iii) la eficacia de los esfuerzos por contener el daño ecológico y humano; iv) las compensaciones financieras por innumerables daños y perjuicios. Por ejemplo, los gobiernos estadales de Florida y Luisiana proponen establecer un fideicomiso por $7.500 millones por parte de BP a fin de garantizar el pago  a los damnificados los cuales incluyen a los activos en la industria del turismo. La Casa Blanca expandió esta iniciativa y ahora Obama propondrá a BP el establecimiento del fideicomiso a ser administrado por una junta independiente de BP; v) la existencia, comprobada por científicos pero negada por BP, de gigantescos bolsones submarinos de petróleo cuya trayectoria e impacto costero es difícil prever; vi) el impacto neurológico a largo plazo sobre las personas que entren en contacto con el petróleo derramado debido a la presencia de sustancias químicas (BTEX) altamente tóxicas; vii) la cancelación del pago de hasta los tres próximos dividendos trimestrales que la empresa ejecuta a favor de sus accionistas para garantizar los pagos a la multiplicidad de afectados. Millones de pensionados británicos sufrirían por la suspensión de sus ingresos; viii) acusaciones criminales por parte del Departamento de Justicia y el Fiscal General en cuanto a los directivos de BP directamente responsables por la catástrofe.
                                                       

                                                                   CADA 5 DÍAS UN EXXON VALDEZ
La atmósfera en la cual se desenvolverán las reuniones previstas está sumamente cargada. En general, la opinión pública estadounidense asumió una postura de  paciente espera. Ahora se siente frustrada porque a medida que pasan los días ya percibe que las dimensiones de lo ocurrido y sus complejas consecuencias son  muy superiores a las dadas a conocer por BP las cuales fueron avaladas inicialmente por Washington.
La administración de Obama se ha dado cuenta que el desastre generado a partir del 20 de abril es equivalente, hasta el presente, a unos 10 Exxon Valdez  o más de dos millones de barriles arrojados al mar. ¿Qué decir? ¿Cómo explicarle a la opinión pública que cada cinco días, y durante al menos dos meses adicionales, encalla un nuevo Exxon Valdez y arroja unos 235.000 barriles adicionales ? ¿Cómo anticipar y tratar de contener impredecibles acontecimientos devastadores con una alta probabilidad que lleguen a ser realidad?
                                                              CONFLICTIVIDAD ENTRE OBAMA Y BP
Es palpable el aumento de la conflictividad entre la administración de Obama y BP. La Guardia Costera, encargada de supervisar y coordinar el programa de contención marina y costera de BP, envió la semana pasada una carta poco diplomática y más bien conminatoria dirigida al jefe de las operaciones de BP en USA  en la cual reclama la lentitud e ineficacia  de los planes de contención debido a la aparición de nuevas extensiones de las manchas petroleras sobre las playas del estado de Alabama. Además, la comunicación estipula un plazo de 72 horas para que BP  entregue un nuevo plan de contención y de compensación inmediata para las personas y empresas pesqueras y de turismo afectadas.
En uno de sus párrafos la carta dice: “BP debe identificar en las próximas 48 horas capacidad adicional para contener el derrame la cual debe ser activada e instalada para evitar el derrame continuado del petróleo…”
En otro párrafo: “Me preocupa que sus planes actuales  no proveen una movilización de recursos para contar con una capacidad de recolección consistente con las tasas revisadas del flujo.”
El sábado 12 de junio, la Casa Blanca dio a conocer el siguiente comunicado: “El presidente hará claro que él espera, y de ser necesario ejercerá su plena autoridad legal para asegurar que BP establezca un fondo de reserva para pagarle a individuos y empresas damnificadas por este derrame masivo. Y esos montos serán pagados bajo procedimientos honestos, eficientes y transparentes administrados por una junta externa e independiente establecida para ese propósito.”
El presidente Obama visitará hoy y mañana, por cuarta vez, las zonas afectadas. Su evaluación personal no puede ser sino altamente negativa –él se ha autocalificado como “furioso”-  pues BP ha mostrado una incompetencia inexplicable en todos los ejes de la eco-crisis.  La última manifestación en aflorar es su lentitud y burocratismo en aprobar las indemnizaciones correspondientes a los damnificados.  




                                                           TONY HAYWARD: UNA SEGUIDILLA DE DESACIERTOS
Hayward ya tiene varios días  fuera del teatro de los acontecimientos al ser relegado a Londres y sustituido por el norteamericano jefe de operaciones de la empresa en USA. Obviamente, la junta directiva de la empresa decidió que sus torpes y engañosas declaraciones constituían un torrente de mala voluntad hacia la empresa.  El martes 7 de junio el presidente Obama, al darse cuenta de la ola de antipatía hacia la empresa decidió imitar a Donald Trump y decir que si Hayward fuera su empleado le hubiera hecho saber: “Usted está despedido.”
El lamento personal de Hayward al decir: “No sé qué hemos hecho para merecer esto”, “Yo quisiera recuperar mi vida” y “No existen los bolsones submarinos de petróleo”, obraron como relámpagos en un público consternado, confuso y carente de información de quién se encontraba a cargo del cierre del escape, de los esfuerzos de contención y de la recuperación de las industrias de pesca y de turismo en por lo menos tres estados.
 

