24/1/11

CRISIS EN TÚNEZ: MUTATIS MUTANDA




José Rafael Revenga                                                Enero 24, 2011

  
El desplome de las dictaduras y su relevo  por gobiernos pluralistas no ha recibido la atención merecida por parte de los estudiosos de las ciencias políticas y de los ejecutantes de la praxis política, de la política como oficio o “statecraft”.

Al contrario, la ruta inversa recorrida por quienes pervierten el orden democrático para dar paso a una “toma” del poder y así proceder a instaurar una autocracia con seguro destino totalitario ha sido objeto de múltiples consideraciones. Ya en 1979 el célebre pensador francés Jean-Francois Revel lanzaba su tesis sobre “Cómo terminan las democracias” y durante la última mitad del siglo XX aparecen varios análisis sobre como las virtudes que las definen son a su vez las debilidades que las vulneran.

DE LAS DICTADURAS A LAS DEMOCRACIAS
Túnez con 10 millones de habitantes situada entre Argelia y Libia
 













Los acontecimientos sucedidos en Túnez  a partir de mediados de diciembre pasado los cuales han puesto fin a una dictadura ejercida por su presidente Zine El-Abidine Ben Alí durante los últimos 23 años, constituyen una valiosa brújula que permite trazar algunos factores genéricos que pudieran estar presentes en dinámicas análogas. Ben Alí llega al poder mediante un golpe de estado que depone al legendario padre de la independencia tunecina Habib Bourguiba el 7 de noviembre d 1987.

Lejos de ser un esclarecedor pero estéril ejercicio académico, la identificación de algunos de los vectores desencadenantes de la ruptura tunecina y de la  metodología del manejo –acertado, insuficiente o contraproducente- de las situaciones inéditas hasta ese momento se ha convertido en materia de toda urgencia para quienes ejercen el poder en forma similar en varios países árabes tales como Argelia, Libia, Egipto y las petro-monarquías.

TAXONOMÍA  DE LAS RESPUESTAS

Un primer error estratégico, el cual parecer ser el síndrome propio de los dictadores, es subestimar la intensidad del maremoto popular lo cual los conduce a respuestas tardías, inadecuadas y no creíbles. Los vectores de fuerza activados en el caso de Túnez son el costo básico del nivel de vida -cuadruplicado en las últimas semanas-, la represión y la corrupción a toda vela. Por eso algunos periodistas la calificaron como la “Revolución del Pan”. Ahora también se la conoce como la “Revolución del Jazmín” pues su perfume anuncia la primavera de la democracia en muchos países árabes.

EL BUHONERO QUE HACE CAER A UNA DICTADURA

DICIEMBRE 17, 2010




La repuesta inicial del presidente Ben Alí al desencadenarse las protestas públicas inéditas durante dos semanas tuvo lugar solo el 28 de diciembre.  Las acciones se gestan de manera muy especial por parte de los jóvenes y de los miembros de la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas como consecuencia de la inmolación estilo “bonzo” el pasado 17 de diciembre de un joven vendedor callejero -Mohamed  Bouazizi- después que la policía le confisca sus legumbres y frutas. La primera manifestación ocurre el 19 de diciembre en la pequeña ciudad Sidi Bouzid con una población de 40.000 habitantes y escenario del sacrificio del buhonero. 

El marco mental de la respuesta por parte del gobierno ha sido una versión de la receta clásica de entregar algo a cambio de mantener casi todo cuando esa aritmética proviene de una lectura situacional defectuosa. Es el síndrome del “gattopardismo” definido en italiano como “disponibilità a cambiamenti di facciata per conservare opportunisticamente intatto il privilegio.

DICIEMBRE 22, 2010

Otro joven desempleado, también habitante de Sidi Bouzid, decide poner fin a sus días y de manera intencional se sube a un poste de alumbrado público, clama “no más miseria, no más desempleo”  y entra en contacto con los cables de alta tensión. De inmediato el pueblo nuevamente se lanza a la calle.

DICIEMBRE 28, 2010

El presidente Ben Alí reconoce por primera vez en público los sucesos recientes y expresa su pesar por ellos.  En el mismo discurso dice comprender “la dificultad generada por la situación del desempleo y el impacto psicológico sobre quien la sufre”. Sin embargo, aprovecha la oportunidad para denunciar su “instrumentación política”.

