José Rafael Revenga Octubre 09, 2016
España tiene solo hasta el 31.10 para decidir si va a una tercera elección general el 18.12. Si el Rey no procede a investir a un presidente al vencerse el plazo se procede a disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones.
Con frecuencia los desenlaces de la
dinámica política dependen solo parcialmente de la trama previa gestionada por
los protagonistas los cuales no prevén
el capítulo final de la narrativa en marcha. Tenemos un claro ejemplo en la
reciente actuación de Pedro Sánchez hasta hace pocos días Secretario General
del Partido Socialista Obrero de España
(PSOE) la cual culmina en un
escenario previsible para muchos pero aparentemente no para él.
Los más recientes sondeos de opinión
muestran que la preocupación por la situación política encaminada a una
nuevamente improductiva tercera elección, pautada tentativamente para el
próximo 18 diciembre, ha ido en aumento.
Pedro Sánchez le dice
no a Rajoy
El martes 06.09 Sánchez se reúne con
el Presidente en funciones Mariano Rajoy. El tema obligado de la conversación:
configurar una alianza a fin de generar una mayoría parlamentaria que le
permitiera a Rajoy formar un gobierno a raíz de la votación del pasado J-26 la
cual reafirmó la fragmentación partidista ya evidenciada seis meses antes en
los resultados del 20-D.
En dicho breve encuentro Sánchez le
reitera a Rajoy que no puede contar con los escaños del PSOE para sumarlos a los 134 del PP y así superar el umbral de la
mayoría absoluta cifrada en 176 diputados.
La decisión de Sánchez va mas allá
de una simple negativa a formar gobierno con Rajoy. Su deseo estratégico es
poder liderar una coalición a tres con Podemos
y con Ciudadanos para así asumir la
presidencia.
Dado ese objetivo, Sánchez también se
rehúsa abstenerse en la votación parlamentaria con lo cual hubiera asegurado la
investidura de Rajoy con una mayoría simple a cambio de tomar decisiones
conjuntas en temas críticos para el futuro de España. En ese sentido Sánchez tenía
su vista puesta en jefaturar un nuevo gobierno sustituto al de Rajoy.
Rajoy beneficiario de
una posible tercera elección
Otra consideración de primer rango para
Sánchez es no aparentar ser obstáculo para la formación de un nuevo gobierno
dado que el electorado rechaza abrumadoramente el escenario de una nueva y
tercera elección el próximo diciembre la cual casi ciertamente no despejaría en
grado significativo el bloqueo cuatripartidista.
Sin embargo, quien saldría más
favorecido seria Rajoy cuya votación ascendería en unos puntos porcentuales sin
asegurar la mayoría absoluta: “No renuncio a ser presidente y quiero volver a
ser candidato”.
Sánchez: una estrategia
desacertada
El 03.09 Sánchez da a conocer su
propósito de proyectarse como alternativa a Rajoy de manera mal camuflada:
“La responsabilidad de todos los grupos parlamentarios
que representamos a las fuerzas del cambio es la de ofrecer una solución a este
país al atasco político en el que lo ha introducido Mariano Rajoy. Y no les
quepa duda; si actuamos todos con altura de miras y con generosidad, estoy
convencido de que encontraremos esa solución. El grupo parlamentario socialista
formará parte de esa solución”.
Queda claro que el factor dominante en el propósito
monocular de Sánchez es asumir la presidencia aun admitiendo a PodemosUnidos en el gobierno lo cual le
daría un vuelco profundamente ideológico a la conducción de la Nación.
Anticipando la reunión del Consejo Federal del PSOE a fines de septiembre
Sánchez fue tajante en afirmar:
El diseño imperando en la mente del
secretario general del PSOE era
rehusar todo tipo de negociación con Rajoy con el fin de generar una coalición
con Podemos (67 diputados) y lograr
la ausencia de Ciudadanos (32
parlamentarios) en la Cámara con lo cual el pasaría a desempeñar una jefatura
de gobierno polarizada con el PP.
El costo de dicha estrategia, en caso
de que fallara, seria someter a los españoles a una tercera elección en
diciembre próximo. Ese fue el argumento central utilizado por Sánchez para motorizar
un pacto anti-PP descrito como: las “fuerzas del cambio”.
De no lograr la
investidura dada por el Rey, Sánchez concentraría sus esfuerzos en salir
victorioso en las temidas terceras elecciones la cual el describe como el
verdadero objetivo de Rajoy: “Rajoy quiere unas terceras elecciones y nosotros
no”.
Sánchez calculó mal tanto la
resistencia interna por parte de los principales dirigentes territoriales (“la
ejecutiva”) de su propio partido como la firme postura de Albert Rivera (Ciudadanos con 32 parlamentarios) en
negarse a cualquier pacto que involucrara a Pablo Iglesias de Podemos. Entre otros, el PSOE andaluz considera el pacto
promovido por Sánchez como “inviable”.
