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- El Partido Conservador triunfa con la mayoría de los 650 puestos en el Parlamento
- ¿Por qué se equivocan las encuestas?
- ¿Por qué pierde el Partido Laborista?
- Las opiniones no se traducen linealmente en votos ni estos en curules
- El referéndum del 2017: salirse o permanecer dentro la Unión Europea
Los resultados
de la Elección General 2015, hace menos de dos semanas, en Gran Bretaña
ocasionaron una sorpresa mayúscula cuya repercusión en los próximos dos años
traerá aun mayores desenlaces imprevisibles.
Los votos refutan el registro de las opiniones
La casi
totalidad de las más acreditadas encuestadoras del Reino Unido junto con las
opiniones de los más influyentes
analistas y operadores políticos proyectaban con certeza casi absoluta
una clara victoria para el partido Laborista y su candidato Ed Miliban en la
contienda del pasado jueves 07.05 frente al candidato del Partido Conservador
David Cameron, Primer Ministro en ejercicio, su rival para la formación de la
nueva mayoría parlamentaria y el consiguiente nuevo gobierno.
El resultado
final en House of Commons le garantiza a Cameron una neta mayoría funcional muy
contraria al vaticinado empate el cual en el mejor de los casos no arrojaba la
mayoría para los Tories:
Elección General
2015:
Conservadores: 331
curules
Laboristas: 232. (26 puestos menos en comparación con
el 2010)
El impacto del
acontecimiento contra fáctico –pues la realidad esperada de un triunfo de los
Laboristas se daba como un hecho consumado- ha sido de tal magnitud que el
British Polling Council (http://www.britishpollingcouncil.org), la asociación que representa a las firmas
encuestadoras y fija los estándares de validez y seguridad para asegurar que
los datos comunicados al publico estén adecuadamente fundados, acordó, el día
después que se conociera el trauma político, una investigación y una evaluación
de las metodologías utilizadas.
En el más puro
sentido del understatement británico
el Council reconoce que:
“Los sondeos de
opinión finales claramente no fueron tan precisos como nos hubiera gustado y el
hecho que todos los encuestadores subestimaron la ventaja de los Conservadores
sugiere que los métodos utilizados deben ser objeto de una cuidadosa
investigación independiente”.
En el sitio yougov.co.uk su director Peter Kellner admite que las señales del
tsunami conservador estaban presentes en los sondeos realizados cinco semanas
antes del 07.05 especialmente una recuperación del optimismo en cuanto al
desempeño de la economía bajo el gobierno de los tories. Esta tendencia
creciente fue fortaleciéndose semana tras semana hasta la predicción final del
triunfo conservador por un margen de 35% vs 32% cinco días antes de las
elecciones.
No obstante, la
estimación final de YouGov en la
víspera daba un empate 34% / 34% lo cual apoyaba la tesis de un “revolcón” por
parte de los laboristas.
El director de la organización, Stephan Shakespeare tuiteó:
“Una noche
horrible para los encuestadores. Pido disculpa por un pobre desempeño. Necesitamos
averiguar por qué fallamos”.
Diez otras
empresas encuestadores predijeron en su última entrega del miércoles 06.05 que
la elección resultaría en un empate cuya dinámica tendía a favorecer al partido
de Miliband.
Lo sorprendente
es que el promedio de las principales ocho empresas de investigación electoral
arrojaba un absoluto empate al tener cada uno de los dos principales candidatos
33,65 del favor del electorado. La sorpresa la brindó el resultado final:
Cameron (CON) 37.8% vs Miliband (LAB) 31.2%
Pronósticos de las encuestadoras británicas en la víspera de la elección general del 07.05.2015 |
Las fallas de las encuestas
Apenas días
después de la debacle predictiva varios factibles factores causales han sido
identificados por los comentaristas:
i) deficiencia
en el diseño de la muestra al no incorporar en su debido peso las cambiantes
variables psico-socio graficas y depender principalmente de las variables
demográficas convencionales;
ii) medición inadecuada de la propensión para
cambiar de opinión horas antes de depositar el voto. Esta consideración abarca
desde aquellos que manifestaron no ir a votar y después hicieron hacerlo hasta
quienes se inclinaban a no comparecer
pero terminaron por hacerlo;
iii) la
anterior deficiencia también se hizo presente en la calibración de quienes
expresaron su compromiso de ir a votar pero mantenían diferentes grados de
inclinación tentativa en cuanto a su decisión final en comparación con su
opinión manifiesta.
