José Rafael Revenga Enero 03, 2016
- ¿Cómo configurar una mayoría parlamentaria y un nuevo gobierno cuando el principal partido –el PP- obtiene el 20D solo 123 escaños de un mínimo requerido de 176?
- ¿Cuáles son las opciones matemáticas para las coaliciones?
- ¿Cuáles son las opciones políticamente viables para las coaliciones?
- El 20D 70% de los españoles votó en contra de la conducción de Rajoy
- ¿Gobernará o no Rajoy de nuevo?
- ¿Nuevas elecciones generales en mayo 2016?
- ¿Cuál es el futuro de la gobernabilidad en España?
- Felipe González: “vamos a tener un sistema político italiano, pero sin italianos”
@revengajr
Un dirigente político español:
“Hay que intentar que no haya elecciones pero si continuamos sin descifrar el mensaje de los ciudadanos habrá que concluir que hay que repetir las elecciones”.
Nicolás Maquiavelo:
“Nada es más difícil llevar a cabo ni más dudoso su éxito ni más peligroso de manejar que lograr un nuevo orden”.
Un mecanismo enrevesado
para una situación inédita
La cuenta regresiva para unas nuevas elecciones
generales se inicia el 13 de enero cuando los nuevos parlamentarios son
proclamados. A continuación, el Rey Felipe VI propondrá, después de consultar
con los jefes de los partidos lo que le puede tomar un mes, al presidente del
Congreso un candidato para ocupar la Presidencia. Obviamente no es obligatorio
que el Rey proponga en primer lugar a quien haya tenido el mayor número de
escaños pero ha sido la tradición.
El candidato a ser jefe del Gobierno debe comparecer
en el pleno del Congreso, presentar su programa de gobierno y esperar la
aprobación de su investidura.
Se procede de inmediato a una primera votación en la
cual la aprobación requiere de una mega-mayoría de un mínimo de 176 votos. Es
previsible que no haya candidato quien pueda superar esa marca por lo cual se
procede a una segunda votación a las 48 horas en la cual se requiere solo una
mayoría simple, es decir mas síes que noes en un encuentro en que uno o más
partidos decidan ausentarse lo cual reduciría la barra mínima de votos
requeridos.
Si esta a su vez falla, el Rey procedería a nuevas
consultas y designaría progresivamente a otros candidatos. Si a los dos meses
de la primera solicitud de investidura, no se da ninguna de las dos mayorías, el
Rey está obligado a disolver las dos Cámaras de las Cortes y convocar a una
nueva elección.
El mecanismo legal para la designación del Jefe del Gobierno se adecuaba
a una elección entre dos partidos dominantes pero al diluirse el duopolio en
cuatro rivales de similar magnitud y con un potencial casi idéntico de
convertirse en la primera fuerza política, la arquitectura formal es
contraproducente para resolver una situación de ingeniería dinámica.
Si Mariano Rajoy insiste en asumir la presidencia sin
haber logrado la mayoría real (176 de 350 escaños) y se limita a una mayoría simple
en la cual priva el ausentismo de parlamentarios, con lo cual se reduce a una votación
entre los presentes, enfrentará en breve plazo un voto de desconfianza lo cual conduciría
de inmediato a la convocatoria de una nueva ronda electoral a nivel nacional. Lo
mismo puede acaecerle a Sánchez, Iglesias o Rivera en caso de ser propuestos
por el Rey. Y así sucesivamente…
Algunas coaliciones
matemáticamente posibles para alcanzar la mega-mayoría (176 de 350)
A) PP (123) +
PSOE (90) = 213
B) PP (123) +
C’s (40) =
163 (hacen falta 13 votos)
C) PP (123)
+ PODEMOS (69) =
192
D) PSOE (90)
+ PODEMOS (69) = 159
(hacen falta 17 votos)
Obviamente, hay varias formulas matemáticamente posibles
pero inviables en la praxis de la realidad política. Por ejemplo, la opción C.
Hay que anotar que la opción B tiene alguna
probabilidad dado cierto grado de afinidad entre el PP y C’s y la posibilidad de recolectar por
lo menos 13 votos entre los 28 votos adjudicados a los micro-partidos.