Mientras tanto Rajoy declaraba
el 22.09: “Si hay que ir a elecciones, se va, y el PP ganará con muchos más
votos".
La voz determinante de Felipe González
El 28.09 la trama se complica para
Sánchez. El expresidente del Gobierno Felipe González, desde Santiago de Chile,
se pronuncia en una entrevista a la cadena SER, afirmando que Sánchez había
convenido que los socialistas se abstendrían para dar paso a la formación de
Gobierno con la presidencia de Rajoy y así evitar la tercera elección: “Me
siento engañado y defraudado por Pedro Sánchez. El PSOE debe abstenerse, hoy lo opino con más fuerza”.
El exsecretario general del partido
socialista añadió:
“El fondo del problema es que él está peleando para ser un poco más
grande que Podemos y Podemos, para ser más grande que el PSOE”.
“Pregunta. ¿Cuál es su opinión sobre la
desgarradora situación que vive su partido?
Respuesta. Estoy preocupado. No tengo mucha información
porque salí el domingo hacia Colombia para estar presente en los acuerdos de
paz. No me ha dado tiempo a enterarme bien. Estoy preocupado. El partido tiene
que recuperar su carácter de alternativa de Gobierno de la derecha. Y,
naturalmente, la estabilidad del país está muy ligada a eso.
P. Usted ha mantenido la misma posición
desde las elecciones del 20 de diciembre, que si un partido no puede gobernar tiene que permitir que otro lo haga. Lo dijo a principios de enero. Lo
repitió a primeros de julio en un artículo en el diario EL PAÍS. ¿Sigue
opinando hoy lo mismo? ¿El PSOE se
debe abstener?
R. Hoy lo opino con más fuerza. Ya que
recuerda mi posición, en febrero recordará que decía que cualquiera de los dos
que no estuviera en condiciones de formar Gobierno no debía impedir que el otro
lo formara. El PP, con su líder Rajoy
a la cabeza, hizo aquella cosa de aceptar en diferido rechazando el encargo. Y una vez que Pedro Sánchez asumió el
encargo de hacer Gobierno, votó en contra tanto el PP de Rajoy como Podemos.
Por tanto, hicieron caso omiso de esa recomendación que volví a repetir para
las elecciones del 26 de junio, ahora con mucha más preocupación porque para
los ciudadanos no es fácil explicar que los vayan a llamar a terceras
elecciones, sería un disparate monumental que nos podría llevar a una crisis
del sistema. Ahora con mayor razón.
La entrevista completa se encuentra en: https://goo.gl/RygBQc
En el trasfondo de los cálculos de los dirigentes de
los diferentes partidos se encuentra la opinión del electorado. A continuación los resultados de las primeras
dos elecciones (20-D y 26-J) y el dato
hipotético de intención de voto manifestada el 30.09.para una eventual tercera
elección el 18-D:
El Partido Popular (PP) crece de 28,7%
a 35,4 y actualmente se ubica en
36,4%. Esto significa que pudiera contar con 159 escaños lo cual con el apoyo
de Ciudadanos (25 diputados al perder
7 en una nueva posible contienda electoral) alcanzaría los 184 diputados
superando así el umbral de los 176
requeridos para la mayoría absoluta.
El PSOE muestra una
declinación constante a partir del 20-D (2015) al pasar de 22,0% a 18,6% y pasar de 85 curules a menos de 70
–en la práctica a 68- con la renuncia de
17 miembros de su ejecutiva lo cual permite a Podemos ocupar el segundo lugar con 69 escaños con una votación de
20,8% sin crecimiento a partir del 20-D.
En resumen, Sánchez apostó a ser nuevamente la alternativa al PP en el Gobierno hasta tal punto de
desnaturalizar a su partido vía una alianza con la izquierda ideologizada de Podemos, de por si sometida al stress de
una fragmentación inminente entre Iglesias y Errejón. Es decir, entre radicales
y posibilistas.
En fin de cuentas, el sábado 01.10 Sánchez se ve obligado a dimitir de
su cargo como secretario general del PSOE
al perder una elección interna por 133 votos contra 107.
El proceso de desgobierno de España seguirá manifestándose pues la
investidura de Rajoy es precaria y más lo sería su ejercicio de gobierno
durante los próximos tres años el cual no contará automáticamente con el apoyo
de un PSOE venido a menos sin un liderazgo
central conocido, un Podemos
fragmentado y un Ciudadanos cada vez
mas minoritario.
@revengajr
jrrevenga@gmail.com
Este proceso es una posibilidad siempre presente en las democracias parlamentarias, donde los gobiernos tienen que provenir de sumas de curules. Es enfermedad que antes se ha conocido en Italia, por ejemplo, y en menor medida en Inglaterra. Tal vez sea preferible nuestro sistema, donde los presidentes son elegidos directamente por los ciudadanos, y no tenemos la figura de un rey.
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