José Rafael
Revenga
Junio 26, 2016
jrrevenga@gmail.com
@revengajr
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@revengajr
En 1980, Rafael Poleo y yo
decidimos entrevistar por Venevisión a varios de los principales conocedores de
la vida y obra del Libertador. Se aproximaba el Bicentenario de su nacimiento y
por eso consideramos oportuna una nueva indagación sobre un tema esencial a la
nacionalidad y de una vigencia permanente.
Las transcripciones de los programas nunca han sido publicadas, por lo cual pienso que su presencia digital es un reconocimiento a nuestros invitados y puede ser útil como una aproximación adicional a la comprensión del Bolívar de hueso, carne y genio.
Para esta nota el invitado es Arturo Uslar Pietri. (El programa salió al aire en diciembre 1980).
Las transcripciones de los programas nunca han sido publicadas, por lo cual pienso que su presencia digital es un reconocimiento a nuestros invitados y puede ser útil como una aproximación adicional a la comprensión del Bolívar de hueso, carne y genio.
Para esta nota el invitado es Arturo Uslar Pietri. (El programa salió al aire en diciembre 1980).
Me he tomado la libertad de
introducir separaciones en la fluidez de la conversación a fin de aligerar la
lectura del texto.
JRR.-
En cierto sentido podemos decir que el Libertador empezó a morir varios años
antes de su última enfermedad que le interrumpió la vida el 17 de diciembre de
1830. Usted, doctor Uslar, ha dividido la vida del Libertador en dos etapas,
una que usted llama la etapa de los triunfos, la etapa de las batallas
heroicas, de los recibimientos triunfales, de los sueños institucionales, y la
etapa, la etapa más bien de la desgracia, el tiempo de llorar. ¿Qué es este
tiempo de llorar en la vida del Libertador?
AUP.-
Bueno, en efecto, la ida de Bolívar podría compararse con una curva muy
perfecta, una etapa de ascenso muy larga que va de 1811 o 1812 hasta 1825. Es
decir, hasta inmediatamente después de Ayacucho y una etapa de descenso que
culmina finalmente pues en el año final de su vida, en la tragedia que va desde
que abandona Bogotá a principios del año 30 hasta la muerte en San Pedro.
Pero, naturalmente,
nunca las cosas son tan simples. Bolívar fue un hombre que tuvo siempre dos
pasiones, a mi modo de ver, muy grandes, una pasión de unidad de acción y una
pasión de unidad de mando. El se daba cuenta que la empresa que el
proponía y que él se proponía no podía
realizarse en el medio histórico y social en que vivía, sino a base que hubiera
un comando muy, muy absoluto; muy, muy efectivo, que dirigiera no solamente la
combinación de las fuerzas de que se disponían militarmente o políticamente,
sino que pudiera trazar un rumbo, un rumbo que predominara y fuera aceptado.
Y eso fue su lucha
toda la vida.
El tenía una
experiencia que él no olvido nunca que fue el fracaso de la Primera República.
El fracaso de la primera República, la República de 1811, terminó en una
anarquía monstruosa, en una ineficacia increíble, no había gobierno, no había
orientación, cada uno tiraba por su lado, no había unidad de ninguna especie. Y
Bolívar quedo con el traumatismo, lo dice muy claro en su Primer Manifiesto en
Cartagena, de que aquello no funcionaba y no funcionaba porque aquellos hombres
no se daban cuenta de la realidad en que estaban y estaban soñando como él lo
decía, en unas repúblicas aéreas, en una republica fuera de toda posibilidad
real en relación a la situación del país.
Y es por eso que
cuando él regresa y reinicia la campaña en el año 1816, él busca de un modo agónico
la unidad de acción, la unidad de mando. Cuando él llega a Caracas después de
la Campaña Admirable él lo primero que hace es concentrar la autoridad en su
persona y centralizar. Y concibe desde ese momento un horror monstruoso a todo
lo que huela a federación, a federalismo, a regionalización y a fragmentación y
eso lo hace en el terreno militar y eso lo lleva al fusilamiento de Piar porque
no le quería reconocer.
