17/10/15

¿UN CISMA EN MARCHA?


José Rafael Revenga                                                                          Octubre 19, 2015

              -Trece cardenales cuestionan la conducción del Sínodo por parte de Francisco

         -Algunos de ellos intentan retraerse después de la crítica de Francisco quien los llama        
          "conspiradores"

              -El cardenal George Pell de Australia acusa a Francisco de transformar a la Iglesia en una                     iglesia protestante

         -Los obispos alemanes asumen la defensa de Francisco.

         -Francisco asume personalmente la redacción del documento final sobre la familia
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     @revengajr

[Nuevamente gracias a la amable atención de doctorpolitico.com he recuperado el audio de la conversación que sostuve con Fausto Masó el viernes 16.10 en su exitoso programa Golpe a Golpe transmitido por RCR. En la segunda mitad del programa Fausto y yo comentamos acerca de la dinámica desatada en el Vaticano por la "apertura Franciscana". Ver aquí]

La trama en plena narración que tiene lugar en los corrillos murmurantes y en los pasillos secretos del Vaticano por parte de algunos cardenales y obispos quienes cuestionan la nueva orientación que Francisco intenta imponer a la Iglesia adquirió, sorpresivamente, mayor visibilidad el pasado lunes 05.10 en el primer día de la Congregación General (reunión plenaria) del Sínodo sobre la Familia convocado por el Papa.

[Para un marco de referencia interpretativa de las endiabladas jugadas desatadas por la lucha por el poder en el centro de la Iglesia sugiero ver la nota “Juego de Tronos en el Vaticano” del pasado 12.10]
La conspiración anti-Francisco

El cardenal George Pell, ex - arzobispo de Sidney, miembro del Consejo Cardenalicio G-9 y actual Prefecto del Secretariado de la Economía decide intervenir el lunes 05.10 frente a los 250 prelados y algunos  expertos y parejas casadas. En su inesperada alocución, Pell enumera una serie de críticas a la conducción del Sínodo por parte del Papa lo cual resulta en un ataque directo a la autoridad del Sumo Pontífice.
Adicionalmente y con el fin de formalizar la afrenta contra Francisco, Pell y otros doce cardenales presentan, como documento formal de sus agravios y “graves preocupaciones”, una carta en ingles dirigida al Papa.
Los firmantes de la misiva critican los procedimientos implantados en las deliberaciones del Sínodo las cuales según ellos, están diseñados para facilitar resultados predeterminados en relación a varias importantes cuestiones disputadas.
Al mismo tiempo, los firmantes expresan que el documento previo (Instrumentum laboris) emanado del Sínodo Extraordinario celebrado en octubre del 2014 es “inadecuado como un texto guía o como fundamento del documento final” del Sínodo 2015.
Procedo a facilitar párrafos continuos extraídos del documento mencionado con la disculpa de no ofrecer la traducción al español del original en inglés:

“The new synodal procedures will be seen in some quarters as lacking openness and genuine collegiality. In the past, the process of offering propositions and voting on them served the valuable purpose of taking the measure of the synod fathers’ minds. The absence of propositions and their related discussions and voting seem to discourage open debate and to confine discussion to small groups, thus it seems urgent to us that the crafting of propositions to be voted on by the entire synod should be restored. Voting on a final document comes too late in the process for a full review and serious adjustment of the text.“Additionally, the lack of input by the synod fathers in the composition of the drafting committee has created considerable unease. Members have been appointed, not elected, without consultation. Likewise, anyone drafting anything at the level of the small circles should be elected, not appointed”.“In turn, these things have created a concern that the new procedures are not true to the traditional spirit and purpose of a synod. It is unclear why these procedural changes are necessary. A number of fathers feel the new process seems designed to facilitate predetermined results on important and disputed questions”. 
“Finally and perhaps most urgently, various fathers have expressed concern that a synod designed to address a vital pastoral matter –reinforcing the dignity of marriage and family- may become dominated by the theological/doctrinal issue of Communion for the divorced and civilly remarried. If so, this will inevitably raise even more fundamental issues about how the Church, going forward, should interpret and apply the Word of God, her doctrines and her disciplines to changes in culture. The collapse of liberal Protestant churches in the modern era, accelerated by their abandonment of key elements of Christian belief and practice in the name of pastoral adaptation, warrants great caution in our own synodal discussions”.
Entre los cardenales firmantes se encuentran:
Carlo Cafarra, arzobispo de Bologna
Thomas C. Collins, arzobispo de Toronto
William J. Eijk, arzobispo de Utrecht
Timothy M. Dolan, arzobispo de Nueva York
Gerhard L. Muller, ex -obispo de Regensburg, Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe
Wilfrid Fox Napier, arzobispo de Duran
Robert Sarah, ex –arzobispo de Guinea, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino
Angelo Scola, arzobispo de Milán
Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas
George Pell, arzobispo emeritus de Sidney
Daniel di Nardo, arzobispo de Houston

La posición del cardenal Timothy Dolan, arzobispo de la ciudad de Nueva York, son reveladoras de las marchas y contramarchas en curso. En un programa de radio [ver aquí], Dolan confiesa que ha sido el cardenal Pell el autor de la iniciativa y el responsable del contenido de la carta entregada a Francisco. Sin embargo, en dicha entrevista el prelado pronuncia múltiples declaraciones de amor y fidelidad al Santo Padre.