                                                EL OCULTAMIENTO Y LA CONTENCIÓN COMUNICACIONAL
Esa dinámica se ha visto reforzada por una estrategia comunicacional centrada en el ocultamiento y el engaño.  En la práctica, se puede hablar de una especie de chantaje pues al ser BP el único actor que tiene supuestamente la capacidad de controlar y cerrar el escape, Washington ha tenido al principio que cerrar filas con la empresa  y aceptar sus evaluaciones y sus supuestas soluciones tecnológicas. Desde hace algunos días, en especial a raíz de la tercera visita de Obama al Golfo, la postura de la Casa Blanca se ha transformado en una de reclamos públicos, amenazas  de orden financiero y la escalada de la presión en el Congreso que ha activado unas quince comisiones para investigar los diferentes aspectos de lo que BP denomina  el “incidente “. Durante los próximos dos meses veremos “reventones” de todo tipo. 
      
                                               ¿BP: EN CAMINO A UNA QUIEBRA GERENCIADA?
El jueves 10 de junio el valor de las acciones de BP descendió a su punto más bajo en 14 años. Esta caída del 40% borró la astronómica suma de $82 mil millones de la capitalización de la quinta empresa más grande del mundo en cuanto a ventas y representó la pérdida de más de una tercera parte de su valor.
El interrogante  planteado en los círculos financieros  internacionales es si frente a esta debacle  BP no tiene otra salida que declararse en bancarrota por lo menos en los Estados Unidos y recurrir a las provisiones del famoso artículo  “Chapter 11 ”el cual organiza el pago a  los acreedores.
El gobierno norteamericano presiona fuertemente para que la empresa cancele el pago de dividendos a sus accionistas y así disponga del flujo de caja que le permita enfrentar las demandas por daños y perjuicios causados en las comunidades costeras de tres estados,  en el cierre de la industria pesquera en el Golfo y en la contaminación ambiental que se extiende por centenares de kilómetros cuadrados. Los costos relacionados con estas reclamaciones continúan en ascenso y  no se interrumpirán a pesar de que el flujo del escape de petróleo y gas llegue a controlarse en unos dos meses de acuerdo al escenario más optimista.  
                                                                                               SUMA Y SIGUE
A esa suma, hay que añadirle los costos  relacionados con el operativo de contención del derrame y limpieza –muy parcial- de sus efectos. A mediados de junio la cuenta es de $1.500 millones y de aquí al próximo mes de agosto puede duplicarse.
La suspensión del pago de dividendos por BP puede representar hasta unos $10.000 millones cada trimestre según la mejor estimación. Si bien esa decisión aportaría  un flujo de caja importante para el pago de los compromisos indicados, el impacto sobre los accionistas será negativo al indicarles que el status de la empresa está seriamente comprometido con lo cual el valor de sus acciones caerá aún más.
En total, se calcula que el daño financiero para BP pudiera ser de unos $37 mil millones a lo largo de varios años e inclusive décadas.
Frente a este desenvolvimiento dramático BP ha declarado de manera lacónica: “la corporación no está consciente de ninguna razón que justifique este movimiento del precio de las acciones.”
La agresiva escalada verbal de parte del presidente Obama al culpar y responsabilizar   a la empresa, empieza a generar rechazos de parte de líderes de opinión  británicos y se  habla del peligro para las relaciones entre las dos naciones al considerarlas “inapropiadas.” Para intentar calmar las aguas, el nuevo primer ministro David Cameron ha expresado que comprende la “frustración” de Obama.
La preocupación por la cuenta total aumenta debido a una declaración del gobierno norteamericano que BP debe pagar los salarios caídos durante los seis meses de moratoria decretados para la exploración en aguas federales estadounidenses en el Golfo de México.

                                           LA DESINFORMACIÓN: DE 1.000 B/D A 40.000 B/D
La estrategia comunicacional de la corporación ha sido minimizar el hecho y sus efectos, encubrir la falta de supervisión en la plataforma, la omisión de procedimientos de seguridad y la absoluta inexistencia, y por ende incompetencia, de un plan de contención frente a la posibilidad de un desastre en aguas profundas.
En un primer momento, BP indicó que el volumen del vertido era de unos 1.000 b/d para luego, bajo la presión de científicos independientes sin mayor evidencia, aumentar el flujo diario a 5.000 b/d. El gobierno estadounidense decidió hacer suyo el cálculo de BP. Esta lectura fue la admitida públicamente por ambas partes hasta unos 37 días después de la explosión. La desinformación se puso en evidencia cuando BP empezó a tener un éxito parcial en cuanto al desvío de una porción del flujo vía un tubo a un buque de procesamiento. La empresa se vio obligada a informar cada doce horas sobre la cantidad de petróleo recuperado del boquete. 

