José Rafael Revenga Enero 29, 2017
@revengajr
Un caso de estudio que amerita la máxima atención es el diseño del Reino Saudí en monetizar sus gigantes reservas de petróleo y, apalanqueandose en ellas, emitir papeles financieros para vender el 5% de Aramco, la empresa estatal, y establecer un fondo soberano que complemente los ingresos para una nueva economía que proceda a eliminar la petro-dependencia.
Con este innovador esquema Arabia Saudí dispondría
de un indicador para valorar sus reservas por una suma potencialmente superior
a los $200 billones con lo cual constituiría un fondo soberano cuya
rentabilidad permitiría la superación del modelo rentista con mentalidad minera
y dar inicio a un nuevo modelo económico.
Una
transformación perentoria
La caída de los precios de petróleo iniciada a fines
del 2014 ha golpeado fuertemente los ingresos fiscales del Reino Saudí el cual
se ha visto obligado a consumir unos cien mil millones de dólares de sus
reservas en el 2015 y, de nuevo, en el 2016 para mantener sus costosos compromisos
de inversión, generosos subsidios sociales, gigantescos gastos de defensa que
incluyen financiar su participación en el conflicto bélico en marcha desde hace
dos años en el Yemen para defenderse de la incursión chiíta –apoyada por Irán-
en su frontera suroeste y los actos terroristas cometido por ISIS en Abha,
al-Mashhad, Riyadh y Jeddah.
¿Cómo
hacer desparecer el petro-estado?
De continuar con la necesidad de mantener el mismo
nivel de gasto fiscal, la nación saudí agotaría sus reservas fiscales en unos
cinco años lo cual conllevaría a un trastorno político y social impensable.
Por lo tanto, tenemos el primer caso histórico de la
desaparición programada de un petro-estado consciente que el recurso
fundamental de su economía y del bienestar de sus súbditos no podrá seguir
financiando la casi totalidad de los objetivos nacionales al ritmo histórico de
casi medio siglo.
La
estrategia en marcha
Por lo tanto, el Reino ha decidido desarrollar
múltiples estrategias a toda marcha las
cuales representan un marco programático radicalmente novedoso en cuanto a la
conducción del gobierno y de Saudi Aramco, su empresa petrolera estatal.
En primer lugar, procede a contratar dos empresas estadounidenses
–Gaaffney Cline, filial de Baker Hughes, y DeGolyer
and MacNaughton- para medir y evaluar con toda seriedad científica, la
magnitud de sus reservas de hidrocarburos.
En la actualidad dichas reservas de petróleo crudo
se aproximan a unos 260 mil millones de barriles. Solo las aventajan, por
escaso margen, las venezolanas.
La finalidad de dicha auditoria es poder contar con
una cifra certificada sobre el monto de las reservas de petróleo crudo y más
detalladamente, un cálculo sobre la longevidad de las reservas de mantener un
nivel de producción cercano a unos 10 millones b/d como hoy en día.
Una
oferta pública inicial (IPO) rompe-esquemas
De tal manera, para sustentar la oferta pública inicial
(IPO), prevista para el segundo o tercer trimestre del 2018) y estimada
equivalente al 5% de su capital corporativo que incluye los activos en forma de
reservas probadas, el Reino procede a monetizar las reservas en peligro de
convertirse en “baldías”.
La oferta de los bonos tendría lugar en los
principales centro bursátiles mundiales y
equivaldría a un 5% de sus acciones.
El valor de la colocación superaría los $100 mil
millones con lo cual se compensaría durante un par años el déficit fiscal
debido a un bajo nivel de los precios petroleros.
No obstante, la viabilidad y el éxito de la bien
calculada iniciativa -de hecho representa una “micro-privatización”- dependerá del desempeño de la economía global
y del punto en el cual se encuentre el equilibrio de la oferta/demanda del
recurso energético en cuestión.
Además, en el trasfondo inmediato de la operación
encontramos la firme política declarada por el Presidente Trump de
“independizar a los EE.UU. de la OPEP” que afectaría las exportaciones saudís a
los EE.UU. y probablemente incidiría sobre el valor del IPO.
"President Trump is committed to achieving energy independence from the OPEC cartel and any nations hostile to our interest."
Quizás por la incertidumbre generada por el “factor Trump”, el Ministro de Energía de Arabia Saudí, Khalid Al-Falih, decidió declarar recientemente que él espera colaborar con la administración Trump en el sentido de no reducir significativamente las exportaciones a los EE.UU que hoy en día suman 1,05 millones b/d.
Es decir, si la OPEP,
responsable de 3 millones b/d de crudo exportado a los EE.UU., decide reducir
significativamente dicho volumen en base a un “mini-embargo”, justificado por
la necesidad de aumentar los precios del crudo, esta situación muy
probablemente, desencadenaría una fuerte reacción de parte de Trump quien haría
uso de la Reserva Estratégica Petrolera lo cual conduciría a un significativo
excedente que presionará a los precios en dirección descendiente con los
subsiguientes efectos negativos sobre el valor del IPO.
De no introducirse en
la matriz de precios del crudo factores geopolíticos o medidas gubernamentales
tipo “factor Trump”, el marcador WTI debería promediar unos $52,50/b en el 2017
y Arabia Saudí pudiera contar con un Brent algo superior a $53/b en el momento
del lanzamiento del IPO a principios del 2018.
La EIA estima un Brent
promedio de $53,50 para el 2017 lo cual es $9,76/b superior al del 2016.
Los imponderables
Sin embargo, múltiples
“cisnes negros” acechan el equilibrio deseado en la industria petrolera.
Por ejemplo, el presidente
del Gobierno de España, Mariano Rajoy, alerta, en el programa de radio “Onda
Cero” el jueves 26.01, que un posible triunfo del Frente Nacional en las
elecciones francesas programadas para el próximo mayo así como la victoria del
partido nacionalista AfD (Alternativa para Alemania) en septiembre “sería una
catástrofe, simplemente la destrucción de Europa. No quiero ni pensarlo”.
¿Es
una privatización?
No, a menos que se quiera reducir el análisis a una
mantra ideologizante.
El Estado Saudí retiene el derecho exclusivo de
propiedad sobre la totalidad de las reservas como factor esencial de su
soberanía y otorga una concesión a una empresa –ARAMCO-, hasta ahora 100% de su
propiedad, con derechos únicos de exploración y producción.
¿Qué
se hará con los más de $100.000 millones por recabar?
Obviamente, una porción de los ingresos por obtener
pueden ser asignados a financiar un porcentaje de gastos corrientes
indispensables.
Hay que anotar que el esquema apunta a una
transformación profunda del modelo de desarrollo para abandonar una economía
dependiente del recurso energético a una economía opuesta al rentismo en la
cual el petróleo es solo una palanca para habilitar nuevos sectores de ingresos
que pasen a ser dominantes.
¿Cuál
es la finalidad?
Se trata de un diseño de convertir el modelo actual,
mediante la monetización de sus gigantescas reservas para dar nacimiento a una
nueva economía en un plazo inicial de 15 años.
La valoración del total de reservas mediante la
colocación inicial de un 5% alcanzaría una cifra superior a los 2 billones de
dólares (2 seguido por 12 ceros) los cuales se aislarían de la ineficiencia y de la corrupción en un
fondo soberano que podría rendir más del 10% anual. O sea, $200.000 millones.
Y pondría a
valer a reservas que de continuar con la inercia mental irán perdiendo no solo
su valor sino su porcentaje prominente en diferentes sectores del mercado
mundial.
Esperemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario