José Rafael Revenga
Abril 29, 2018
Las estimaciones mas recientes en torno a cuando la
demanda petrolera a nivel mundial alcance su nivel máximo, su “pico”, apuntan
hacia el horizonte del 2040. De ser así, al uso de los hidrocarburos le queda
un cuarto de siglo antes de iniciar una lenta pero progresiva declinación a
niveles inferiores de consumo y de producción.
Esto no significa una caída abrupta de la demanda ni
necesariamente de los precios siempre que los planes de inversión y el nivel de
producción de la oferta encuentren una nueva “zona de equilibrio” con los
requerimientos del mercado global.
El concepto, o metáfora, de “pico” se aplicó
inicialmente a mediados de la década de 1950 pero en relación al “pico de la
oferta” o de la existencia de recursos no renovables cuya disponibilidad corría
el riesgo de reducirse de modo alarmante. En ese entonces, la preocupación se
centraba en la extinción de los recursos de crudo y gas lo cual conduciría a
una “era oscura” y, por lo tanto, a la exigencia de desarrollar recursos
alternos renovables. El descubrimiento sin cesar de nuevos yacimientos invalidó
la hipótesis.
Ahora surge de varios entes especializados la tesis
de una alta probabilidad del declive de la demanda de crudo a partir del 2040 debido a avances tecnológicos y a la
sustitución por recursos energéticos renovables.
British Petroleum (BP) hizo público su Outlook Anual sobre Energía (ver) a fines de febrero 2018. El autorizado informe desarrolla la tesis del “Pico 2014” pero alerta que dicha estimación no apoya una caída abrupta de la demanda sino una disminución progresiva. El documento analiza un abanico de escenarios; me limitaré en esta reseña al escenario dominante con la advertencia que el análisis es mas complejo que el que comento aquí.
British Petroleum (BP) hizo público su Outlook Anual sobre Energía (ver) a fines de febrero 2018. El autorizado informe desarrolla la tesis del “Pico 2014” pero alerta que dicha estimación no apoya una caída abrupta de la demanda sino una disminución progresiva. El documento analiza un abanico de escenarios; me limitaré en esta reseña al escenario dominante con la advertencia que el análisis es mas complejo que el que comento aquí.
El Informe postula la existencia de unos 300
millones de vehículos eléctricos para 2040 o sea, cien veces la magnitud del
parque motriz electrificado que circula hoy en día. El análisis prevé que la
demanda de EVs (Vehículos Eléctricos) enfatizará
los vehículos de movilidad compartida o vehículos de movilidad autonómica los
cuales pueden llegar a representar el 15% de los dos millardos de vehículos en
circulación y 30% del kilometraje total
recorrido para ese entonces.
¿Significan esas consideraciones que el consumo de
gasolina disminuirá drásticamente? El informe aclara que para 2040 el consumo
será casi idéntico al actual: 18,7 millones b/d de crudo. O sea, el punto por
marcar no es la desaparición del consumo vehicular de gasolina sino su
estancamiento debido a la electrificación creciente y a la mayor eficiencia del
combustible.
Según el Informe BP la demanda total de crudo
aumentará de los actuales 98 millones b/d a unos 120 millones b/d en 2040. Es
decir, si bien se pronostica un “pico” para 2040, eso no implica que en los
próximos 20 años la demanda no aumente casi un 20% para totalizar 115 millones
b/d. El crecimiento vendría particularmente del desarrollo de India y la
República Popular China.
De decretarse una prohibición mundial de la
fabricación de motores a combustión interna de aquí a 2040, tal como ha sido
aprobado por el Reino Unido y Francia, la demanda de gasolina si sufriría un
recorte significativo cercano a los 10 millones b/d.
Uno de los escenarios presentados gráficamente
ilustra el porcentaje decreciente que tendrá el petróleo en la composición del
total de energía consumida mundialmente hasta el 2040. De casi un 50% atribuible al petróleo
en 1970 la trayectoria desciende a un 33% hoy en día para registrar un 28% en
2040. Es significativo el aumento de la contribución de los renovables que se
colocan en un 15% del total y de la participación del gas el cual se coloca en
un 27%.
El factor de la producción de crudo y NGLs por parte
de Estados Unidos es una de las grandes variables del ejercicio prospectivo. Su
participación en el mercado global aumentaría de un 12% a un 18% en 2040.
Arabia Saudí alcanzaría el 13% para el horizonte indicado. Producción mundial
mientras Rusia solo lograría un 14%.
Recientemente se ha especulado sobre el potencial
estadounidense de exportación de crudo y gas. Pero hay que tomar en cuenta que
los EE.UU. es el primer consumidor de gas a nivel mundial y el segundo en cuanto
al crudo. Por lo tanto BP calcula que en 2040 las exportaciones combinadas
llegaran a 360 millones de toneladas equivalentes de crudo lo cual se compara
con los 780 Mtoe asignados a Rusia.
En cuanto al desarrollo del shale oil estadounidense
el escenario estándar prevé su aumento en 5 millones b/d de aquí a principios
de los 2030s para estabilizarse cerca de
los 10 millones b/d.