La opción D representaría la llamada “coalición de la
izquierda” y goza de un elevado grado de probabilidad teórica y pienso que no
le sería difícil reclutar el apoyo necesario en algunos de los micro-partidos.
Los vectores políticos en
acción se enfrentan a los cálculos matemáticos
Mientras la nación se encuentra inmersa en el
laberinto de la incertidumbre, las fragmentaciones en los partidos se ven acompañadas
por el fraccionalismo interno.
El PSOE
La más visible contienda intra-partido acaece en el
PSOE cuyo secretario general –desde hace solo año y medio- y candidato
presidencial el 20D no logra imponer su liderazgo frente a los jefes regionales
de la organización, principalmente Susana Díaz, la presidenta de Andalucía.
Los puntos contenciosos son: un posible pacto con
Mariano Rajoy y el PP que le permitiría a este acceder de nuevo a la jefatura
del Gobierno y la ocasión de la celebración del congreso del partido la cual
pudiera ser el escenario deseado por los barones territoriales para deponer a
Sánchez. A este fin los “rebeldes”, incluidos
los presidentes de Valencia y de Castilla- La Mancha, intentan forzar un
comité federal formalmente previsto para fines de febrero.
La presidenta andaluza, Susana Díaz, se pronuncia el miércoles
30.12 al señalar “las urnas han abierto un periodo de incertidumbre para
nuestra estabilidad como país” y rechaza todo acuerdo con el PP:
“Los españoles han expresado con su voto un rechazo rotundo a unas políticas que han generado un importante sufrimiento a millones de personas”.
Díaz no solo dirige una salva al PP sino también tiene
en su mira a Podemos:
“… tenemos que combatir a aquellos que intentan dividir España territorialmente o a los que pretenden ensanchar la insoportable brecha de la desigualdad” .
La disputa desborda un mero pugilato de compañeros
rivales. No se trata de menudeces.
Se trata nada menos que el liderato del segundo
partido político de España con la probabilidad no solo de triunfar en las
próximas elecciones generales del 2019 sino de jefaturar una posible coalición
para el gobierno por surgir de las elecciones del 20D y también de vencer en
una convocatoria acelerada de un nuevo proceso electoral en un par de meses a
raíz de un voto de desconfianza al nuevo candidato presidencial designado por
el Rey.
Coalición PSOE/Podemos
Sánchez y Pablo Iglesias intentan formar una coalición
de izquierdas pero dicho acuerdo debe salvar la clausula, indispensable para el
PSOE, en cuanto a “respetar la integridad territorial de España” mientras el
abanderado de Podemos sigue anclado en su apoyo a un referéndum en Cataluña a
pesar de no compartir explícitamente ninguna tesis separatista.
Tanto el PP como los socialistas del PSOE obtuvieron
rendimientos altamente decepcionantes en Cataluña mientras que Podemos, gracias
en buena parte al liderazgo de la alcaldesa
Ada Colau, fue objeto de una gran votación.
Hacia el futuro hay que considerar como un movimiento
de ruptura con el esquema histórico de conducción política de España por más de
un tercio de siglo pueda impulsar la ruptura de la relación de la región con la
nación.
La coalición PSOE/Podemos, la cual a todas luces se
proyecta como viable dada la existencia de importantes subconjuntos de
criterios similares y de oposición a rajatablas al PP, se ve entorpecida por
las posiciones diametralmente opuestas en relación al separatismo de Cataluña.
Podemos es el único de los cuatro principales partidos
que promueve un referéndum en torno a la independencia Cataluña. Entre otros,
el PSOE considera que el tema es una “raya roja” la cual no está dispuesto a
cruzar bajo ninguna circunstancia.
