José Rafael Revenga Marzo 06, 2016
jrrevenga@gmail.com
@revengajr
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Una magnifica
iniciativa editorial, Humanistas Españoles
en Venezuela. El aporte intelectual de la migración española del siglo XX (Caracas,
2015), presenta en formato de colaboración
colectiva, compilada por Tulio Hernández, lo que puede considerarse, con
sobrada justificación, como uno de los principales factores formativos de la
Republica a partir de 1940 y cuya beneficencia directa se ha extendido por más
de tres generaciones.
Innumerables
venezolanos aprovecharon el abanico de oportunidades ofrecidos por centenares
de exiliados españoles que incluyó desde la medicina, la psicología, la
geografía, la historiografía nacional, la matemática, las ciencias físicas, la
psicología, la pedagogía, el derecho romano y el derecho constitucional, el
análisis político, la literatura hispanoamericana, la filología, la
arquitectura, el periodismo y las artes hasta la filosofía.
No obstante,
hemos aportado escasísima atención a un proceso desencadenado por el azar de la
contingencia histórica en el cual integrantes de la Republica Española decidieron
escapar, sin plan preconcebido, a la amenaza mortífera representada por un
fascismo virulento que se apoderó del destino de la Península insuflado por el
éxito de movimientos análogos en Italia y Alemania.
Si bien, a lo
largo de los años durante los cuales dichos maestros del pensar y del
conocimiento transfirieron su excelencia en la exposición y practica en sus
respectivas disciplinas, no dejaron de multiplicarse los testimonios personales
de reconocimiento y agradecimiento, el complejo caudal del proceso de
transferencia dentro de una misma comunidad cultural no había sido tematizado
antes de la aparición de la obra que reseño en esta nota salvo por dos
admirable excepciones. La primera de ellas, en orden cronológico, fue el libro
“Forja y Crisol” de Juan Jose Martin editado por la UCV con una abundancia de
datos históricos.
La segunda obra
se debe al inolvidable Pedro Grases quien presenta una ponencia en Madrid en
octubre, 1993 titulada “Venezolanos del Exilio Español” la cual
posteriormente fue objeto de una conferencia en Caracas publicada por la
Embajada de España en 1995. Con su incomparable tino, Grases acierta al ir mas
allá del término “transterrado”, más feliz que “exiliado”, acuñado en 1943 por
el eminente José Gaos, ex-rector de la Universidad de Madrid quien emigra a
México en 1938, al etiquetar el milenario éxodo de españoles republicanos
quienes encuentran refugio en México
gracias a la hospitalidad de la acogida inicial instrumentada por el presidente
Lázaro Cárdenas.
Para Gaos ser
“transterrado” no implica dejar la tierra patria, la originaria, por una tierra
extranjera que se convierte en destino, primero por accidente pero después
propia por permanencia prolongada, lo cual da lugar a un simple traslado dentro
de un solo territorio.
En verdad, lejos
de constituir una diáspora los emigrados españoles de 1939 hicieron de
Venezuela su nueva patria tal como lo describe Grases:
“El proceso de integración de los emigrados españoles es visible e iniciado a poco de haberse incorporado en las nuevas comunidades americanas con ánimo de que la residencia sería prolongada. Quizá para siempre, factor que hay que tener en cuenta al examinar la historia de esta emigración… cada exiliado instalo su hogar para una larga permanencia. Si podía, construía su propia casa, emprendía trabajos y estudios de larga dedicación: se preocupaba de la educación de los hijos en escuelas en cuya creación había participado; había aceptado y aplaudido el cruce de descendientes con criollos;…”.
La obra en
cuestión se hizo posible gracias al apoyo prestado por la Oficina Cultural de
la Embajada de España en Venezuela. Recopila ocho ensayos sobre siete
republicanos españoles y un polaco hispanista - quienes se hicieron
venezolanos. La autoría de cada aporte al volumen fue confiada a un profundo
conocedor/a de la vida y obra del sujeto en cuestión. El elenco integral incluye
las siguientes personas calificadas por Tulio Hernández en su prólogo como
“ocho maestros, ocho discípulos”.
Pedro Grases por
Francisco Javier Pérez
Marco Aurelio
Vila por Antonio de Lisio
Personalmente
anoto con todo agrado la inclusión de tres profesores de la Escuela de
Filosofía de la UCV –García Bacca, Nuño y Riu- con quienes compartí
responsabilidades docentes y
enriquecimiento personal a lo largo de más de diez años. No ha sido incluido,
naturalmente por limitaciones de espacio,
en este primer listado el incomparable asturiano/venezolano Manuel
Granell, autor “Del Pensar Venezolano”, quien también fue miembro de lo que
puede llamarse la “edad de oro” de la Escuela. Como anota Benjamín Sánchez, en su
colaboración al volumen, “el maestro García Bacca nos impartía quizá la más
importante de las elecciones: aprender a pensar
por cuenta propia”.
El exilio de los
republicanos españoles en México y otros países hispanoamericanos ha sido
objeto de un sin número de estudios y conferencias. Entre los primeros, la
referencia fundamental es la magna obra de José Luis Abellán titulada El
exilio español en México 1939-1982.
En relación a los foros y simposios hay que resaltar el Congrés Internacional sobre l’exili que tuvo lugar en 1989 en
Barcelona auspiciado por Universitat de Barcelona, Fundacaó Congrés
de Cultura Catalana y Fundacaó Jaume Bofia.
Adicionalmente
recomiendo visitar:
http://www.exiliadosrepublicanos.info/es/bibliografia-exilio
para una información casi exhaustiva sobre un proceso excepcional.
para una información casi exhaustiva sobre un proceso excepcional.
Como cancelación
parcial de una deuda personal inagotable cito un pensamiento del “profesor
Grases” en el cual resume en su acostumbrada manera magistral la esencia de su sentir
por Venezuela:
“Los sociólogos han estudiado y comentado hasta la saciedad las imperfecciones que hay que corregir y rectificar. Unas de carácter estructural que afectan a las conductas y otras de índole económica, que no son solo debidas a la escasez de recursos, sino secuela de errores de filosofía en el gobierno. De haber habido mayor tino en la administración y prudencia en las naciones en el continente entero, no presentarían las sociedades americanas, su condición de entidades hipotecadas y quizás nos hubiéramos liberado de las consecuencias del auge del consumo de drogas y de la descomposición de las familias, índices muy peligrosos de riesgos que deben atajarse lo antes posible, mediante la única vía eficaz, la educación, pues son realidades, cuyo remedio es más urgente y determinante como es el caso de los hechos que ahogan las iniciativas de todos los estados”’. (1993)
Diré acá lo que he dicho en tu presencia: que además de José Domingo Revenga, tu amado padre natural, tuviste la fortuna de tres padres putativos, y ellos fueron Arturo Úslar Pietri y dos venidos de España; nada menos que Juan David García Bacca y Pedro Grases. Estudié con textos de García Pelayo pero no lo conocí; en cambio, recibí las amistosas luces de Grases, Nuño y Riú. Del primero, como sabes, he adoptado esta frase suya como lema: "La bondad nunca se equivoca".
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