José Rafael Revenga
Octubre 08, 2017
China con uno de cada seis pobladores mundiales esta empañada en imponer
por vía reglamentaria la electrificación de su gigantesco y creciente parque
vehicular.
Entre las medidas oficiales se encuentra
el siguiente requisito: en las ciudades mas populosas la licencia de conducir
se expide solo a aquellos que poseen un auto electrificado (EV).
Desde el punto de vista de los
incentivos para adquirir un EV el gobierno chino ofrece importantes subsidios y
desarrollo una amplísima red de recarga a nivel nacional.
Los dos principales objetivos de dicha
política es reducir en algún grado la
dependencia del petróleo importado y controlar la asfixiante contaminación
presente en la atmósfera de las principales urbes.
Es solo un inicio y los números no son
impresionantes pero la dirección y la determinación en la ejecución no dejan
dudas que el perfil de la composición del parque automotriz para el 2030 será
muy diferentes a los escasas 351.000 unidades electrificadas vendidas en el
2016.
Para el 2017 se estima la suma de 530.000 nuevos Vehículos de Nueva Energía
(NEV) -como se les dice en China- lo
cual equivale al 2,1% del total del mercado automovilístico para ese año. Si
bien estas cifras no lucen, hoy en día, amenazantes para las unidades de
combustión convencional es conveniente anotar que las ventas de NEVs crecen
veinte veces mas que el mercado total lo cual asegura una intensa penetración.
A esas cifras hay que agregar 270.000
unidades de vehículos comerciales en su gran mayoría autobuses.
El gobierno chino ha fijado las
siguientes metas de penetración: para el 2018:8% y para el 2020: 12%. Esto se
traduce en millones de unidades por producir en empresas domesticas y en
asociación con Detroit y Alemania. El esfuerzo industrial por lanzar es tan
gigantesco que luce razonable que las metas no serán plenamente alcanzadas en
los tiempos previstos. No obstante, el compromiso permanece firme.
General Motors introducirá dos nuevos
modelos EVs en los próximos 18 meses y 20 en los próximos seis años. Es una de
varias empresas que han decidido incursionar en el naciente mercado chino. Los
otros principales protagonistas son Volkswagen, Renault-Nissan y Ford Motor. Todas
ellas esperan un pronunciamiento del gobierno chino en relación a la fecha –probablemente no
antes del 2030- en la cual quedará prohibida la venta de autos motorizados por
gasolina o diesel.
Por ejemplo, Renault-Nissan entró en sociedad con la
empresa china Dongfeng en partes iguales para desarrollar vehículos livianos,
eléctricos, inteligentes e interconectados. En la práctica se trata de un
acuerdo de cooperación estratégica entre una empresa japonesa, otra francesa y
por último una firma china. La producción de unas 120.000 unidades se iniciará
en el 2019.
Adicionalmente, Ford Motor Company firmó un acuerdo a
fines de agosto pasado con Anhui Zotye Automobile la cual es líder en China de la electrificación de los
automóviles.
Todos estos anuncios son solo el inicio de un nuevo
mercado en China estimado en alcanzar
seis millones de unidades en 2025.
A nivel global Ford programa introducir 13 nuevos
vehículos electrificados en los próximos cinco años mediante una inversión de $4,5
millardos para atender sus diferentes
mercados.
El vice-presidente ejecutivo de General Motor ha
dicho con toda claridad:
“GM cree en un futuro todo-eléctrico. A pesar que
ese futuro no ocurrirá mañana, GM está comprometida en aumentar el uso y la
aceptación de EVs mediante soluciones innovadoras que satisfagan las
necesidades de nuestros clientes”.
Predicción del 7 de septiembre de 1984 (hace 33 años), en carta a Arturo Sosa hijo, exMinistro de Hacienda de Herrera Campíns: "Nuestro petróleo, referido a sus mercados tradicionales, no puede tener otro futuro que el de la declinación. Apartando los reajustes a corto plazo, las sociedades del Norte han adoptado con fuerza de irreversibilidad, un curso de progresiva sustitución de los hidrocarburos como fuente energética. De aquí en adelante, y, como digo, apartando repuntes momentáneos de demanda, el curso de nuestro negocio petrolero en esos mercados será de declinación. Ese es el mediano plazo, pues al verdaderamente largo plazo, el agotamiento ineludible de los yacimientos encontrados y por encontrar, impondrá universalmente un suministro energético de fuentes distintas".
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