El presidente Ben Alí visita a Mohamed  Bouazizi en su lecho en el hospital de Sidi Bouzid en una evidente maniobra mediatica.  Cinco días más tarde el héroe-mártir fallece. Dos semanas déspues el presidente es derrocado y huye..(Diciembre 28, 2010)
En todo caso, Ben Alí procede con una rutinaria acción mediática y a  los doce días del acto del mártir y cinco días antes de su fallecimiento, decide visitar al paciente en su lecho en el hospital. Más aún,  invita a su familia a una reunión en el palacio presidencial. Una  fútil maniobra para apaciguar las manifestaciones surgidas en varias ciudades tunecinas y la propagación de la acción del joven vendedor en otros países árabes, especialmente  en Egipto donde ocurren tres actos de auto-inmolación como protesta pública.
Para comienzos del 2011 las manifestaciones se propagan a varias ciudades del país alimentadas por la brutal represión policial.

CRONOLOGÍA DE UNA CAÍDA: ENERO 10, 2011



El 10 de enero, el presidente Ben Alí decide dirigirse a la nación con el consabido llamamiento a la calma, la calificación de la violencia pública como “actos terroristas” y ofrece no presentarse a las elecciones del 2014; dejar a un lado la modificación de la Constitución la cual eliminaba la edad tope para presentarse como candidato presidencial; prohibir a la policía nacional disparar en contra de los manifestantes; liberar a los blogueros presos y eliminar la censura a IN y como  último caramelo tranquilizante crear 300.000 empleos. Además, sustituye al ministro de Relaciones Interiores.

El presidente Zine El-Abidine Ben Alí huye el 14 de enero del 2011. La primera dama Leila Trabelsi se había fugado el día antes acompañada por lingotes de oros por un valor de 46 millones de euros
Acciones o medidas unas cosméticas, otras falaces y todas insuficientes. La primera dama y antigua peluquera Leila Trabelsi de Ben Alí, a los 54 años de edad cuenta con 20 menos que esposo. Es conocida como jefe del clan familiar Trabelsi y aspirante a suceder a su esposo en la jefatura gubernamental como regente del hijo de ambos quien tiene 5 años de edad. La señora Trabelsi emuestra mayor sagacidad en su apreciación del futuro inmediato que la sala situacional presidencial y decide abandonar el país junto con sus dos hijas para dirigirse a Jeddah en Arabia Saudí. Lo hizo, acompañada, según los servicios de inteligencia de Francia, por un cargamento de tonelada y media de oro en lingotes con un valor aproximado de 46 millones de euros.


 Los manifestantes, incrédulos frente al ya conocido verbo presidencial, continúan sus acciones públicas. El gobierno abandona su ineficaz apertura conciliatoria y durante el 12 y el 13 de enero, con tanques en las calles, se produce el temido baño de sangre con decenas de víctimas. Los militares decretan el toque de queda ritualista el cual es desafiado en la calle.




ENERO 14, 2011

El 14 de enero, a los treinta días del acto de desesperación humana del buhonero, las manifestaciones en las principales ciudades tunecinas son incontenibles y exigen la dimisión del presidente con el grito de “!Ben Alí fuera!”.

Efectivamente, ese mismo día y después de haber decretado el “estado de emergencia” que permite a la policía disparar contra el público, Ben Alí huye a Arabia Saudí. El primer ministro Mohammed Ghannouchi asume la presidencia provisionalmente y declara que Ben Alí es “incapaz de ejercer sus funciones”. El presidente interino promete convocar a elecciones presidenciales y parlamentarias dentro de dos meses. 

Esta acción extrema revela una completa improvisación y una profunda debilidad. Lejos de aplacar los ánimos, es interpretada como un intento de perpetuar la estructura del poder establecido ya que en el plazo fijado los partidos de oposición y las organizaciones sociales no pueden aprestarse para competir. En otras palabras, una pobre maroma mal ejecutada de parte del gobierno.

La comedia de improvisaciones se extiende pues el Consejo Constitucional dictamina que el primer ministro Ghannouchi no puede ocupar la presidencia de la nación. En consecuencia él abandona el cargo interino horas después de haberlo asumido y la presidencia es asumida por Fuad Mebazaa quien presidía la Asamblea. Ambos, el primer ministro y el presidente, renuncian a su militancia en el partido de Ben Alí después de  pertenecer a él durante dos décadas. En un primer momento de su presidencia interina la cual dura unas 48 horas, Gannouchi intentó calmar la furia del pueblo tunecino prometiendo elecciones parlamentarias a muy corto plazo las cuales ya habían sido anunciadas por el entonces presidente Ben Alí.

La estratagema de Gannouchi claramente evidenció que su diseño operativo  apostaba al pronto retorno del ex presidente cuya ausencia del centro del poder sería cuestión de solo algunos días. De hecho,   Gannouchi mantuvo estrecho contacto comunicacional con el dictador durante los primeros días del abandono de la jefatura del Estado. Este  proceso de tomas de decisiones insuficientes y con una supuesta eficacia casi mágica revela la ceguera y el cálculo político fallido de quienes han sido deformados por el uso abusivo del poder.




ENERO 17, 2011

El 17 de enero, el primer ministro Gannouchi intenta formar un “gobierno de unidad nacional” para así poder desinflar la presión popular al incorporar 4 ministros de la “oposición”. Pero el gobierno no cede en lo sustancial sino en las apariencias pues los ministerios cruciales, entre ellos Defensa, Hacienda, Relaciones Exteriores e Interior, continúan en las manos de los mismos ministros del régimen saliente. Los cuatro ministros –tres de ellos representantes de la central sindical UGTT- renuncian el martes 18 de enero a menos de 24 horas de haberse encargado. La consigna que proyectan hacia la calle es: "No seremos parte del Ejecutivo mientras estén ministros del anterior régimen". El factor por tomar en cuenta es la fuerza del movimiento laboral que declara desconocer al Gobierno.

Frente a ese planteamiento, tanto el nuevo presidente como el primer ministro declaran haber renunciado al oprobioso partido lo cual es nuevamente una concesión risible,  ineficaz y  pone de manifiesto  la insensibilidad de los gobernantes en relación a la dinámica de repudio desatada hacia ellos.

El gobierno permanece colgado de una nube y el llamado “nuevo gobierno de unidad nacional” no responde a las expectativas populares. La calle pide que el partido de Ben Alí –la Asamblea Constitucional Democrática (RCD)-,  conocido como el “partido de la dictadura”, sea disuelto.

Ninguna de estas jugarretas es eficaz pues ninguna presta atención  al clamor popular el cual clama  por una nueva gobernabilidad:"Alí Babá se ha ido, ahora deben marcharse los 40 ladrones".

ENERO 19, 2011

El 19 de enero el presidente interino afirma en un mensaje televisado que él se propone “una ruptura completa con el pasado” y procederá a “satisfacer todas las aspiraciones legítimas de la sublevación”. En el mismo discurso promete una amnistía general, la libertad total de información, la independencia de la justicia y la separación entre el Estado y el partido oficialista.

ENERO 20, 2011




El 20 de enero los manifestantes se congregan frente a la sede del partido oficial solicitando su disolución. La policía se ve obligada a disparar al aire. El primer ministro promete la legalización de  varios partidos de la oposición y la liberación de todos los presos políticos. La furia en la calle no disminuye y la probabilidad aumenta de nuevas fatalidades por sumar al centenar de víctimas desde mediados de diciembre.

ENERO 21, 2011 

El 21 de enero, más de 1.200 personas supuestamente agentes de represión del gobierno de Ben Alí y 33 de sus familiares son  interrogadas  y  arrestadas. Al mismo tiempo, miles de manifestantes ocupan las calles y denuncian al gobierno interino como un fraude. Las casas de un amplio número de familiares de Ben Alí, todos ellos altos funcionarios y miembros de la cleptocracia favorecida, son saqueadas. El primer ministro Ghonnouchia cuenta con el desfavor  de la opinión pública la cual se refiere a él como “Monsieur Oui-Oui” por acatar ciegamente las órdenes de Ben Alí.