Las sorpresas no cesan
La
interpretación de los resultados oficiales arroja otras sorpresas las cuales
facilitan el diagnóstico del por qué fallaron las encuestadoras. En realidad,
los Conservadores incrementaron su
caudal electoral en solo 630.866 desde la anterior elección general del 2010 al
pasar de 10.703.654 a 11.334.620 votos.
O sea, aproximadamente un 6% de su base previa
lo cual dista mucho de ser espectacular pero suficiente frente al crecimiento
en 740.809 votos de los Laboristas al pasar de 8.606.517 en el 2010 a un total
de 9.348.326 en la reciente contienda para un crecimiento del 12%.
Para que los
resultados hubieran convalidado las predicciones de los sondeos era necesario
que la diferencia neta de unos 2 millones de votos presentes en el 2010 entre
las dos principales organizaciones partidistas hubiera desaparecido por
cualquier combinación entre la disminución de parte de los Conservadores y un
plus de parte de los Laboristas. La realidad fue terca al señalar que la
diferencia numérica absoluta fue casi idéntica a la correspondiente hace 5 años.
Los Laboristas
hubieran tenido que hacer crecer el número de sus electores en por lo menos unos
2.800.000 votos para equilibrarse con oponentes. Se quedaron cortos en unos dos
millones de votos. Las encuestas no midieron esta falta de impulso.
Una primera
explicación reside en el crecimiento de dos partidos –el SNP (Scottish National
Party) y el Green Party de Inglaterra y Wales- que pescan en la misma laguna de
adherentes del “izquierdismo” anti-Tori que lo hace el Partido Laborista. Esas
dos organizaciones aumentaron sus adherentes en casi 1.900.000: un millón de
votos adicionales obtenidos por el SNP en Escocia en una región en la cual los
Tories nunca han tenido mayor fuerza, y unos 900.000 por el partido Verde.
El total de
votos para el SNP fue 1.454.436 y para el Green Party: 1.157.613. Hay que
anotar los “verdes” obtuvieron solo un curul debido a la ausencia de una
representación proporcional que dicta que el ganador se queda con todos los
miembros del Parlamento en el circuito. El SNP obtuvo 56 puestos de los 59
asignados a Escocia.
Quizás esta
consideración puede servir para
formalizar la hipótesis que las investigaciones electorales además de registrar
los indicadores convencionales deben dedicar mayor empeño a comprender los
vectores submarinos que agitan la marea del público electoral.
La votacion puede ser no equivalente a la opinión
Un comentarista britanico marca un punto interesante: el acto de votacion es un ejercicio muy diferente al de la expresion de una opinión. El voto expresa una escogencia entre alternativas que bien puede dar lugar a consecuencias, algunas de las cuales negativas, para la persona del elector.
La votacion puede ser no equivalente a la opinión
Un comentarista britanico marca un punto interesante: el acto de votacion es un ejercicio muy diferente al de la expresion de una opinión. El voto expresa una escogencia entre alternativas que bien puede dar lugar a consecuencias, algunas de las cuales negativas, para la persona del elector.
Además, a pesar de manifestar su opinión en cuanto al descontento que le produce su escogencia usual, en el momento de consignar su decisión en el cajón electoral, el votante puede tender a reflexionar que la alternativa no lo haría mejor en caso de llegar a ser gobierno.
Dicho en términos refraneros: “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
Un
análisis integral no puede obviar lo sucedido en el polo de la centro-derecha el
cual incluye, aparte del PC, al partido de los Liberales Demócratas y al UKIP
(Partido de la Independencia del Reino Unido).
La primera organización -los LDs- sufrió un duro revés al perder dos millones y medio de votos en comparación con la cifra alcanzada en las elecciones generales del 2010 la cual fue 6.836.248 mientras que UKIP obtuvo una ganancia de casi tres millones de votos en comparación con los novecientos mil del 2010 para un 13% del total de votos.
En otras palabras, una comprensión más fidedigna de la actual dinámica de preferencias electorales en Gran Bretaña debe resaltar que los tres partidos de la “centro-derecha” perdieron un total de 827.836 votos mientras la izquierda anti-tories y ecológica gano 2.596.229 nuevos electores.
