José Rafael Revenga Enero 01, 2017
@revengajr
Al cumplir casi cuatro años como Pontífice y a los
80 años de edad, el Papa Francisco enfrenta un asedio concertado a sus planes
de reforma no solo de la Curia –órgano central de la funcionalidad de la
Iglesia y del Estado del Vaticano- sino de la encarnación de los preceptos
doctrinales en situaciones humanas y acciones vivenciales.
“Ir
a las fronteras”
A los tres meses de asumir el Pontificado Francisco
comunicaba en un sencillo estilo metafórico su concepción de la misión de la
Iglesia:
“No caigan en la tentación de domesticar las fronteras: se debe andar hacia las fronteras y no portar las fronteras a la casa para barnizarlas un poco y domesticarlas”.
(14.06.2013/ Discurso
a los colaboradores de la prestigiosa y casi-oficialista revista Civiltá Cattolica de los Jesuitas)
Un par de meses más tarde (08.2013) Francisco es
entrevistado por el padre Antonio Spadaro, director de Civiltá Cattolica desde el 2011 y persona muy cercana al Santo
Padre.
En la conversación con su colega jesuita Francisco
insiste nuevamente en la metáfora mencionada:
“Siempre se encuentra agazapado el peligro de vivir en un laboratorio…le tengo temor a los laboratorios porque en el laboratorio se toman los problemas y se los lleva a la casa para barnizarlos fuera de su contexto. No es necesario llevar la frontera a la casa, sino vivir en frontera y ser audaces”.
La
ofensiva de los cuatro cardenales
Frente a las reiteradas críticas y frecuentes
cuestionamientos a que ha sido sometido el documento sinodal “Amor Laetitia” por cuatro cardenales y
numerosos opinadores conservadores que acusan al Papa de conducir la Iglesia
hacia la herejía y el cisma, el Santo Padre con una bien calculada estrategia
no responde directamente.
Algunos llegan a proponer la limitación del radio de
acción del Santo Padre (“disciplinarlo”) y obligarlo a renunciar por
“incompetente”.
Un claro ejemplo de la dialéctica argumentativa de
carácter inquisitorial utilizada por los cuatro cardenales es el dubio #5 (en total hay cuatro otros) lo cual el
indiciado puede responder solo con un SI o un NO y en ambos casos se le
considera casi como un hereje:
Dubio #5:
“Después de "Amoris Laetitia" n. 303, ¿se debe considerar todavía válida la enseñanza de la encíclica de San Juan Pablo II, "Veritatis splendor" n. 56, fundamentada en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, que excluye una interpretación creativa del papel de la conciencia y afirma que ésta nunca está autorizada para legitimar excepciones a las normas morales absolutas que prohíben acciones intrínsecamente malas por su objeto?”
Una
enrevesada dinámica puede conducir a la declaración de un cisma
Francisco ha decidido no contra argumentar y
limitarse al texto del documento aprobado por una significativa mayoría de los cardenales
y obispos participantes en los dos sínodos.
No obstante, Antonio Spadaro S.I. ha asumido
conducir, entre otros, la refutación indispensable. En una de sus múltiples
entrevistas el sacerdote jesuita aclara:
“Siento que estamos viviendo a través de una importante fase en la historia del mundo y de la iglesia. No es un momento fácil y está lleno de contradicciones y riesgos. La visión de Francisco es profundamente evangélica, profética y abierta: Él es una de las pocas figuras que brinda esperanza. Seguir al Papa de cerca constituye una profunda alegría que supera todos los posibles problemas a lo largo del camino y todos los posibles ataques por los críticos”. (11.2016)
El Papa
reitera su posición en el discurso dirigido a la 36 Congregación General
de la Compañía de Jesús (24.10.2016):
“…la misericordia que nosotros muchas veces diluimos con formulaciones abstractas y condiciones legalistas”. Spadaro añade que Francisco distingue entre una “crítica constructiva” y otro tipo de oposición (“una oposición ideológica”) la cual consiste en solo imponer una visión personal”.
La carta y la estrategia anti-Francisco
El 19.09. 2016,
cuatro cardenales, tres de ellos emeritus, dirigen un
documento dirigido al Papa en el cual exigen la respuesta afirmativa o negativa
a cinco preguntas según el formato eclesiástico conocido como dubium. El diseño y el objetivo quedan
claros: emplazar a Francisco a contestar para después enjuiciarlo. Francisco no
responde.
La carta y las cinco
preguntas también le han sido entregadas al cardenal Gerhard L. Müller,
prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. No hubo repuesta ni del
Papa ni de la Congregación lo cual motivó a los firmantes a dar a conocer el
escrito a mediados de noviembre.
La carta de los
cuatro cardenales (Carlo Cafarra, Raymond L. Burke, Walter Brandmüller y
Joachim Meisner) comienza con una justificación:
“Hemos constatado un grave desconcierto en muchos fieles y una gran confusión con respecto a cuestiones muy importantes para la vida de la Iglesia. Hemos notado que también que dentro del colegio episcopal se dan interpretaciones contradictorias del capítulo octavo de “Amoris Laetitia”.
Los cuatro cardenales
involucrados son Walter Brandmüller, presidente emérito del Comité Pontificio
para las Ciencias Históricas; Raymond
Burke, ex-presidente de la Signatura
Apostólica, Carlos Caffarra, Arzobispo emérito de Bologna y Joachim Meisner,
Arzobispo emérito de Colonia.