Coalición PP/PSOE
En su
intervención del martes 28.12 en el Comité Federal del PSOE, Pedro Sánchez
expuso de manera firme que le concedía el tiempo necesario a Rajoy para que
forjara el nuevo Gobierno al ser la primera fuerza resultante del 20D, pero no
dejo de alertar:
“Ahora bien, si el Sr. Rajoy y el PP fracasan en su intento de formar Gobierno, quiero dejar claro que el PSOE asumirá su legítima responsabilidad de convocar a todas, repito todas, las fuerzas políticas y sociales en la apasionante tarea de abordar las transformaciones estructurales que necesita España para ganarse su futuro. Si llega ese momento, dado que algunos se han apresurado a trazar líneas rojas, lo haríamos con una condición previa: la renuncia a cualquier planteamiento que implique fracturar la convivencia entre españoles".
El Comité Federal del PSOE expuso sus posiciones sobre
el tema en un importante documento emanado el 28.12.2015:
[Ver aquí el video de la reunión del Comité Federal: http://www.abc.es/espana/abci-tension-psoe-4674377204001-20151224023000_video.html]
Actualmente no se vislumbra ninguna coalición que
pueda alcanzar la mayoría por lo cual habría que convocar a a nuevas
elecciones. Ya el presidente Rajoy fijo posición el martes 28.12: “Yo seré de
nuevo el candidato del PP”.
Este criterio no es compartido por todos los
dirigentes de esa tolda política. Por ejemplo, José María Aznar exige la convocatoria
urgente de un congreso del partido. Aun antes del 20D varias personas
influyentes en el PP habían planteado la conveniencia de presentarse a los
comicios con un candidato nuevo dado lo “desangelado” de Rajoy y su fracaso en
controlar la corrupción. El nombre de la actual vicepresidenta del Gobierno, Soraya
Sáenz de Santamaría figuró en la lista corta de posibles alternativas.
Un calificado comentarista español afirma que Rajoy
mismo sabe que no hay posibilidad que salga elegido como nuevo presidente pero
si no lo intentara perdería su posición en el partido en un próximo congreso y
estaría expuesto a múltiples juicios de corrupción por parte de varios de sus
asociados.
La coalición PP/Ciudadanos (C’s)
Es muy
improbable que Ciudadanos pueda participar en una coalición ni con el PP ni con
el PSOE. En cuanto al primer escenario hay que tener en cuenta que tres de cada
cuatro votantes de C’s sostienen que España necesita regenerar su dirigencia
política lo cual es una presupuesto
excluyente en relación a Rajoy. Al mismo tiempo, buena parte de sus
simpatizantes se caracterizan por su profunda “desafección” en cuanto al manejo
de la economía.
La relación de
C’s con Podemos es en cierto sentido una rivalidad por representar la
“oxigenación de la política”. Además, hay que anotar que el desempeño final de
C’s en el 20D fue inferior a las expectativas aunque sus 40 votos constituyen
un piso firme para su crecimiento futuro poder atraer a nuevos “populares”
desilusionados con la conducción de Rajoy.
Rajoy en solitario
Rajoy considera a unas nuevas elecciones como “una
mala noticia”. Seguramente tiene razón, pues en el estado de desasosiego del
electorado español, los resultados de una nueva consulta muy probablemente no
le favorecerían. Bien el PSOE, bien Podemos pudieran ocupar el primer puesto y
ello sí sería el preámbulo de una nueva realidad política para España.
Rajoy promueve una solución plasmable en teoría pero
de casi imposible instrumentación por parte suya:
"… una mayoría clara de dos tercios de la Cámara opta por la defensa de la unidad de España…el papel de España en la UE, la consolidación de la recuperación económica y la lucha contra el terrorismo”.
La amplia mayoría visualizada por Rajoy se refiere a
una coalición integrada por el PP (123), PSOE (90) y Ciudadanos (40) la cual
sumaria 253 curules. Queda en suspenso si dicha combinación es estructuralmente
negociable y si su líder debe ser MR.
Una vez alcanzado o superado el umbral de la cifra
mágica de 176 escaños el nuevo gobierno queda constituido hasta que en una
nueva instancia de votación, uno o más miembros de la coalición exprese su
desaprobación de la conducción de la misma y le dé un voto de desconfianza al
gobierno con lo cual se entra en una especie de tierra de nadie –bien conocida
en Italia- presidida por un gobernante interino hasta lograr generar una nueva
coalición que pueda esgrimir la mayoría mínima de los votos parlamentarios en
base a una nueva designación por parte de la Corona.