Para fines de la primera semana de junio este volumen ascendía a unos 15.000 b/d. O sea, era notorio que a diario, ¡se recuperaba más petróleo que el supuestamente derramado! Las estimaciones más conservadoras han dado a conocer recientemente que el volumen está más cerca a los 40.000 b/d.
No obstante, hay informes confidenciales presentados a Washington por especialistas que calculan el flujo en unos 60.000 b/d. Con razón, BP ha anunciado que a mediados de junio intentará colocar un tapón más grande en la boca de la tubería y ha ordenado el traslado de un segundo buque de recuperación desde el  mar del Norte debido a que la capacidad del existente ya copó su capacidad de 18.000 b/d.
BP debe cancelar una multa de $1.100 por cada barril derramado y en caso que se demuestra negligencia la multa asciende a $4.300 por barril. O sea, la gerencia corporativa tiene un claro interés en minimizar su estimación oficial del volumen del flujo que se escapa. En la actualidad, si estimamos conservadoramente unos 40.000 b/d,  BP enfrenta un pasivo de unos $2.200 millones por este concepto durante los primeros 50 días del derrame.
                                                                EL ENFRENTAMIENTO
Por una parte, se presenta un abaníco de calamidades en el entorno: el efecto negativo sobre las aguas del Golfo –una tercera parte ha sido señalada como área prohibida para la pesca-; los bolsones submarinos que navegan sigilosamente hacia la costa occidental de la Florida; la amenaza de los huracanes; los reclamos de las comunidades afectadas no sólo económicamente sino en la salud de sus habitantes; la falta de certeza en poder cerrar el boquete; la opinión pública cada vez más enfurecida al conocer las causas directas de la explosión y la falsa cultura corporativa de “seguridad”.
Por la otra parte, está presente un cúmulo de desafíos: un presidente que se da cuenta que más de la mitad de sus electores piensan que su manejo ha sido tardío, insuficiente y carente de liderazgo. Además, Obama enfrenta elecciones legislativas a fines de año y las presidenciales dos años más tarde. 

Todo esto configura una perfecta receta para el desmembramiento de la empresa a través de la venta de sus activos en los Estados Unidos. Un posible pretendiente pudiera ser PetroChina y Sinopec.
Hace un par de semanas un influyente ex - ministro del presidente Clinton y muy respetado economista -Robert Reich- propuso que BP se declarara en bancarrota para hacer frente a los costos en escalada  y las innumerables demandas ya iniciadas.


                                          Plaraforma Atlantis                                                    
                                                               ¿OTRO REVENTÓN DE BP?
En este contexto, a pesar de la exhaustiva e implacable cobertura otorgada al derrame BP, poco se menciona que BP opera una plataforma en plena producción tan gigantesca como la desaparecida Deepwater Horizon y con pozos más profundos pues se encuentran a 2 kilómetros y medios debajo del nivel del mar. Se llama Atlantis y desde el 2007 tiene una capacidad de producción de 200.000 b/d. y 180 millones de pies cúbicos por día.
 Es de suponer que en las últimas semanas todos sus equipos y procedimientos hayan recibido la máxima atención pues otro “blow-out” obligaría al cierre por varias décadas de la explotación en el Golfo el cual satisface un 30% de la demanda de gas y petróleo de los Estados Unidos con sus más de 3.000 pozos. En todo caso, el Servicio de Gerencia de Minerales, formalmente encargado de supervisar todas las perforaciones mar afuera, lleva a cabo una intensa investigación la cual concluirá en septiembre. 

                                                       
                                                          UN PROCESO FUERA DE CONTROL
La cadena de consecuencias parece no tener fin al mismo tiempo que el flujo del derrame petrolero luce en su mayor parte incontenible durante varios meses.
Al hacer un ejercicio de prospección, de visualización imaginativa, es fácil darse  cuenta del enjambre de consecuencias indeseables e imprevistas que están por tener lugar las cuales estrangulan a BP financieramente y como empresa viable y creíble. Los analistas en Gran Bretaña hablan de “daños y costos ilimitados” que amenazan las ganancias de BP por $20 mil millones previstas para el 2010.
Un indicador fiel de cómo ven los expertos el desenvolvimiento del desenlace es el aumento de las primas para asegurar el pago de las obligaciones futuras por parte de BP de $29.000 a $734.000 por cada $10 millones de deuda.

Para una información técnica ver:


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