Varios comentaristas
versados han tomado parte en avivar las tensiones entre ambos bandos
eclesiásticos las cuales han derivado en un casi impensable ambiente de alta y
abierta conflictividad.
Por ejemplo, Ross
Douthat, editorialista y bloguero del NewYorkTimes, ha comentado, en un artículo
de opinión de octubre 2015 titulado “La conspiración para cambiar la Iglesia
Católica”, sobre el surgimiento de un
cisma en la institución.
Douthat califica a
Francisco como “el principal conspirador”:
“El propósito de Francisco es sencillo: El favorece la propuesta, promovida por los cardenales liberales de la iglesia, la cual permitiría a los Católicos divorciados y recasados recibir la comunión sin contar con la nulidad de su primer matrimonio”.[Ver] [ https://goo.gl/ItKX2C ]
La estrategia de
Francisco se ha hecho visible en la búsqueda de un pronunciamiento derivado de
los consensos alcanzado en los Sínodos del 2014 y 2015 los cuales dieron lugar
al conocido documento “La Alegría del
Amor”- el cual no es una Encíclica sino una “Exhortación Apostólica
Postsinodal”, dada a conocer el 19.03.2016, cuyo tema es “sobre el amor en la
familia”.
La misericordia como centro de la doctrina
Los prelados conservadores, críticos
de la nueva flexibilidad acordada al discernimiento por parte de los sacerdotes
dispensadores del nuevo beneficio a las parejas recasadas acusan al Pontífice de
diluir la doctrina en una permisividad pastoral.
Entre tanto, el Papa argumenta su
posición en la misericordia como centro esencial de la doctrina y se opone al
reduccionismo que ha contaminado la doctrina al convertirla en un criterio
legalista y procedimiento burocrático (“los doctores de la ley”) ajeno a las
situaciones humanas:
“Si se tiene en cuenta la innumerable diversidad de situaciones concretas [...] puede comprenderse que no debería esperarse del sínodo o de esta exhortación una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los casos. Solo cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares, que debería reconocer que, puesto que “el grado de consecuencias o efectos de una norma no necesariamente deben ser siempre las mismas”.
El pasado 11.12 un editor de la revista
católica CRUX, Austen Ivereigh,
describe la peligrosa dinámica en curso:
“La revuelta anti-Francisco liderada y legitimada por cuatro cardenales casi totalmente retirados ha adquirido un nuevo tono vicioso. Una línea ha sido cruzada…las criticas han cruzado una frontera adentrándose en un territorio marcado “disentimiento”.
“Disentimiento, para ser claro, no es lo mismo que desacuerdo. Los católicos con frecuencia están en desacuerdo con esta o aquella decisión o pronunciamiento de un Papa, objetan su teología, o no están de acuerdo con sus prioridades. Y el Papa Francisco no solo se muestra cómodo con los desacuerdos, sino positivamente los alienta”.
“Disentimiento es, esencialmente, cuestionar la legitimidad del gobierno de un Papa".
A su
vez, el Cardenal Christoph Schoborn afirma:
“No hay una norma general que pueda cubrir todos los casos particulares. La norma general es muy clara; y es igualmente claro que no puede cubrir todos los casos de manera exhaustiva”.
El jueves 22.12.2016 Francisco
convoca a los miembros de la Curia Romana para presentarles sus acostumbradas
felicitaciones navideñas.
El documento presenta
en todo detalle lo que el Papa se propone realizar y el por qué y el cómo
quiere llevarlo a cabo. Considero su lectura indispensable aun fuera del ámbito
eclesiástico:
“En este camino es normal, incluso saludable, encontrar dificultades que, en el caso de la reforma, se podrían presentar según diferentes tipologías de resistencia: las resistencias mas abiertas, que a menudo provienen de la buena voluntad y del diálogo sincero; las resistencias ocultas, que surgen de los corazones amedrentados o petrificados que se alimentan de las palabras vacías del gatopardismo espiritual de quien de palabra está decidido al cambio, pero desea que todo permanezca como antes; también están las resistencias maliciosas, que germinan en mentes deformadas y se producen cuando el demonio inspira malas intenciones (a menudo disfrazadas de corderos). Este último tipo de resistencia se esconde detrás de las palabras justificadoras y, en muchos casos, acusatorias, refugiándose en las tradiciones, en las apariencias, en la formalidad, en lo conocido, o en su deseo de llevar todo al terreno personal, sin distinguir entre el acto, el actor y la acción”.
El documento en su totalidad se encuentra disponible
en:
Informaciones recientes revelan que
los cuatro cardenales continuarán en su proyecto contestatario. En la primera
fila se encuentra el Cardenal estadounidense Raymond Leo Burke quien exige una
¨”corrección formal” de un supuesto error en la Exhortación “Amoris Laetitia”.
El procedimiento no existe en el
Derecho Canónico pero serviría como una fórmula para plantearle un ultimátum a
Francisco en primer lugar en privado y luego como una división doctrinaria expuesta
al público.
Otro miembro del grupo de los cuatro Cardenales, Walter Brandmüller
declaró:
“Nosotros los Cardenales esperamos una respuesta a los “dubia” ya que la ausencia de una respuesta sería vista por muchos dentro la Iglesia como un rechazo a la clara y articulada adhesión a la doctrina claramente definida”.
Personalmente comento que el
“Nosotros” a que se refiere Brandmüller no incluye a los 17
nuevos Cardenales designados por Francisco en el Consistorio del 19.11.2016 ni
a la casi absoluta mayoría de los 121 Cardenales
electores actualmente con derecho a participar en un eventual Cónclave.
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