ENERO 23, 2011

 

Dos de los  más  cercanos colaboradores del presidente fugado, el presidente del senado y antiguo ministro de relaciones interior y el consejero presidencial, son arrestados y puestos en régimen de residencia vigilada. Las “servicios competentes” buscan capturar a una tercera personalidad quien era ministro de la presidencia responsable por el manejo de la información y arquitecto de la “política” del presidente derrocado.

 

Mientras tanto, más de mil manifestantes provenientes de ciudades del interior marchan en la “Caravana de la Liberación” para concentrarse en la capital el domingo 23 de enero y exigir la renuncia de todos los ministros del gobierno de Ben Alí.

 

El primer ministro multiplica sin fin sus promesas de retirarse de la política después de un periodo de “transición” y anuncia la “libertad total de información” por lo cual elimina la requerida “autorización previa” para la importación de libros, revistas y películas. A pesar de sus ofrecimientos la credibilidad del primer ministro es nula y la UGTT  (Unión General de Trabajadores Tunecinos) desafía al gobierno por medio del llamado a una huelga ilimitada hasta lograr la disolución total del gobierno y la designación de un nuevo equipo.

 

Otro acontecimiento lleno de significado futurista es la concentración de las fuerzas policiales frente a la sede de la central sindical manifestando su arrepentimiento y solicitando el perdón por los atropellos y actos de violencia cometidos en contra de los manifestantes. Fueron recibidas con consignas como “los policías no son enemigos del pueblo” lo cual es un gesto conciliatorio con los casi cien mil efectivos que funcionaban como el factor represivo  del régimen anterior.

 

EL IMPACTO INTERNACIONAL

Una opinión editorial de la prestigiosa red global de información Al-Jazeera dice en relación a los acontecimientos en Túnez: “es un alerta para todos los líderes, bien sean apoyados por las potencias internacionales o regionales, que ya no son inmunes a  las expresiones populares de furia”

 

La reacción internacional ha sido  de variada índole. En Libia Muammar Gaddafi lamentó la caída de Ben Alí y el sábado 15 de enero en cadena de radio y TV afirmó que no existe mejor gobernante para Túnez y que su esperanza es que el mandatario depuesto pudiera durar hasta el final de su período en el 2014 y por qué no por toda la vida. Además, vaticinó que lo que les espera a los tunecinos es “el caos sin fin”. El gran culpable según el líder libio: “las mentiras transmitidas por IN”. 

 

Francia, el principal socio comercial de Túnez y con profundos vínculos históricos y culturales, se mantuvo indiferente frentes a las protestas  civiles, a la persecución de periodistas  y a la corrupción del alto gobierno de ese país del Maghreb.

El presidente Sarkozy visitó a Túnez en abril del 2008 y se limitó a decir en ese entonces “el espacio para la libertad crece”. Desde hace muchos años, Francia oficialista se escuda en el principio de no-intervención y de su incómodo status como ex poder colonial. La situación es compleja porque hay unos 700.000 tunecinos quienes viven en París y la política del gobierno se centra en el apoyo a Ben Alí como alternativa válida frente a los fundamentalistas islámicos. No obstante, el Elysée ha tenido que reversar su posición debido a las manifestaciones públicas en apoyo al derrocamiento de Ben Alí que han tenido lugar en Marsella, Lyon, Niza, Burdeos y París.

Sin embargo, la velocidad de los acontecimientos y las inadecuadas respuestas del gobierno tunecino han hecho que el Quai d´Orsay haya rechazado el pedimento del presidente Ben Alí para exiliarse en Francia en donde posee extensas propiedades. En relación a la congelación de las cuentas bancarias de la familia gobernante, Francia inicialmente se ha mostrado reticente en cuanto a ejecutar alguna acción.

