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CUBA: UN NUEVO ¿"HOMBRE NUEVO"?



José Rafael Revenga                                                                                               Mayo 08, 2016

  • “El obstáculo fundamental que hemos enfrentado, tal y como previmos, es el lastre de una mentalidad obsoleta, que conforma una actitud de inercia o de ausencia de confianza en el futuro”. (El Presidente Raúl Castro al presentar el Informe Central en el 7mo Congreso del PCC, 16.04.2016)
  •  “…se requiere dejar atrás prejuicios arcaicos respecto a la inversión extranjera y avanzar resueltamente en la preparación, diseño y concreción de nuevos negocios”. (El Presidente Raúl Castro al presentar el Informe Central en el 7mo Congreso del PCC, 16.04.2016)
  • “Hay que garantizar cuando no estén ni Fidel, ni Raúl. Seríamos realmente unos irresponsables imprevisores si no pensáramos en eso”. (Fidel, Clausura del V Congreso del Partido Comunista de Cuba, 10.10.1997)

El discurso de clausura en el 7mo Congreso del PCC

El 19.04 Raúl Castro clausura con un discurso las sesiones del 7mo Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) integrado por mil delegados. Además del significado propio del encuentro quinquenal, a los 58 años de la Revolución, la sesión cobraba especial significado dado que por confesión propia, era la última ocasión en la cual RC se dirigiera al parlamento en calidad de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros al haber decretado su retiro de la jefatura presidencial a partir de 2018.

No obstante, no hay que descartar futuras comparecencias en dicha asamblea -el 8vo está previsto para el 2021- del General de Ejército Raúl Castro en su calidad de nuevamente electo Primer Secretario del PCC, “fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”.

La difícil salida de un modelo de fracaso 

En un sentido más amplio, la atmosfera predominante si bien no explicitada no podía ser sino la del inicio del final de un proyecto político, económico y social que después de más de medio siglo no puede sino reconocer su doloroso fracaso a pesar que lo haga con conceptos ambivalentes y palabras melifluas cuidadosamente escogidas para camuflar la urgencia de un giro radical en la conducción del futuro de la nación.

De allí la especial atención que ameritan no solo lo dicho y escuchado literalmente sino la intencionalidad de la comunicación.

Para intentar develar el autentico propósito del mensaje prefiero dejar a un lado la gran mayoría de los documentos formales y las resoluciones aprobadas, como era de esperar. Estos incluyen voluminosos tratados titulados  “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución” y “Objetivos de la Primera Conferencia Nacional del Partido”.

Considero de mayor importancia, por tener un asidero más eficaz en la modificación de la realidad actual, las propuestas presentadas pero dejadas abiertas a debate. Entre ellas la “Conceptualización del Modelo Económico y Social” y el “Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030”. El General Castro estima que los 17 miembros del Comité Central los apruebe antes de fin de año una vez realizado un debate “amplio y democrático”.

Cómo generar un consenso de apoyo popular desde una burocracia omnívora 

Es imposible determinar a priori el radio de acción de dichos calificativos dado el subterfugio de esconder detrás de ellos imposiciones autoritarias reacias a la consulta con el pueblo. Sin embargo, su mera inclusión no deja de señalar un proceso de apertura por mas menguado que sea.

Obviamente la militancia del Partido estará involucrada en la consulta pero RC incluye, sin describirlas, a “representantes de las organizaciones de masa y diversos sectores de la sociedad”. Si bien dichas denominaciones pueden servir de “trampa caza bobos” y apaciguadores de las criticas de organismos multilaterales como la Unión Europea que ha restablecido nexos comerciales con la isla y ha condonado importantes montos de deuda soberana, la mera mención compromete a dar algunos pasos en dicho proceso.

Más aun, estimo que el Presidente Raúl Castro, al mencionar lo que es obvio para sociedades libres, admite en su foro interno que los procesos que conducen a la aceptación voluntaria de las acciones de un gobierno requieren la participación activa de los involucrados lo cual requiere en primer lugar la “comprensión” de lo propuesto:
“En un asunto de esta naturaleza es esencial lograr el apoyo consciente de la gran mayoría, para ello es imprescindible escuchar, razonar y tener en cuenta la opinión de la militancia y del pueblo en general”.
El discurso de clausura del 7mo Congreso del PPC (19.04)

Es temerario opinar sobre una realidad algo remota geográficamente pero cercana por numerosas razones culturales. De todas maneras, considero que el “elán”, el impulso revolucionario que animó los primeros años del régimen castrista a la larga se ha visto casi totalmente erosionado al verse paralizada por un “culto de la personalidad” extra-limitado, una comunicación convertida en propaganda de adoctrinamiento y una burocracia paralizante del don de iniciativa que caracteriza al pueblo cubano.

Interpreto las palabras del General Castro en el sentido de su plena conciencia del agotamiento del proceso y de la inmensa dificultad en vencer las fuerzas inerciales activadas durante décadas:
“El rumbo ya está trazado. Proseguiremos a paso firme, sin prisas, pero sin pausas, teniendo muy presente que el ritmo dependerá del consenso que seamos capaces de forjar al interior de nuestra sociedad y de la capacidad organizativa que alcancemos para introducir los cambios necesarios sin precipitaciones ni mucho menos improvisaciones que solo nos conducirían al fracaso”.
Un ejercicio de criptografía del texto señalado me lleva a las siguientes consideraciones en torno a lo que parece ser un denominador común de un alto porcentaje de los discursos de buena parte de los estadistas independiente de su ubicación binaria en cualquier GPS.

Mencionar la frase conceptual “el rumbo esta trazado” bien puede significar que no se conoce cuál debe ser dicho “rumbo”. Así mismo, utilizar la muletilla “proseguiremos a paso firme, sin prisa, pero sin pausas” bien puede señalar que no se está en control de la dinámica de la transformación correctiva aun por definir.

El Presidente Castro continúa su exposición al apuntar con un agudo realismo la magnitud del reto por acometer cuyos vectores escapan al control de un estado autoritario y doctrinario en sumo grado:
 “…el ritmo dependerá del consenso que seamos capaces de forjar al interior de nuestra sociedad y de la capacidad organizativa que alcancemos para introducir los cambios necesarios sin precipitaciones ni mucho menos improvisaciones que solo nos conducirían al fracaso”.
No deja de sorprenderme positivamente el uso del término “consenso” por forjar y de la “capacidad organizativa” por alcanzar lo cual parece testimoniar la prevalencia de una deficiencia de marca mayor en ambos casos.



Cómo rectificar sin admitir las equivocaciones 

En verdad, creo percibir una auto-confesión de la parte de RC al alertar que el esfuerzo de cambio de rumbo y de piel para introducir los cambios necesarios los cuales deben llevarse a cabo sin “improvisaciones que solo nos conducirían al fracaso”.

Me pregunto si entre las improvisaciones aludidas genéricamente, el Presidente Castro tenía en mente a la fantasía motorizada por el 6to Congreso del PCC de transmutar a más de medio millón de funcionarios públicos en “emprendedores por cuenta propia” de la noche a la mañana al arrojarlos a la calle sin acceso a facilidades crediticias ni entrenamiento en gestión de micro- empresas pero obligados a llevar una contabilidad artificial y cancelar un impuesto prefijado sobre una supuesta renta.

La magnitud de “la actualización del modelo económico y del plan de la economía” requiere una supervisión y revisión por parte del Comité Central “al menos en dos ocasiones anuales” pero su basamento es “orden, disciplina y exigencia” según las palabras del Presidente Castro.

 Esto significa que la burocracia enquistada está contaminada por el caos, el desorden y el abandono de las metas por lo cual habría que restaurar sus contrarios o más bien, los 17 miembros del Comité Político y los 142 miembros del Comité Central mantienen la convicción que estos son los motores de la liberación económica.

Ninguna de las dos opciones garantizaría una revitalización empresarial y social acorde con el potencial y las necesidades del pueblo cubano.

Si se mantiene un rosario de máximas totémicas tales como “la construcción de un socialismo prospero, sostenible e irreversible” como horizonte conceptual se estaría afianzando la realidad del desenlace resultante de un socialismo empobrecedor, sostenible solo a base de la dependencia de subsidios extranjeros y condenado a revertirse sobre sí mismo.

El discurso de apertura o Informe Central (16.04)

El Presidente y Primer Secretario del PPC Raúl Castro pronunció el discurso de apertura del Congreso el 16.04 al exponer el Informe Central. Es curioso constatar que en los principales medios oficiales cubanos, casi los únicos existentes, no aparece el texto integro de tan importante locución.

Por ejemplo, granma.cu ofrece una amplia cobertura del Congreso en la rúbrica titulada Séptimo Congreso del Partido la cual incluye solo algunos párrafos mientras el documento del discurso de clausura está presente en su totalidad. Quizás sea debido a los despiadados señalamientos de Castro en torno al incumplimiento (“discreto desempeño”) durante los últimos cinco años de los “Lineamientos” aprobados en el Sexto Congreso y por ende, el consiguiente tiempo perdido.

En su discurso de apertura del 7mo Congreso el Presidente Castro hizo el recuento de lo transcurrido en los últimos cinco años a partir de la realización del 6to. Congreso lo cual ilustra las dificultades de llevar a la práctica los lineamientos de una nueva conceptualización del modelo económico y social:
“El obstáculo fundamental que hemos enfrentado, tal y como previmos, es el lastre de una mentalidad obsoleta, que conforma una actitud de inercia o de ausencia de confianza en el futuro. No han faltado, como era lógico esperar, sentimientos de nostalgia hacia otros mo¬mentos menos complejos del proceso revolucionario, cuando existían la Unión Soviética y el campo socialista. En el otro extremo han estado presentes aspiraciones enmascaradas de restauración del capitalismo como solución a nuestros problemas”.
De inmediato el presidente de Cuba pasa a enumerar varios axiomas inmodificables:
“Las fórmulas neoliberales que propugnan la privatización acelerada del patrimonio estatal y de los servicios sociales, como la salud, la educación y la seguridad social, nunca serán aplicadas en el socialismo cubano”.
 “Las decisiones en la economía no pueden, en ningún caso, significar una ruptura con los ideales de igualdad y justicia de la Revolución y mucho menos resquebrajar la unidad de la mayoría del pueblo en torno al Partido. Tampoco se permitirá que como consecuencia de esas medidas se genere inestabilidad e incertidumbre en la población cubana”.
Pero después el Presidente Castro demuestra tener “los oídos y los pies bien puestos sobre la tierra” al puntualizar el carácter irracional de ciertas políticas:
“La muestra más elocuente de la complejidad del proceso de implementación radica en la dualidad monetaria y cambiaria, asunto en el que no se ha dejado de trabajar a lo largo de estos años, y cuya solución no quedará para las calendas griegas, ya que aunque no representa la solución mágica a las distorsiones es¬tructurales de la economía, significará un impulso fundamental para avanzar en el resto de las tareas de la actualización de nuestro modelo económico”.
Selecciono algunos párrafos adicionales de dicho pronunciamiento:
“La empresa estatal socialista, definida como la forma principal de gestión en la economía nacional, se encuentra en una posición desventajosa en comparación con el creciente sector no estatal que se beneficia por trabajar en un circuito monetario basado en la tasa de cambio de 1 X 25, mientras que para ella rige la paridad del CUC con el peso cubano. Esta importante distorsión deberá ser solucionada a la mayor brevedad posible, en el marco de la unificación monetaria y cambiaria”.
“Esa anomalía sumada al discreto de¬sempeño de nuestra economía no ha permitido avanzar sustancialmente en la implementación de los lineamientos vinculados a la eliminación paulatina de las gratuidades indebidas y los subsidios excesivos, teniendo en cuenta que no se ha podido generalizar el incremento de los ingresos de los trabajadores, ni asegurar la oferta estable de determinadas mercancías en el mercado liberado”.

 “…Tal y como se expresa en las conclusiones del proyecto de informe sobre los resultados de la implementación de los Lineamientos, han existido insuficiencias y deficiencias por parte de los organismos y entidades, incluyendo la propia Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo, ocasionando dilaciones en la aplicación de algunas medidas, la conformación de propuestas que adolecían de falta de integralidad o con una visión limitada, fundamentalmente en lo referido a la valoración de los niveles de riesgo y en la apreciación correcta de los costos y beneficios de determinadas medidas”.
“También se manifestaron problemas en la conducción y control de las políticas aprobadas y en la divulgación y capacitación a los diferentes niveles de dirección. Sobre todo en este último aspecto de la capacitación de los diferentes niveles de dirección hubo quien se creyó que elaborando un papel y mandándolo de un extremo al otro del país y pidiendo que se lo estudiaran los cuadros ya se resolvía el problema, y cuando fuimos a ver cada uno aplicó la medida a su manera; así sucedió con la Resolución 17 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en un tema tan importante como ese, sobre el cual haré una breve referencia en el transcurso de este discurso”. 
“…Las experiencias nos enseñan que no basta con que los documentos normativos estén bien elaborados, hay que preparar a los ejecutores directos y pasado un tiempo volverles a dar algunos cursillos y controlar cómo están sus conocimientos para la aplicación de estas importantes actividades, comprobar su dominio de las regulaciones, exigir con sistematicidad que se cumplan en la práctica las disposiciones y reaccionar oportunamente ante las desviaciones, impidiendo que se conviertan en problemas políticos mayores”.


El epitafio de un modelo

Y por último, el Presidente Castro finaliza con el epitafio de un modelo de conceptualización, lineamientos, conducción y ejecución:
“Nuestro Héroe Nacional, José Martí, razonó que “Gobernar es prever”, ¡qué simples palabras, son solo tres! ¿Será posible que a algunos de nuestros funcionarios les sea tan difícil aprenderse esas tres palabras de las enseñanzas martianas? Es decir, “gobernar es prever”. Tenemos que aprender a prever pa¬ra evitarnos bastantes problemas. Debo reconocer que en general durante la implementación de los Lineamientos no hemos sido suficientemente previsores ni ágiles para actuar en la corrección de las deficiencias”.

“Además de no prever, después nos ponemos a pensar cómo resolver el problema que se creó y no tenemos la agilidad necesaria para enfrentar inmediatamente al problema. Estoy hablando con toda crudeza, como corresponde en un congreso de nuestro Partido Comunista y en todas las reuniones de los comunistas”.
Lenin presagia el fracaso 

Quizás sería aleccionador para los integrantes del Comité Central del PCC recordar que V.I. Lenin consideraba que la burocracia era el mayor enemigo de la revolución tal como lo expresó en uno de sus últimos artículos:
“Nuestro aparato del Estado es tan deplorable, por no decir miserable, que en primer lugar debemos pensar muy cuidadosamente como combatir sus defectos, teniendo en cuenta que estos defectos están enraizados en el pasado, el cual, a pesar de haber sido derribado, no ha sido desplazado, no ha alcanzado la etapa de una cultura que haya desaparecido en el pasado”. ((Works, vol. 33, page 487)
Para los textos de los discursos de apertura (16.04) y de clausura (19.04) del Congreso ir a:

http://goo.gl/r3SL8D

y

http://goo.gl/XRJWsK

Las acciones arropan a las palabras 

El lunes dos de mayo, apenas a las dos semanas de la clausura del 7mo Congreso del PCP, atraca en el puerto de La Habana, el primer buque crucero estadounidense desde 1978. Pertenece a la empresa Carnival Corp. 700 pasajeros desembarcan, la gran mayoría en calidad no de turistas sino de grupos people-to-people y familiares. El crucero tuvo una duración de siete días y visitó no solo la capital sino también a Cienfuegos y Santiago de Cuba.

La nave crucero Adonia realizara un viaje de siete días cada dos semanas a un costo de $1800 por pasajero. Las frecuentes visitas inyectarán unos $80 millones al año en la economía cubana y el gobierno recibirá $500.000 por cada visita como derechos portuarios. Una entrada y servicio en el famoso cabaret Tropicana tiene un costo de $219 e incluye llegar al destino en un auto de los años 50s.

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