La opinión de una candidata renovadora dentro del Partido Laborista
Yvette Cooper representa una de cuatro candidaturas para asumir el liderazgo de los Laboristas en la convención del partido prevista para septiembre próximo dada la renuncia de Miliband el día después de conocer la feroz derrota del pasado 07.05. En la actualidad Cooper es la “ministra sombra” encargado de asuntos nacionales.
Ella ofrece una clarísima explicación del por qué su partido se equivoca al prestarle demasiada credibilidad a los vaticinios de las encuestadoras y no empeñarse en lo fundamental:
"Al final, el Partido Laborista no convenció a un suficiente número de personas que teníamos las respuestas. Les gustó mucho lo que teníamos para decirles, el salario mínimo, la ampliación del cuido infantil, la reducción de los impuestos para los trabajadores de bajo salario y la prohibición de contratos de tercerización negativos. Pero para mucha gente todo eso no fue suficiente para brindarles esperanza y confianza que podíamos satisfacer sus ambiciones en el futuro. Y cuando hay un nivel demasiado bajo de esperanza, optimismo o confianza, la política basada en la furia, el miedo y el divisionismo toman las riendas de las decisiones y esto fue lo que los Tories, el SNP y el UKIP explotaron y basaron su campaña en esta elección”.
“La fractura de la política refleja la fragmentación de nuestra nación y de nuestras comunidades. Divididos entre ricos y pobres, norte y sur, urbes y pequeños pueblos. Y deja a Gran Bretaña como un lugar sombrío y angosto. Por eso el Partido Laborista necesita ser más amplio en su apelación, con mayor arrojo y mas esclarecedor en relación al futuro”.
“Si regresamos a los remedios del pasado no podremos mantenernos al día con la manera en que el mundo ha cambiado. Necesitamos un Partido Laborista que vaya más allá de las viejas etiquetas de izquierda y derecha y se enfoque plenamente en el futuro. Creíble, misericordioso, creativo y conectado con las realidades diarias de la vida”.
Ser o dejar de ser europeo: el desafío para Gran Bretaña y las encuestadoras
La revisión de los métodos utilizados por las empresas encuestadoras británicas será crucial en orientar al nuevo gobierno de los Conservadores en cómo enfrentar la espinosa cuestión del mantenimiento de la Gran Bretaña dentro la Unión Europea.
El re-electo Primer Ministro, David Cameron, ofreció en su campaña que se dedicaría a obtener mejores condiciones para la permanencia de la nación en el bloque económico europeo para luego someter el posible acuerdo a un referéndum popular en el 2017.
De
allí, la importancia de obtener a lo largo del tiempo una visión acertada del
sentir de los electores británicos en medio de circunstancias variables.
Actualmente los más recientes estudios indican una preferencia mayoritaria de un 45% de británicos quienes favorecen la inclusión vs un 35% a favor del retiro. Sin embargo, este perfil de intenciones e inclinaciones puede cambiar significativamente a lo largo de los próximos dos años y la “cuestión Europea” puede tornarse al rojo vivo.
Hace
dos años más de la mitad de los electores
deseaban que la Gran Bretaña se saliera del acuerdo económico y solo un
25% favorecía su permanencia. Aun dentro del Partido de los Conservadores un
58% se manifestaron como “euro-escépticos”.
Cameron tendrá que decidir cuándo sería más conveniente la realización del referéndum: si aprovechar la situación actual y realizar la consulta en el 2016 o si esperar hasta el 2017 para conducir una prolongada negociación con el objetivo de obtener términos y condiciones más ventajosas por parte de los otros 27 miembros de la Unión. La segunda alternativa corre el riesgo del recalentamiento de la opinión negativa en base a las posturas de Francia y Alemania y el desenlace de la situación griega.
Las consideraciones previas resaltan la importancia de un proceso de encuestación sostenido y de una interpretación acertada en cuanto a la identificación de los dinámicos vectores subyacentes que movilizan la opinión pública los cuales varían en dirección e intensidad. De lo contrario, la inevitable sorpresa puede resultar positiva o negativa dependiendo de donde se la mire.
De
estar presente, Bertrand Russell habría opinado nuevamente:
“Todo el problema con el mundo tiene que ver con que los tontos y los fanáticos siempre se sienten tan seguros de sí mismos mientras que las personas más sabias están tan llenas de dudas”.
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