La incomodidad del gobierno francés y  su acelerado “recule” se hizo clara el viernes 14 de enero al prohibir el aterrizaje del avión Falcon con el presidente depuesto a bordo cuando sobrevolaba la isla de Cerdeña con destino al aeropuerto de Le Bourget cercano a París. El día anterior aterrizaba un avión privado con un grupo de familiares directos de Ben Alí quienes se dirigieron a Eurodisney al este de París para escapar la atención de los medios. El sábado quince el gobierno francés los obligó a retirarse de su territorio  al fijar un plazo para la permanencia hasta las 14 horas de ese mismo día. El nuevo destino del clan familiar parece ser Qatar. Se estima que el ex presidente Ben Alí sea invitado a abandonar su lugar de residencia actual en Arabia Saudí a corto plazo para instalarse más definitivamente en Libia.

El clan Trabelsi –apellido de la ex primera dama Leila- posee numerosas propiedades inmobiliarias de lujo en París –entre ellas dos hotels privées en la Avenue Foch  valorados cada  uno en más 6o millones de dólares. Obviamente los integrantes del clan tienen importantes cuentas bancarias en Francia sobre las cuales ya pesa una orden judicial que impone una extrema vigilancia sobre su movilización. Sin embargo, varias organizaciones civiles, entre ellas Transparency International,  se proponen ir más allá de ese primer paso y han actuado legalmente para identificar, inmovilizar y restituir al pueblo tunecino los activos bancarios e inmobiliarios
.
El viernes 14 de enero, el presidente Sarkozy anuncia que Francia ya había tomado “las disposiciones necesarias para que los movimientos financieros  sospechosos relacionados con los activos tunecinos en Francia sean bloqueados administrativamente”.

En Egipto el gobierno  se muestra especialmente cauteloso ya que tres de sus ciudadanos  decidieron inmolarse al  imitar la conducta del joven tunecino. Hay que recordar que el Presidente Mubarak, aliado de Occidente, cumple en el 2011 los treinta años de haber llegado a la presidencia.

El Yemen presenta otra situación proclive a la desestabilización  por las ondas sucesivas de la “primavera democrática árabe” pues su mandatario tiene en el poder 32 años y los estudiantes universitarios esgrimen consignas en la calle tales como “Vete antes que caigas”.

En Argelia el sábado 22 de enero, una manifestación callejera fue impedida y prohibida por el gobierno con el resultado de más de 70 civiles y 7 policías heridos. En el país existe un “estado de urgencia” decretado en 1992 el cual ilegaliza cualquier protesta pública. El principal partido de oposición - Rassemblement pour la culture et la démocratie decidió organizar la concentración lo cual generó el acordonamiento militar de casi toda la capital  con la presencia de numerosas tanquetas. Los manifestantes agitan banderas argelinas y tunecinas. La “Liga para la defensa de los derechos humanos” declaró que continuaría organizando protestas por la carestía de la vida. El presidente Bouteflika electo en 1999 y quien modifica la constitución para permitir su reelección indefinida se siente directamente amenzado.

UNA ECUACIÓN DE PODER VENIDA A MENOS

Curiosamente el ejército no ha sido pieza fundamental en la ecuación de poder de Ben Alí. Éste construyó la base para su continuidad presidencial haciendo suyo el partido oficialista y brindando amplias oportunidades de corrupción a una elite familiar . El tercer y último factor fue el uso de la policía y de grupos violentos como instrumentos de opresión  que en las últimas semanas han sido responsable de 100 víctimas. Por el  contrario, las fuerzas armadas se han visto obligadas a controlar las protestas callejeras pero han rehusado disparar en contra de los manifestantes.

Del  lado de la oposición no hay un liderazgo claro ni unificador. Para muchos luce imprescindible disolver el partido del ex presidente Ben Alí ya que controla la mayoría de la Asamblea. No existe un partido mayoritario en la oposición al cual pueda volcarse el pueblo en la calle. Las elecciones convocadas para dentro de solo 7 semanas, seguramente como un ardid para que el partido gubernamental retuviera el poder, lucen difícil de realizar y aún más incierto su resultado y la gobernabilidad posterior.

En los últimos días los desordenes públicos se acentúan en las principales ciudades tunecinas. Se han producido saqueos y destrucciones de inmuebles. Además, bandas armadas circulan de noche disparando al azar en contra de edificios y grupos de personas. Una fuente anónima de las fuerzas armadas tunecinas ha declarado que son milicias leales al ex presidente Ben Alí. El ejército  ha decidido intervenir y mantiene  la capital cercada con tanques.

El efecto epidémico sobre los países árabes se ha hecho sentir de inmediato lo cual no implica la sustitución inmediata de las presidencias imperiales o monárquicas. Lo que sí se puede afirmar con firmeza es la urgente necesidad de mejorar las condiciones económicas del pueblo, no obstaculizar la libertad de expresión y no optar por la sustentabilidad de los regímenes en base a la opresión policial.  En Túnez los derechos humanos pasan a la primera plana y las manifestaciones públicas se multiplican.

COSAS SABIDAS Y OTRAS POR APRENDER


La manifestación inicial ocurrida el 19 de diciembre fue filmada con un celular, transmitida de inmediato y dada a conocer por twitter y colocada en facebook. El efecto fue viral en Túnez y en los países árabes.


El caso tunecino muestra diferencias notables con las de otros países. La ecuación de poder diseñada por Ben Alí no incluía a las fuerzas armadas como factor beligerante sino que se basaba en la estructura de un fuerte y coherente partido de gobierno al estilo cubano y una burocracia pública de alto nivel poblada por familiares y allegados de probada lealtad quienes configuran un clan cleptocrático.

Observadores internacionales estiman que el clan Ben Alí-Trabelsi manejaba hasta el 40% de la economía tunecina. Sectores como el inmobiliario, la industria automovilística, el turismo, los bancos y la telefonía eran directamente gerenciados por la familia presidencial. Se estima que solo el ex presidente cuenta con activos por un total de cinco millardos de dólares.

Otra columna que mantuvo a Ben Alí en el poder fue el visto bueno dado por varias potencias occidentales como contrapartida a la represión de todo movimiento islámico en Túnez autorizada por el presidente huído.
Todos los factores de esa ecuación se han visto trastornados y ahora las fuerzas armadas regulares tunecinas han asumido la imposición del orden público y ciertamente jugarán un papel protagónico en garantizar la construcción por  ciudadanos demócratas de una democracia que nunca han conocido.

En el candeloso presente los ojos de los estudiosos y practicantes de la política dentro y fuera de las fronteras del Mahgreb reposicionan sus binóculos y lupas sobre la dinámica del “caso Túnez” cuyo desenlace se mantiene como de “alta incertidumbre”. Mientras tanto, la destartalada carretilla de un buhonero héroe-mártir quedará como símbolo físico de un pueblo que perdió el miedo frente a la opresión y todos los medios incluyendo twitter, se encuentran liberados para transmitir la revolución en vivo.

A todos los ha agarrado por sorpresa el desplome de una dictadura. Tanto  el presidente  y su cohorte de  alto gobierno como las fuerzas democráticas han tenido que enfrentar un escenario sin guión preparado. El desenlace es imprevisible dado que los partidos políticos oposicionistas gozan de poca tracción electoral y la dirigencia nacional aún no  ha integrado un movimiento unitario que pueda diseñar la conducción de un intervalo de gobierno antes de unas próximas elecciones anunciadas prematuramente y de por sí complejas y llenas de interrogantes.

La presión de las exigencias por parte de la opinión pública en cuanto al mejoramiento súbito del nivel de vida, la transparencia en el manejo de la cosa pública y el rechazo a cualquier vestigio de poder de l´ancien régimen se amplifica por el destape de los medios informativos. Los protagonistas principales en la primerísima etapa de búsqueda de sustentabilidad parecen ser el sector laboral, algunos de los partidos políticos, las organizaciones civiles, los estudiantes, los jóvenes y las fuerzas armadas en cuanto al mantenimiento del orden público. La  nueva ecuación pluralista del poder tendrá que integrar igualmente al movimiento islamista tunecino cuyo líder fue liberado en octubre del 2010 tras 20 años de cárcel.

No es tarea fácil construir una nueva democracia sobre las ruinas impuestas por una dictadura y menos cuando a ésta la sorprenden los acontecimientos. Quizás, como lo sugiere el eminente estudioso Yehezkel Dror, lo más conveniente sería prepararle una sorpresa a la historia.

Manifestación en Túnez exige la salida del dictador Ben Alí, Enero 14, 2011


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