Los “capos” de la conspiración anti-Francisco

En verdad, la principal autoría del desafío queda compartida por dos estrechos e inmediatos colaboradores  de Francisco lo cual hace más engorrosa la situación: el cardenal George Pell y el cardenal Gerhard Muller. Este último es nada menos que el Prefecto de la Sagrada Congregación de la Doctrina de la Fe.

Es difícil imaginar una acusación más radical dirigida al Santo Padre que alertar que su conducción de la Iglesia pueda convertirla en una iglesia Protestante al abandonar elementos claves de la creencia y práctica cristiana a favor de adaptaciones pastorales.
Un artículo (Pope Francis’s First Crisis) de Alexander Stille en The New Yorker [ver aquí] es un ejemplo de cómo se interpretan los sucesos y tendencias presentes en el Vaticano:
“La luna de miel para el Papa Francisco ya terminó –por lo menos en Roma. Las primeras dos semanas del Sínodo sobre la Familia han sido caracterizadas por una rebeldía abierta, intrigas en los pasillos, documentos filtrados, acusaciones de falta de transparencia y fuertes divisiones entre obispos y cardenales".  
"En la primera crisis real de su pontificado, Francisco se encuentra en la posición de gozar un excepcional grado de popularidad en el publico pero un inusual grado de disentimiento en una institución generalmente muy respetuosa de la jerarquía”.
No obstante, Francisco tiene el apoyo de un amplio número de padres sinodales quienes están conscientes, y lo hacen saber, de la necesidad de una iglesia que mire fuera de sus murallas y construya puentes con sus fieles quienes viven en la realidad existencial.

Un nuevo lenguaje reflejaría una nueva visión

Una autorizada “vaticanista”, Elisabetta Piqué, recoge en La Nación de Argentina, los pronunciamientos en los grupos de trabajo [“círculos menores”] a favor de un nuevo lenguaje que traduzca una nueva visión de la misión de la Iglesia;
"Hace falta que nuestro texto adopte un tono abierto que favorezca el diálogo con nuestros contemporáneos", escribió un grupo francés. "El lenguaje del documento final debería ser un lenguaje más simple, accesible a las familias, que muestre que los padres sinodales escucharon sus aportes y comentarios durante el proceso sinodal", puntualizó un grupo anglófono.
"Como el Concilio Vaticano II, este sínodo necesita ser un evento de lenguaje, que es más que cosmético. Necesitamos hablar del matrimonio y de la familia en nuevas formas", indicó otro grupo. Uno de los dos grupos hispanos destacó, por su parte, la necesidad de que haya "un lenguaje de esperanza, la Iglesia del sí".
"Hace falta un lenguaje más simple, que inspire, en línea con el que usa el Papa", apuntó el arzobispo Joseph Kurtz, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos y relator de uno de los grupos anglófonos. En una conferencia de prensa se exaltó la "gran libertad" que hubo en las discusiones de los grupos, marcados también por la diversidad de sus miembros, provenientes de los cinco continentes". 
"Hay un lenguaje de Iglesia que muchas veces no se conecta con los jóvenes", reconoció el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, también presente en la conferencia de prensa. El arzobispo de Manila y presidente de Cáritas Internacional destacó que no deben sorprender las críticas al IL porque es tan sólo un documento de trabajo. "Por su misma naturaleza, el IL es un documento «mártir», que puede ser modificado."
El Papa sorprende a todos con su intervención no programada el martes 06.10. No se ha dado a conocer el texto oficial solo una reseña parcial dada a conocer por el vocero del Vaticano. Francisco se refirió a una “hermenéutica de la conspiración” y la calificó de “sociológicamente débil y teológicamente improductiva”.

Francisco denuncia la hipocresía

El viernes 16.10 Francisco vuelve a enjuiciar la dinámica desatada por algunos influyentes prelados en su homilía en la misa celebrada por él en la capilla de la Casa Santa Marta, el albergo en el cual se hospeda. En sus palabras denuncia el “virus” de la hipocresía definida como una actitud farisea que seduce con las mentiras estando en la sombra:
“La hipocresía es esa forma de vivir, de actuar, de hablar que no es claro. Quizá sonríe, quizá esta serio… No es luz, no es tiniebla. Se mueve de una forma que no aparece amenazar a nadie, como la serpiente, pero tiene el encanto del claroscuro, Tiene ese encanto de no tener las cosas claras, la fascinación de la mentira, de las apariencias”.
No se requiere demasiada imaginación para inferir que las palabras de Francisco aluden directamente al grupo cuestionador que el mismo ha calificado como “conspirador”. De ahora en adelante las cartas están sobre la mesa o como se dice en latín intelligenti pauca.

Varios cardenales niegan haber firmado el documento anti-Francisco

La lista de los 13 cardenales firmantes de la carta entregada por Pell a Francisco ha sufrido algunas “bajas” pues cuatro cardenales incluidos en la primera versión conocida han declarado no haber firmado el documento. Ellos son los arzobispos de Milán, Paris, Budapest y, el muy influyente, Angelo Scola.


Además, el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo de Ciudad de México, precisa que el no ha firmado la misiva por lo menos en cuanto a los contenidos hechos públicos. El cardenal Elio Sgreccia, presidente emeritus de la Academia Pontificia por la Vida, supuesto cofirmante, niega haber rubricado el documento con su firma. 

Por lo tanto, reina el confusionismo, la desinformación, la manipulación de los media, el apresuramiento en configurar un lobby anti-Francisco y el recapacitar afortunado y a tiempo por parte de algunos incluyendo el cardenal André Vingt-Trois, arzobispo de Paris y presidente delegado del sínodo quien ahora niega haber sido uno del grupo de los 13 firmantes.

Una apertura necesaria

Uno de los principales apoyos de Francisco lo representa el presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, el cardenal Reinhard Marx. Al finalizar la segunda semana del Sínodo, el 16.10, Marx dio a conocer su posición en relación al tema de los católicos divorciados y recasados: 
“Ellos no entienden como uno puede pertenecer a la comunidad plena de la Iglesia y, al mismo tiempo, ser excluido de los sacramentos de la reconciliación y de la Eucaristía”.
Marx afirma:

 “Debemos examinar seriamente la posibilidad –siempre en relación a cada caso individual y no generalmente- de admitir personas divorciadas y recasadas a los sacramentos bajo las siguientes condiciones: el primer matrimonio, valido canónicamente, se ha venido abajo y no puede ser anulado, las desventajas del primer matrimonio han sido clarificadas, las culpas del desarreglo han sido admitidas con pleno arrepentimiento, y hay una intención honesta para vivir de acuerdo con la fe en el segundo matrimonio civil y educar a los hijos en la fe”.

Francisco asume el liderazgo de la primacía

El sábado 17.10, en ocasión del 50 aniversario del primer sínodo episcopal Francisco da un discurso en el Aula Paolo VI en el cual expone sin ambages que no se detendrá en orientar a la Iglesia a ser escucha en primer lugar del Pueblo [ver aquí; no hay traducción oficial al español]:

Una Chiesa sinodale è una Chiesa dell'ascolto, nella consapevolezza che ascoltare «è più che sentire»[12]. È un ascolto reciproco in cui ciascuno ha qualcosa da imparare. Popolo fedele, Collegio episcopale, Vescovo di Roma: l'uno in ascolto degli altri; e tutti in ascolto dello Spirito Santo, lo «Spirito della verità» (Gv 14,17), per conoscere ciò che Egli «dice alle Chiese» (Ap 2,7).

“Il Sinodo dei Vescovi è il punto di convergenza di questo dinamismo di ascolto condotto a tutti i livelli della vita della Chiesa. Il cammino sinodale inizia ascoltando il Popolo, che «pure partecipa alla funzione profetica di Cristo», secondo un principio caro alla Chiesa del primo millennio: «Quod omnes tangit ab omnibus tractari debet». Il cammino del Sinodo prosegue ascoltando i Pastori. Attraverso i Padri sinodali, i Vescovi agiscono come autentici custodi, interpreti e testimoni della fede di tutta la Chiesa, che devono saper attentamente distinguere dai flussi spesso mutevoli dell'opinione pubblica. Alla vigilia del Sinodo dello scorso anno affermavo: «Dallo Spirito Santo per i Padri sinodali chiediamo, innanzitutto, il dono dell'ascolto: ascolto di Dio, fino a sentire con Lui il grido del Popolo; ascolto del Popolo, fino a respirarvi la volontà a cui Dio ci chiama». Infine, il cammino sinodale culmina nell'ascolto del Vescovo di Roma, chiamato a pronunciarsi come «Pastore e Dottore di tutti i cristiani»: non a partire dalle sue personali convinzioni, ma come supremo testimone della fides totius Ecclesiae, «garante dell'ubbidienza e della conformità della Chiesa alla volontà di Dio, al Vangelo di Cristo e alla Tradizione della Chiesa”.













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