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28/5/16

LOS CUATRO ASES DE ESPAÑA ENFRENTAN EL 26J



José Rafael Revenga                                                                   Mayo 29, 2016
  • Ninguno de los cuatro candidatos presidenciales obtendrá una mayoría de los escaños
  • Ninguno de los candidatos superará el techo del 30% ni caerá por debajo del piso del 15% de los votos
  • La dinámica política de España abandona el bipartidismo para entrar en el farragoso terreno de las coaliciones parlamentarias
  • Frente a una menguada sintonía con el electorado por parte del resto de los candidatos, Mariano Rajoy del PP luce favorito para retener la Presidencia a pesar de la falta de brillo y de imaginación de su gestión 2012-2015
  • La presión por evitar una tercera elección obligará a una coalición del PP con el PSOE y/o Ciudadanos. Mariano Rajoy (PP) la ha calificado a las cuatro semanas del 26J como “una magnífica oportunidad para emprender grandes reformas.
  • Es poco probable  una coalición de izquierda integrada por el PSOE y la alianza de Podemos con la Izquierda Unida pero no es descartable dada la tozudez política de Mariano Rajoy. En todo caso, Sánchez se pronuncia el 28.05 en Palma: "quien apoya  a Iglesias está votando contra el PSOE. 
  • Conceder el triunfo al ganador evitando toda mayoría parlamentaria es una receta para la ingobernabilidad 
  • La abstención girará alrededor del 30%
  • El 26J es el portal de la incertidumbre en España
  • Conocidos los resultados del 26J se abre un nuevo y engorroso periodo de negociaciones durante largas semanas
  • De mantenerse la “vieja política” España será sujeta a un cataclismo electoral en las elecciones del 2019
España concurre a nuevas elecciones generales para designar un presidente el próximo 26.06 después que la cita electoral del 20.12 del año pasado arrojó un resultado de cuatro principales fragmentos electorales –ninguno de ellos con una mayoría determinante – los cuales fracasaron durante seis meses en construir una coalición parlamentaria en las Cortes Generales que posibilitara la formación de un nuevo gobierno.

El anterior presidente Mariano Rajoy ha permanecido como jefe de un gobierno en funciones después de terminar su mandato formal durante cuatro años pero nada más.

Ahora, a cuatro semanas de una segunda oportunidad de generar una nueva coalición estable se presentan las siguientes incertidumbres: 

¿Cómo ha variado la preferencia electoral desde la última consulta? ¿Cuáles de los protagonistas han mejorado su posicionamiento frente a la opinión pública ¿Será posible estructurar una coalición entre algunos de ellos? ¿Cuáles partidos la integrarán? ¿Cuántos meses tomara conciliar una faena exitosa? ¿Cuán estable pudiera ser una formula mayoritaria pero precaria en sus alianzas? ¿Veremos un nuevo espectáculo de tira-y-encoje entre los principales protagonistas en el cual la(s) investidura(s) formulada por el Rey fracasa(n) nuevamente? ¿Es previsible un tercer proceso electoral para el próximo diciembre lo cual significaría que España carecería de un jefe de gobierno con mando pleno durante todo un año? ¿Cuál es la magnitud del desbordamiento de la incertidumbre política sobre el rumbo de la nación y de sus compromisos con la Unión Europea? ¿Es España otra Bélgica? ¿Es España otra Italia?

Una reciente encuesta de Metroscopia publicada en elpais.com ofrece útiles  indicaciones para aproximarnos a un esbozo de reducción de las incertidumbres mencionadas y, al mismo tiempo, genera nuevas interrogantes y da pie para nuevas conjeturas.



No está previsto en absoluto que ninguno de “los cuatro ases” –Mariano Rajoy (Partido Popular PP), Pedro Sánchez (Partido Socialista Obrero Español PSOE), Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos C's)- logren acercarse a una mayoría ni, estimo yo, alcanzar el 30% del favoritismo de los electores.

En todo caso, se imponen, dada la inercia ya adquirida de los vectores de preferencia de liderazgo y de organización política, dos conclusiones operativas:

i) el bipartidismo y la alternancia binaria vigente por décadas permanecerá fuera del ruedo español por largo tiempo y ii) ningún triunfador lograra superar el sócalo de la mayoría relativa por lo cual la hegemonía en el Ejecutivo se desvanece.

A su vez, los teoremas con fuerza operacional enunciados permiten deducir un corolario dominante en la dinámica concreta de la conducción de la política ibérica: estaremos por presenciar la génesis de dos tendencias: el esfuerzo por armar coaliciones con un alto grado de inestabilidad y el surgimiento de una nueva ecuación binaria que puede ser descrita como dos polos -derecha-izquierda- cada uno de ellos integrado por varios partidos. Una perfecta receta para la pérdida de la eficacia gubernamental y el incremento de grados de inestabilidad.

Una prematura manifestación de la construcción de dos bloques diametralmente opositores es la recientemente acordada alianza  o coalición formada por Podemos y la Izquierda Unida (IU) liderada por Alberto Garzón, apoyada por el Partido Comunista, la cual la convierte  en los momentos actuales en la segunda fuerza política al desplazar al PSOE por la nueva marca Unidos Podemos la cual ya ha sido reemplazada por Sumamos para ganar lo cual, en mi criterio revela la dificultad de vender una nueva “suma” frente a los electores.

Los resultados del sondeo pre-26J reflejan para el 18.05  un combinado de la intención de voto de 23,2% resultante de unos 6,6 puntos de IU añadidos a unos 18,1  puntos de Podemos menos una pequeña merma. El nuevo “combo” intenta compensar el desgaste sufrido por Podemos a lo largo del primer semestre del 2016.

No me queda claro si la necesidad de Podemos de coaligarse con IU puede ser interpretada como una debilidad del primero lo cual sería el preámbulo de su deslizamiento hacia una izquierda más radical y el abandono de proyectarse como partido de la centro-izquierda.

Hay que tener en cuenta que el número dos de Podemos, el dirigente Iñigo Errejón a cargo de la estrategia electoral de la organización, se ha opuesto en términos inequívocos a la fusión por supuesta convivencia de ambos partidos. 

Un resultado probable me conduce a pensar que Podemos perderá poder de atracción y se verá inconvenientemente etiquetado como de izquierda radical lo cual terminará por impulsar a  Garzón quien no es ajeno a una audaz proyección mediática.


A un escaso mes de las elecciones del 26-J la radiografía de la intención de voto según Metroscopia es la siguiente:

PP                                29,9%
PODEMOS + IU         23,2%
PSOE                           20,2%
CIUDADANOS(C's)   15,5%

Sorpresivamente el PP efectivamente ha experimentado un incremento de 1,2 puntos en comparación con su desempeño de 28,7% en las anteriores elecciones generales del 20.12.2015  y un ascenso de casi 5 puntos en relación a  su caída a 24% registrada el 07.02 ciertamente causada por su pobre resultado electoral.

Además, su presidente, Mariano Rajoy, continua sin animar a su propio electorado y, sin embargo, ha ofrecido una postura de normalidad durante el primer semestre en el cual han fracasado varias intentos de investiduras por parte del Rey para que uno de los finalistas del 20.12 lograra formar un gobierno mediante una mayoría en las Cortes.

El PSOE, a su vez, muestra una leve caída, pero de todos modos una caída, a partir de su resultado de 22% el 20.12 y la medición actual en la cual figura con solo 20,2% en la intención de voto con fecha del 22.05.

Parecería razonable conjeturar que dado el relativamente pobre desempeño del PP en diciembre, el PSOE hubiera potenciado su caudal de votantes en simetría con los logros obtenidos en el periodo de la alternancia bipartidista de las últimas tres décadas.

Puedo aventurar que su candidato Pedro Sánchez no ha logrado sembrar un entusiasmo generalizado en la opinión pública y ha debido enfrentar varios factores internos que rivalizan con su liderazgo.

El posicionamiento actual de la novedosa organización Ciudadanos revela que ha frustrado las amplias expectativas en cuanto a su manejo para armar una coalición centro-derecha después del 20.12 que sustituyera al PP e impidiera tanto al PSOE como a la izquierda más radical de Podemos asumir el gobierno.

Su anterior resultado electoral de solo 13,9% el 20.12.2015 se explica por la importante migración (unos nueve puntos) de sus nuevos adeptos al PP en las semanas finales de la contienda seguramente motivada por el ejercicio de una opción que ofrecía la normalidad de lo conocido en contraposición a la incertidumbre asociada a un joven protagonista.

Si bien el resultado obtenido por Ciudadanos decepcionó a muchos, el partido recobró impulso y para el 13,03.2016 había escalado al nivel de 19, 5%. Por esa razón, es digno de estudio las causas de su descenso en dos meses al nivel actual de 15,5% lo cual parece improbable de revertir.

Por último, Podemos ha sufrido detectable fallas en el ejercicio del liderazgo de su fundador Pablo Iglesias lo cual ha azuzado graves cuestionamientos por parte de sus colaboradores más cercanos. 

Adicionalmente, el mensaje que hace dos anos se proyectaba como renovador ahora se ha ritualizado y luce desgastado. Del 22% obtenido el 20.12 desciende a 15.9% el 03.04.2016 lo cual luce como la razón principal para su fusión temporal con la IU la cual arroja una suma de 23,2% en la última medición.

Es preciso tener en cuenta la “dureza” o “flexibilidad” de los cuatro bloques partidistas.

Para el PP y Unidos Podemos el porcentaje de quienes no votarían por otra de las opciones es muy alto.  Así tenemos que el 81% de los votantes del PSOE nunca se pronunciarían  a favor del PP y tampoco lo haría el 98% de Unidos Podemos. En el caso de esta alianza bipartidista, el 92% nunca elegiría al PP y 78% no lo haría a favor de Ciudadanos

Por lo tanto, el grado de “dureza” tiende a reducir significativamente la probabilidad de una coalición PP/PSOE. Aun menor probabilidad se le puede asignar a cualquier acuerdo entre el PSOE y Unidos Podemos.

No así para Ciudadanos el cual muestra los siguientes bajos rechazos a traspolar sus preferencias personales: solo el 4% nunca votaría por el PP, el 9% no lo haría a favor del PP y 32% no se alinearía con Unidos Podemos.

Estos bajos números de posibles trasvases si bien pueden facilitar la formación de pactos, indican un nexo débil entre un número importante de adeptos y la organización política lo cual pudiera manifestarse en el momento de la jornada electoral en un éxodo a otras opciones partidistas.

Tendré la oportunidad de elaborar una nueva nota sobre este tema una semana antes del 26J.
















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