Porque no hay
que olvidarse que Venezuela se unifica teóricamente el año de 1777 y que cuando
se produce la Independencia Venezuela tiene treinta años no de unidad porque
eso sería mentira, sino de tener una cierta primacía el Gobernador y Capitán
General que estaba en Caracas porque el Gobernador de Cumaná era solo el
Gobernador de Cumaná, de modo que tenía su situación aparte. Y esa resistencia
hacia que los caudillos orientales vieran con malos ojos reconocer a un jefe que
venía del centro y el trabajo que le costó a Bolívar el lograr que Páez lo
reconociera y se sometiera.
División política de Colombia 1824 |
Y esa situación
no desapareció nunca y eso es lo que lleva al fusilamiento de Piar porque él
dice “militarmente necesitamos unidad de mando”. Eso era exactamente, pero es
que él va mas allá y dice: “Políticamente necesitamos centralización”.
De modo que todo
el que le asomaba a él la idea federal, la idea disgregacionista, la veía él
con horror porque eso no permitiría realizar lo que él quería realizar. Porque
lo que Bolívar buscaba no era independencia, la Independencia era un medio, era
el medio indispensable, lo que Bolívar buscaba era la unidad, lo que Bolívar
buscaba era organizar eso que llamamos hoy en día Hispanoamérica o la América
Latina en una unidad política lo más estrecha, lo más efectiva posible, lo mas
unificada posible para hacer un gran papel en el escenario mundial.
Y es aquí donde
empieza su tragedia porque esta manera de ver la cosa no la compartían los
demás. Los demás querían la independencia pero no más allá, mas allá lo que
querían era su dominio personal, su pequeña jefatura local. Eso revela muchas
cosas. Cuando Bolívar sale para la Campaña del Sur. ¿Cuáles son los generales
importantes que lo acompañan? Ninguno, absolutamente ninguno. Mariño se queda
en Venezuela, Monagas se queda en Venezuela y él se va al Sur. ¿Con quién? Con
unos oficiales jóvenes, con un desconocido que se llamaba Antonio José de
Sucre.
Es decir, él no
se lleva a ninguno de estos hombres. ¿Por qué no se va ninguno de estos
hombres? Porque estos hombres tenían lo que querían ya, tener el mando en su terruño,
en su localidad y allí está la trágica disyuntiva, la oposición invencible que
va a corroer todo aquello y que terminará
en la tragedia en que termina porque Bolívar veía una cosa de una manera y
ellos veían la realidad de otra enteramente distinta.
JRR.-
¿Cuándo empieza el libertador a darse cuenta que efectivamente su objetivo, su
ideal de la unidad es impracticable, que no va a ser posible?
AUP.-
Bueno, él se da cuenta desde el primer momento porque no te olvides que cuando
Bolívar sale después del discurso de Angostura, sale en la campaña de Boyacá,
la gente que está en Ciudad Bolívar, en la entonces Angostura, lo primero que
hacen es reaccionar contra él, lo desconocen prácticamente e incluso lo declaran desertor. El
desertor era el que estaba haciendo la campaña de Boyacá.
¡Ah, claro!,
cuando llega la noticia de que ha vencido en Boyacá entonces, claro, cambia la
actitud. Ya no es un hombre a quien
pueden desconocer el mando porque lo ha adquirido. A él le cuesta mucho trabajo
someter a Páez, a él le cuesta un gran trabajo someter a los jefes orientales,
la situación de él con Mariño nunca fue
buena, la actitud de Bermúdez frente a él siempre fue de una rivalidad, la
misma actitud de Arismendi.
De modo que a él
le va a costar mucho trabajo lograr esa unidad y la consigue a base de los
éxitos militares, verdad. Pero en lo que los éxitos militares se atenúan, en lo
que el teatro cambia, en lo que el se va a la Nueva Granada y mucho peor,
cuando se va al Sur entonces empiezan a surgir todas estas situaciones de
hechos locales en que cada quien como él lo dijo más tarde, quería quedarse con
su patriecita, cada quien quería disfrutar de lo que él llamaba “las
adquisiciones de su lanza”.
RP.- ¿Y usted no cree que si Bolívar después del 28 de septiembre del 28 hubiera actuado con Santander y con Carujo con la misma energía con que actuó frente a Piar, las cosas no hubieran sido distintas en cuanto a la unidad o a la conservación de esa obra unitaria que el concibió?
RP.- ¿Y usted no cree que si Bolívar después del 28 de septiembre del 28 hubiera actuado con Santander y con Carujo con la misma energía con que actuó frente a Piar, las cosas no hubieran sido distintas en cuanto a la unidad o a la conservación de esa obra unitaria que el concibió?
AUP.-
Es posible, Poleo, es posible que hubiera retardado un proceso pero que lo
hubiera cambiado o lo hubiera extinguido era imposible porque ¿qué era lo que
se encontraba enfrente? No era Santander solamente, Santander personificaba
desde luego, y alentaba un separatismo neogranadino pero ya la separación de Venezuela
era un hecho desde el año 1826. La insurrección y el desconocimiento en el Sur,
en Bolivia, en el Perú, en el Ecuador mismo, era un hecho cierto. De modo pues,
que ¿cómo podía el contrariar eso? El se endureció mucho, él a partir de 1827
cuando regreso a Venezuela lo critican y ahí empezó la fama que Bolívar era un
tirano, él empezó a apretar, él empezó a fusilar gente, él empezó a tratar de
poner orden en toda aquella tendencia disgregacionista pero eso tenía un límite, él no podía fusilar a todo el mundo, el no podía seguir matando gente sin
necesidad alguna y cada convirtiéndose mas en lo que él no quería ser, en el
tirano, en el usurpador, en el monstruo.
RP.-
Pero un espíritu tan noble como el de Abraham Lincoln no vaciló en convertirse
en jefe de una parte de su país en guerra para impedir que la otra parte del
país se retirara e hizo una guerra sin la cual no serian lo que son hoy en día.
AUP.-
Bueno, pero ese caso es distinto… comparar las situaciones históricas siempre
es muy difícil, los Estados Unidos estaban tajantemente divididos en dos
situaciones económicas, políticas, sociales etc., el Norte y el Sur, verdad,
los yanquis y la gente del Sur y Lincoln llegó a la guerra por resignación,
porque ya no había otra salida que la guerra. El caso de Bolívar era distinto, Bolívar
había hecho veinte años de guerra, Bolívar había estado en la guerra de Venezuela
en varias ocasiones, la primera el año 13 que fracasa, luego empieza la campaña
que se inicia el año 16 y que termina con Boyacá y con Carabobo. Cuando él
viene a Venezuela el año de 1826
Venezuela estaba separada ¿Qué le quedaba a Bolívar? la guerra civil con Páez ‘o
hacerse la vista gorda como decimos nosotros y admitir que Páez regresara al
seno de la Gran Colombia y que con Páez se podía seguir…El no podía engañarse, él
sabía perfectamente que eso no era verdad, el estaba ganando tiempo y eso mismo
le pasa en la antigua Nueva Granada, él encuentra que allí hay una resistencia,
una resistencia que se explica por muchas razones, primero porque la guerra del
Sur nunca fue popular en esos países porque pensaban que les estaba sacando
hombres, que les estaba sacando recursos para una cosa que no les tocaba a
ellos, para la realización de un sueño que ellos entendían vagamente, que Bolívar
quería la unificación de toda la América del Sur, que era necesario que hiciera
aquella campaña.
Eso llega a
extremos que a Bolívar en vísperas de Ayacucho le quitan el mando de las
tropas, el Congreso de Bogotá le suspende el mando de las tropas y Bolívar de
una manera que la gente no recuerda, muy ejemplarmente reconoce eso, se retira
del mando de las tropas que él ha podido perfectamente reírse de lo que aquel
Congreso decía, él estaba allí con 10.000 hombres, acababa de ganar la batalla
de Junín, estaba pues en un escenario que le permitía la libertad de acción y sin
embargo, el acata la disposición del Congreso y le entrega el mando del Ejército
a Sucre y se marcha a Lima.
Por eso el
Libertador no está en Ayacucho no porque no le da la gana, si alguien lo hubiera
deseado era él y era la coronación de su obra, se retira porque el acata la decisión
del Congreso. ¿Y qué es la decisión del Congreso?, la incomprensión frente a la
dimensión política de lo que Bolívar pensaba hacer y que ellos no podían entender.
RP.-
Bueno, la acata porque deja a Sucre que esta entendido en cuanto a continuar aquella obra. Pero si Bolívar
hubiera tenido la salud de diez años antes, ¿usted cree que hubiera procedido
igual?, ¿no había mucho de deterioro fisiológico en ciertas cosas que pudieran,
en ciertas actitudes que pudieran interpretarse como debilitadas?
AUP.-
Es posible que hubiera un deterioro psicológico, Bolívar era un tuberculoso y
los médicos le dicen que probablemente esa infección él la adquirió de su
madre, ¿verdad?, de modo que debía ser una infección muy antigua que estaba en
su organismo, que la vida que él llevo
no era precisamente para mejorarlo, sino para agobiarlo y agotarlo más. Bolívar
estuvo ininterrumpidamente desde 1812 en campaña, en lucha, en riesgo, en
dificultades físicas de sobrevivencia muy duras, de modo que todo eso tuvo que
minarlo. La gente…él mismo lo dice, hay una carta de él de 1828 o 29 en que
dice: “Si usted me viera pensaría que tengo 80 años…y Bolívar tenía en ese
momento 45 o 46 años de edad.
De modo pues que
físicamente el debió agotarse, consumirse con aquel esfuerzo sobrehumano que
estaba haciendo y eso, claro, influyó. Pero aun imaginando que Bolívar hubiera
sido un hombre de 47 años en pleno vigor que ha podido serlo, no era una cuestión
solamente digamos de flaqueza mental, sino que él se dio cuenta de que él iba a
hacer la guerra con la gente que había independizado, que no tenía sentido una
vez destruido el imperio español. Cuando él creía que se iba a crear eso que él
quería crear, se encontraba con que él iba a tener que entrar en una guerra civil sin termino
luchando con los régulos locales en una cosa sin gloria, sin perspectiva y sin finalidad para
terminar siendo un tirano abominable
sobre un montón de cadáveres.
JRR.-
Ahora, hay un momento crítico después de la conspiración fallida de septiembre
de 1828 que es la renuncia del Libertador a la Presidencia de la Gran Colombia,
la cual ocurre el 1o de marzo de 1830, es decir, casi año y medio después de la
conspiración fracasada. ¿Por qué en ese momento abandona el Libertador el
mando, por qué renuncia al mando?
AUP.-
El renunció muchas veces, José Rafael. Hay una cosa que es muy curiosa en Bolívar.
Las gente dice naturalmente que eso era ser político, que a él le convenía periódicamente
decir: “Yo no quiero mandar” para que le pidieran que siguiera. Bueno, puede
que haya algo de política en eso pero es muy insistente en la actitud de Bolívar
y hay una cosa muy curiosa, Bolívar nunca fue un hombre de despacho, de gabinete
y de gobierno.
El era, antes que
todo un militar y donde se sentía bien era con el Ejército y marchando en campaña.
El nunca quiso encerrarse en el Palacio de Gobierno en Santa Fe, nunca quiso
encerrarse en el Palacio de Gobierno de Lima, nunca quiso encerrarse en el
Palacio de Gobierno en Caracas. ¡Jamás! El toda la vida le tuvo cierta
repugnancia a lo que pudiéramos llamar la
burocracia del gobierno, el aparato gubernamental ordinario, se lo soltaba a
Santander y él se iba con el Ejército y se iba a su otra campaña, lo mismo hace
en el Perú, cuando llega al Perú crea
una Junta de Gobierno para que maneje todo aquello, aquella papelera que él
abominaba y él se va con el Ejército a organizar esos países desde otro ángulo.
Entonces era
verdad, en el había un rechazo de esa posibilidad, de convertirse en el
magistrado sentado en un escritorio gobernando, él no era hombre de eso y lo decía
muchas veces. De modo que no solamente es una táctica política la de renunciar
al mando, sino que él realmente quería dejarlo muchas veces. Y al día siguiente
de Ayacucho él lo dijo, lo dijo muchas veces: “¡Se acabó la guerra, ahora me
puedo ir yo, ya no es necesario que yo esté aquí!”.
JRR.-
Ahora, hay dos sucesos que yo creo determinan la muerte por lo menos espiritual
de Bolívar. Después del atentado de septiembre de 1828 el tiene una frase en la
que él dice, él reconoce, “Estoy mortalmente herido, los puñales me han llegado
al corazón”. Y escasamente año y medio después sobreviene el asesinato del
general Sucre, el 4 de junio de 1830, y lo afecta de tal manera que el
Libertador dice: “Me han quitado…Han matado a Colombia y me han quitado la vida”.
O sea que él ya se reconoce como un ser muerto.
AUP.-
Bueno, lógicamente, por todo este proceso y luego porque indudablemente la única
figura, la única persona que ha podido continuar la obra de Bolívar, que ha
podido, es decir continuar la posibilidad de unidad porque tenía el prestigio,
porque tenía las condiciones, porque tenía la fama y la gloria para hacerlo era
Sucre. De modo que cuando asesinan a Sucre, Bolívar se da cuenta que han
eliminado la única ventana, la única posibilidad que quedaba de que aquello
continuara mas allá de él y, por lo tanto, es una muerte evidente para él, es
la renuncia toda posibilidad de que su obra sobreviviera. Van a quedar los régulos
locales, van a quedar los hombres que piensan en su patriecita y que no van a
entender el sueño bolivariano. De modo que eso es correcto, eso como ya es el
final. Luego él se amargaporque a él le
duele mucho no solamente que se insurreccionen contra el negándole lo que él
quiere hacer, sino que él piensa que es ese desconocimiento hay mucha
ignorancia y hay mucha ingratitud y que le atribuyen a que él es un ambicioso: él
no cree que él es un ambicioso…que le atribuyen que él quiere apoderarse del
mando; él no quiere apoderarse del mando.
JRR.-
Ahora, la muerte sorprende a Bolívar en la Quinta de San Pedro Alejandrino pero el está
preparando sus maletas y así lo dice textualmente, para embarcarse en una fragata y dirigirse a Europa. De no haber muerto Bolívar en ese momento, ¿se hubiera
refugiado en Europa, hubiera abandonado. ¿Hubiera sido un exilado más, no hubiese
regresado a América Latina?
AUP.- Bueno, todo esto es una serie de conjeturas…El quería irse porque desde luego, lo estaban echando, Venezuela se había separado ya desde enero del año 30, en el Congreso de Valencia el año 30 se dijeron las cosas más atroces contra Bolívar, se pidió incluso que se le expulsara, se pidió que se confiscaran los pocos bienes que le quedaban, de modo pues que… se pidió que no regresara a Venezuela.
De modo pues que él se veía cercado y en la Nueva Granada lo que el encontraba era lo mismo. De modo que ¿qué le quedaba a Bolívar?, irse que es lo que él pensaba: “!Vámonos!”… y en el delirio de la muerte hay aquella frase que recogió el doctor Reverend, que él decía: ¡Vámonos muchachos!, lleven mi equipaje a la fragata que en esta tierra no nos quieren”…Esa era ya su visión final que la insurrección en contra de lo que él significaba, de lo que él representaba era general y que él no iba a seguir aquella lucha estéril y se marcharía a Europa.
Y es posible que si se hubiera marchado a Europa tal vez hubiera regresado o no hubiera regresado o hubiera terminado como terminó San Martin quien murió en el exilio en Boulogne.
JRR.-
Lo califican de tirano.
AUP.-
Lo califican de tirano, lo califican de monstruo.. Y que la propia gente a
quienes él ha independizado, a quienes ha llevado a la dignidad de hombres
libres son los que conspiran contra él como si él fuera un obstáculo a la
libertad, como si él fuera un obstáculo a
la democracia, cuando era todo lo contrario. Era él que lo había hecho.
De modo que eso le crea una amargura muy grande y hay cartas de esa época que
si uno las lee aisladamente piensa que Bolívar había dado una vuelta de ciento
ochenta grados. ¡No es verdad! Es sencillamente un hombre que está lleno de
amargura, que ve con horror la reacción que hay en toda esta gente a quienes él
había llevado a la independencia y lo que piensa es irse, marcharse y dejar
aquello.
JRR.-
Ahora, dentro de esas cartas el menciona, a un mes escasamente antes de la
muerte, una carta que él dirige al general Juan José Flores, en donde le dice que
la América es ingobernable, que lo único que le queda es emigrar y de allí quizás
el propósito de viajar a Europa. El dice que servir a la revolución es arar en
el mar, o sea, son expresiones de un hombre no solamente totalmente amargado
como usted dice, sino de un hombre ya
frustrado y que está consciente de su fracaso.
AUP.-
Bueno, es un hombre desengañado y un hombre que tiene esas explosiones pero,
sin embargo, él hasta el último momento esperando que se pueda salvar aquella
obra porque él está pensando en que entrega el poder en Bogotá y se marcha,
hasta Santa Marta. El está esperando una reacción, él está esperando que las
cosas vayan a caminar de otra manera. Claro que está muy desengañado y tiene
explosiones de ese desengaño y dice “América es ingobernable”, “Servirle a la revolución
es arar en el mar”, “Va a venir una muchedumbre de tiranuelos insignificantes”.
Bueno, eso es
verdad, eso le salía constantemente pero en el fondo él continuaba creyendo en
lo que había creído toda su vida, en que lo que él proponía era el camino, en
que lo que el proponía era lo único que podía hacer América del Sur. El lo que
pensaba, en dos platos, él quería hacer los Estados Unidos de la América del
Sur, es decir, lo que habían hecho las
colonias inglesas del Norte que se habían independizado y se habían unificado
para crear una estructura política muy poderosa, eso era lo que él quería hacer
en América del Sur y ese es su fracaso, que él logra llevarlos a la Independencia por su esfuerzo heroico pero no logra que entiendan que tienen
que organizarse y que tienen que unificarse.
JRR.-
Y a pesar del fracaso del Libertador, ¿usted considera de todas maneras, que es
un objetivo válido aun en nuestra época?
AUP.-
Pues desde luego que es un objetivo válido, si la América del Sur tuviera
alguna forma de unidad, yo no sé cual, o alguna forma de integración, yo no sé
cual, nuestro papel en el mundo sería muy distinto y nos verían de otro modo
estas grandes concentraciones de poder que están ocurriendo. En cambio,
atomizados en veinte países, más o menos importantes, no nos tomaran nunca en
cuenta y estaremos destinados a un papel secundario.
RP.-
¿Y en qué medida en nuestra época es practicable un proyecto si no exactamente
como lo concibió Bolívar, por lo menos que nos permita alguna unidad de operación?
AUP.-
Bueno, yo creo que desde luego no es fácil, no es que sea una cosa así de
realizarla en un congreso que se reúna mañana o en una semana. Hoy en día estos
países han tenido un crecimiento nacional aislado que han creado condiciones
que hacen muy difícil la integración, porque, claro, hiere muchas cosas que se
han desarrollado a favor de una situación nacional.
Pero es indudable
que tenemos que caminar hacia allá y que tenemos que caminar hacia allá de un
modo sensato y de un modo prudente pero caminar hacia lo que Bolívar proponía. Bolívar
no proponía la unidad porque eso era imposible ni siquiera en su tiempo era
posible y él lo sabía. El proponía una forma de confederación, el proponía lo
que él llamaba una “Nación de Republicas”, es decir, un modo en que conservando
su individualidad las antiguas regiones, las antiguas porciones del Imperio,
los nuevos países pudieran cooperar en las cosas fundamentales, en la política exterior,
en la defensa, en el desarrollo, en el crecimiento, y eso sigue siendo válido y
posible.
AUP.- Bueno, todo esto es una serie de conjeturas…El quería irse porque desde luego, lo estaban echando, Venezuela se había separado ya desde enero del año 30, en el Congreso de Valencia el año 30 se dijeron las cosas más atroces contra Bolívar, se pidió incluso que se le expulsara, se pidió que se confiscaran los pocos bienes que le quedaban, de modo pues que… se pidió que no regresara a Venezuela.
De modo pues que él se veía cercado y en la Nueva Granada lo que el encontraba era lo mismo. De modo que ¿qué le quedaba a Bolívar?, irse que es lo que él pensaba: “!Vámonos!”… y en el delirio de la muerte hay aquella frase que recogió el doctor Reverend, que él decía: ¡Vámonos muchachos!, lleven mi equipaje a la fragata que en esta tierra no nos quieren”…Esa era ya su visión final que la insurrección en contra de lo que él significaba, de lo que él representaba era general y que él no iba a seguir aquella lucha estéril y se marcharía a Europa.
Y es posible que si se hubiera marchado a Europa tal vez hubiera regresado o no hubiera regresado o hubiera terminado como terminó San Martin quien murió en el exilio en Boulogne.
Como siempre, debe uno quitarse el sombrero ante los conocimientos del Dr. Úslar, y en este caso la entrevista Revenga & Poleo es muy iluminadora. Sin embargo, como con el Informe Almagro, echo en falta algunas omisiones importantes respecto del personalismo de Bolívar.
ResponderEliminarPor ejemplo, no se dice que Bolívar, que en Angostura predicó contra dejar por mucho tiempo a una persona en el poder, creyó que sus palabras de entonces se habrían olvidado luego de siete años, al proclamar la Constitución de Bolivia en 1826, la que presentó él mismo en discurso en el que dijo: "El presidente de la República viene a ser en nuestra constitución, como el Sol que, firme en su centro, da vida al universo. Esta suprema autoridad debe ser perpetua; porque en los sistemas sin jerarquía, se necesita más que en otros, un punto fijo alrededor del cual giren los magistrados y los ciudadanos, los hombres y las cosas". Antes de este carácter vitalicio y totalitario (por ahora monarquía no hereditaria, pues no tenía hijos), se decidió en Angostura que su retrato se expusiera en el salón de sesiones del congreso con el lema "Bolívar, Libertador de Colombia y padre de la Patria", y que la capital de Colombia sería una ciudad por establecer y que llevaría el nombre de Bolívar. (Angostura, por supuesto, se llamó luego Ciudad Bolívar, pero jamás llegó a ser la capital de Colombia, aunque sí del estado surgido en la provincia de Guayana—representada ahora en la octava estrella de la bandera chavista—que después sería llamado Bolívar, una vez que hubiera arrebatado su control a Manuel Piar, a quien fusiló). Y fue un factor importante en la disolución de Colombia el intento de asignar a esta entidad, igualmente, una presidencia vitalicia. Puede uno pensar que la trayectoria planeada era la misma de Bonaparte, que llevó a que Beethoven rasgara la portada de la partitura de su Sinfonía Heroica, que había dedicado a Napoleón, al conocer que se había proclamado emperador.
A riesgo de incurrir en irreverencia, recordé a Capriles Radonski con la frase "los puñales me han llegado al corazón"; el Gobernador de Miranda dijo el 16 de enero de 2013 al tomar posesión tras su reelección (refiriéndose a algunos colegas de la MUD): “Muchas veces te ponen la mano en el hombro y después te están clavando el puñal en la espalda”.
El propio Dr. Úslar destaca que Bolívar se sentía más cómodo como militar que en el gabinete de un gobierno civil, pero también resalta cómo se quejaba de quienes, en su terruño, quisieran disfrutar “las adquisiciones de su lanza". Tal vez la diferencia estriba en el tamaño de las adquisiciones; las de Bolívar eran bastante más grandes. Colombia, que iba de Venezuela a Quito (incluyendo, por supuesto, a Cundinamarca con su provincia de Panamá) y quebró el poder de los peruanos con el establecimiento de una nación con su nombre (otra vez) en el Alto Perú. ¿No habrá creído Bolívar que las "adquisiciones de su lanza" le daban título para gobernar a perpetuidad desde el Esequibo hasta la frontera con Paraguay?