José Rafael Revenga
Abril 08, 2018
El Príncipe
de la Corona del Reino Saudí, Mohammed bin Salman, dio a conocer, desde los EE.UU. en donde se
encontraba en visita oficial durante los {últimos días de marzo, las
conversaciones sostenidas con el gobierno de Rusia a fin de ir estructurando
una especie de nuevo acuerdo cartelario con
la OPEP que supere lo hasta ahora puesto en práctica de año en año por doce
meses y extenderlo por un periodo de 10 a 20 años. La sorpresa no puede ser mayor debido a
varias consideraciones.
En el complejo y cambiante tablero del Medio Oriente
Rusia ha estado alineada con Irán, rival religioso, militar y geopolítico de
Arabia Saudí y ha mantenido un apoyo firme al régimen de Bashar al-Assad en
Siria contrariando la postura saudí de financiar las fuerzas rebeldes.
Adicionalmente, el acuerdo bajo estudio por mas
genérico que resulte, significa que de hecho la OPEP dejaría de ser un órgano
de decisión consensual colectiva para ser liderado por dos de los tres mayores
productores cada uno con una capacidad superior a los 10 millones b/d. El
tercero, los EE.UU., mantendría una
postura independiente pero curiosamente pudiera ver con buenos ojos una mayor
estabilidad de precios del crudo que incentivaría el desarrollo de la
explotación del shale oil y de nuevos yacimientos en las aguas profundas del
Golfo.
El claro propósito de las negociaciones para establecer los criterios iniciales de un acuerdo a largo plazo apenas se conocen, y como declaró el Príncipe bin Salman, se está muy lejos de ir afinando los detalles.
El claro propósito de las negociaciones para establecer los criterios iniciales de un acuerdo a largo plazo apenas se conocen, y como declaró el Príncipe bin Salman, se está muy lejos de ir afinando los detalles.
Aunado a la declaración del Príncipe, el Ministro de
Energía Saudí, Khalid al-Falih, declaró el 23.03 que todavía no hay certeza en
cuanto a la reducción de inventarios de petróleo a los niveles promedio de los
últimos cinco años. Por lo tanto, el funcionario menciona que es altamente
probable la necesidad de continuar el pacto actual durante 2019.
Los precios del crudo reaccionaron al alza al prever
que en la reunión de la OPEP prevista para el 22 de junio sonarían los tambores
de un acuerdo que se extendería mas allá de fines del 2018 y pudiera extenderse
por un año hasta mediados del 2019 como lo afirmó el Ministro de Petróleo de
Irak: “A fines de año evaluaremos la situación y decidiremos como seguir hacia
adelante”.
El Brent , a principios de la última semana de
marzo, saltó $1,54 para ubicarse en $70,45 mientras el WTI registró su mayor
incremento desde julio pasado con $65,68 lo cual equivaldría a situar la cesta
venezolana algo superior al piso de $60/b contrariando numerosas expectativas.
En todo caso, no hay que dejar fuera del dúo
Rusia-OPEP a USA. En la práctica, pienso
que se ha formado una tríada de hecho entre los tres grandes productores de
petróleo (USA produjo 10.433.000 b/d el 23.03).
Todo esto debe repercutir en mantener al WTI por encima de $65 con cierta tendencia a un incremento debido a factores geopolíticos entre ellos la probable imposición de nuevas sanciones a Irán en los próximos y el resultado de la próxima elección presidencial en México la cual podría electo López Obrador quien ha anunciado nulificar los contratos recién firmados con importantes transnacionales.
Todo esto debe repercutir en mantener al WTI por encima de $65 con cierta tendencia a un incremento debido a factores geopolíticos entre ellos la probable imposición de nuevas sanciones a Irán en los próximos y el resultado de la próxima elección presidencial en México la cual podría electo López Obrador quien ha anunciado nulificar los contratos recién firmados con importantes transnacionales.