Mario Vargas Llosa, en una oportuna opinión aparecida
en elpais.com,
esboza la necesidad de una nueva arquitectura
política basada en pactos que configuren un espacio común de
coincidencias:
“¿Y ahora qué? El resultado de las elecciones es meridianamente claro para quien no está ciego o cegado por el sectarismo: nadie puede formar Gobierno por sí solo y la única manera de asegurar la continuidad de la democracia y la recuperación económica es mediante pactos, es decir, una nueva Transición donde, en razón del bien común, los partidos acepten hacer concesiones respecto a sus programas a fin de establecer un denominador común”.
“El ejemplo más cercano es el de Alemania, por supuesto. Ante un resultado electoral que no permitía un Gobierno unipartidista, conservadores y socialdemócratas, adversarios inveterados, se unieron en un proyecto común que ha apuntalado las instituciones y mantenido el progreso del país”.
Personalmente considero que una grosse koalition, al estilo de Alemania, en la cual los dos
principales partidos acuerdan un pacto a pesar de la rivalidad extrema entre
ellos para configurar un gobierno estable, luce descartada en el caso de España
dado el desplome del PP y la fijación de MR en continuar en la Presidencia sin
concesiones.
El cálculo operativo de los adversarios del PP de
Rajoy se enfoca en los resultados de una muy probable nueva elección a corto plazo.
O sea, la postura de negociación de
ellos se enfoca no en los resultados pasados del 20D sino en una coyuntura
futuribile.
Las tensiones internas también están presentes en
Podemos y condicionan su elasticidad en negociar pactos con sus contendores y
en particular con el PSOE.
De sus 69 escaños, 27 pertenecen a sus agrupaciones autonómicas
en la Comunidad Valenciana, Galicia y
Cataluña. En especial, los 12 diputados de esta última consideran que la
consulta en cuanto al derecho de la autodeterminación es materia no-negociable.
Sánchez vs las nuevas
elecciones
Pedro Sánchez ha
declarado:
“La celebración de unas nuevas elecciones es la última de las opciones (de hecho no es una solución sino el aplazamiento del problema), puesto que su repetición no supondría más que el reconocimiento de la falta de capacidad de los partidos para cumplir con el mandato que nos han dado las urnas, que es el de dialogar y el de entendernos”.
La coalición PP/Ciudadanos (C’s)
Es muy
improbable que Ciudadanos pueda participar en una coalición ni con el PP ni con
el PSOE. En cuanto al primer escenario hay que tener en cuenta que tres de cada
cuatro votantes de C’s sostienen que España necesita regenerar su dirigencia
política lo cual es una presupuesto
excluyente en relación a Rajoy. Al mismo tiempo, buena parte de sus
simpatizantes se caracterizan por su profunda “desafección” en cuanto al manejo
de la economía.
La relación de
C’s con Podemos es en cierto sentido una rivalidad por representar la
“oxigenación de la política”. Además, hay que anotar que el desempeño final de
C’s en el 20D fue inferior a las expectativas aunque sus 40 votos constituyen
un piso firme para su crecimiento futuro poder atraer a nuevos “populares”
desilusionados con la conducción de Rajoy.
En fin de cuentas,
El divisionismo
y el fraccionalismo están por deshacer una incipiente esperanza de construir “un
nuevo orden”. Un mal ejemplo lo constituye la votación, absolutamente paritaria,
de los 3.000 miembros de la asamblea del partido de extrema izquierda Candidaturas
de la Unidad Popular (CUP) en torno al apoyo al programa secesionista de Artur
Mas, presidente de Cataluña.
Estos días, el
sitio web más visitado en España debe ser la animación grafica presentada por el país.com
la cual permite de manera sencilla y visualmente atractiva componer todas las
posibles opciones matemáticas en cuanto a los pactos que den una mayoría parlamentaria.
Lo que el sitio
no pretende facilitar es la duración de dichos acuerdos la cual tenderá a
aproximarse a la dinámica propia de Italia. El The Economist describe al electorado español como “fissiparous”,
proclive a despedazarse. Pienso que el término se aplica más adecuadamente a
sus dirigentes.
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