Ambos factores restringirían la oferta a lo cual hay
que sumar la declinación de la producción venezolana. Frente a un crecimiento
de la demanda global estimado en 1,7
millones b/d no hay dudas que el mercado está previendo una oferta marcadamente
insuficiente a pesar de los temores provenientes de una contracción de la
demanda debido a la intranquilidad despertada por una “guerra de intercambios
comerciales” con la imposición de barreras aduanales y tarifas arancelarias.
Algunas de las numerosas interrogantes planteadas
por el acuerdo a largo plazo, entre ellas su capacidad de implementación,
pudieran despejarse inicialmente en ocasión de la reunión del Foro
Internacional de Energía del 10 al 12.04 en Nueva Delhi. Además, el Comité
Técnico de Supervisión del Acuerdo se reúne el 20.04 en Jeddah presidido por el
Ministro de Energía Saudí Khalid al-Falih.
El anuncio de un posible acuerdo a largo plazo puede
ser ilusorio a la larga pero, en todo caso, sirve para apuntalar los precios
durante el resto del 2018 y prepara el ambiente para una continuidad del nivel
actual disminuyendo la volatilidad ocasionada por los innumerables factores que
inciden en la fijación de los mismos.
Como ejemplo de las variaciones significativas el
29.03 el WTI cae en un solo día 2,91% como reacción a la declaración de guerra
comercial anunciada por el Presidente Trump y las represalias asumidas por
China.
El desafío permanente que enfrentan los precios del
crudo se debe tanto a incrementos en la oferta (por ejemplo, Irak) como en
disminución de la demanda. Si ambos factores se conjugan se hace necesario
reducir, por mutuo acuerdo de los 24 países productores que configuran el
Acuerdo OPEP/no-OPEP, la magnitud del suministro. Sorpresivamente, y contrario
a kas experiencias previas, el nivel de cumplimiento durante el pasado mes de
febrero fue del 138%.
Seguramente, tanto Arabia Saudí como Rusia han visto
que las próximas dos décadas –hasta el 2040- serán las últimas “vacas gordas”
de la industria al darse para esa fecha lo que varios analistas consideran el
“pico de la demanda” mundial de crudo debido a la progresiva sustitución por
recursos renovables y a la electrificación progresiva de medios de propulsión.
Por lo tanto, es productivo cualquier medida por mantener el precio alrededor
de $70/b y de ser posible acercarse a $80/b.
Prestando atención a la historia real y su impacto
potencial sobre los precios del crudo encuentro un ejemplo ilustrativo de las inesperadas encarnaciones
históricas de los factores geopolíticos en juego es el ataque misilístico
disparado por los rebeldes Hutíes desde el Yemen en el estrecho que da acceso
al Mar Rojo y al Canal de Suez en contra de un tanquero con bandera Saudí
cargado con dos millones de barriles.
Además de las obvias implicaciones militares del
suceso en una guerra que se prolonga por tres años, hay que tener en cuenta que
se alega, con indicios claros, que el cohete no solo es de fabricación iraní
sino que fue suministrado por Irán dentro del marco de una “guerra
tercerizada”.
No creo que se trata de una mera coincidencia el
hecho que el Príncipe haya hecho público el acuerdo a largo plazo en marcha con
Rusia en ocasión de su visita a los EE.UU. en la cual fue recibido por el Presidente
Trump en la Casa Blanca el 14 de marzo.
Paradójicamente, a los EE.UU. le conviene un nivel
de precios que se estabilice alrededor de los $70/b para así dar curso libre a sus inversiones en
la explotación del “shale”, ir consolidando su capacidad de exportación y ver
reducida sus importaciones las cuales todavía suman ocho millones b/d.
La producción total de crudo estadounidense
registró un promedio de 9,3 millones b/d
en 2017. Para el 2018, 2019 y 2020 las estimaciones respectivas son: 10,3, 10,7
y 11,3 millones b/d.
O sea, los EE.UU. es el invitado virtual a sentarse en la mesa de la “triada
cartelaria” y como tal no pagara la cuenta pero sí gozará del manjar.
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