José Rafael Revenga Diciembre 03, 2017
La aparición de los primeros seres humanos en la
forma que conocemos hoy, data de hace unos 200.000 años. Si comparamos este
período con la longevidad del cosmos, unos 13,772 mil millones de años según
el mas reciente calculo, nos damos cuenta que la humanidad ha existido por solo
una micro fracción equivalente a casi una millonésima de la historia del Cosmos. .
En otras palabras, el cosmos esperó unos 13,5 mil
millones de años para que se diese la combinación de un cumulo de factores
originarios que permitieron el surgimiento de los humanoides.
Mas aun si tomamos en cuenta que la historia del
inicio de las primeras civilizaciones comienza hace menos de 10.000 años no
podemos obviar la conclusión que la existencia de la humanidad como sociofacto es
un nano acontecimiento de carácter accidental.
De allí la conjetura que otras formas de vida y/o
humanidad hayan existido previamente a la nuestra y probablemente se hallan
extinguido lo cual puede ocurrir eventualmente a la nuestra sin excluir la
posibilidad que en algún futuro surjan nuevas manifestaciones de humanos o de
formatos de inteligencias que no llegaremos a conocer.
En un enfoque mas aterrizado, la aceleración de
factores de disrupción surgidos en lo que va de siglo nos lleva a prospectar
que en unos 500 o mil años lo que conocemos como la humanidad actual será
marcadamente diferente a la que eventualmente surgirá. La humanidad actual es bien distinta
de la de los constructores de las pirámides egipcias o de las catedrales
medievales. Los seres humanos exhiben a lo largo de la historia una
impresionante capacidad de inventar, transformar y hasta casi mutar no solo su
ecoambiente sino a sí mismos y a su propia especie.
Me sorprendí cuando dos amigos me indican
hace un par de semanas que el Papa Francisco tiene bajo consideración anular la
advertencia (“monitum”) emitida por la Sagrada Congregación del Santo Oficio
del Vaticano el 30 de junio de 1962 en
torno a la lectura de los escritos del padre jesuita Pierre Teilhard de Chardin
(PTdCh) quien había fallecido el 10 de abril en 1955.
El oficio exhortaba a todos los educadores en instituciones católicas a “proteger las mentes, particularmente las de los jóvenes de los peligros presentados por las obras escritas de PTdCh y de sus seguidores”.
El fundamento de dicha presunción radica en las sesiones de estudio organizadas por el Consejo Pontificio de la Cultura en Roma del 15 al 18 de noviembre pasado sobre el tema “El Futuro de la Humanidad: Nuevos Desafíos a la Antropología”.
La escogencia del tema así como la altísima calidad de los ponentes especialistas en las mas avanzadas disciplinas sirvieron de plataforma para aprobar por unanimidad y por aclamación una petición a ser enviada al Papa a fin de obtener la plena reivindicación del pensamiento y de la ejemplar vida del sacerdote francés. Las sesiones presididas por el Cardenal Gianfranco Ravasi (@CardRavasi) tuvieron lugar en el Auditorio de la Curia General de los Jesuitas.
El escrito dirigido a Francisco menciona que varias veces durante las deliberaciones fueron invocados los pensamientos de PTdCh por “su visión profética que ha inspirado e inspira a teólogos y científicos”. Además, los participantes señalaron que a partir de Pablo VI los Papas han formulado “referencias explicitas” a los trabajos del teólogo, geólogo, antropólogo y paleontólogo.
Los
firmantes del documento expresan que el levantamiento del “monitum” estimularía
a los filósofos, teólogos y científicos a cooperar hacia un modelo
antropológico Cristiano en línea con la encíclica Laudato Si ´.
El
Papa Francisco recibió a los participantes en la Sala del Consistorio el sábado
18.11 y les dirigió un discurso en el cual afirmó:
El Pontífice optó por no responder al pedimento en torno a la eliminación del monitum relacionado con PTdCh. Quizás en la próxima Plenaria.Durante la Asamblea los especialistas consideraron los siguientes cuatro temas:
“…hoy nos damos cuenta de que los grandes principios y los conceptos fundamentales de la antropología se ponen a menudo en tela de juicio, incluso sobre la base de una mayor conciencia de la complejidad de la condición humana y requieren una profundización adicional”.Ver aquí para el texto completo del discurso de Francisco.
El Pontífice optó por no responder al pedimento en torno a la eliminación del monitum relacionado con PTdCh. Quizás en la próxima Plenaria.Durante la Asamblea los especialistas consideraron los siguientes cuatro temas:
1) El mapa del
territorio. Modelos antropológicos fundamentales
2) Rediseñar la
naturaleza humana: Medicina y Genética
3) El hombre,
entre cerebro y alma: Neurociencias
4) En la
sociedad de las máquinas pensantes: Inteligencia Artificial
A continuación selecciono uno de los párrafos
introductorios de la presentación del primer tema sobre la multiplicidad de los
modelos antropológicos fundamentales:
Ver aquí el Programa de las sesiones de la Asamblea.
Las intervenciones y documentos presentados en la Asamblea estarán disponibles en la revista Culturas y Fe del Consejo Pontificio en fascículos por aparecer. Ver aquí
En la actualidad la mayoría de las reflexiones e investigaciones de quienes se ocupan y preocupan por la sobrevivencia y destino de la humanidad enraizada en este planeta se limitan a tres horizontes sumamente cercanos:
i) el horizonte 2050 con los peligros ambientales bien sea derivados de algún meteorito y/o algún genocidio autoinfligido;
ii) el proyecto Marte 2050 a fin de enviar algunos miembros de nuestra especie a colonizar a dicho planeta con el propósito de establecer una segunda casa en algún planeta de nuestro sistema solar que brinde determinadas condiciones de hospitalidad. A la larga dichas avanzadas pudieran servir como bunker de sobrevivencia para algunos ejemplares.
iii) la búsqueda de condiciones o señales de vida sea o no inteligentes o trans-inteligentes.
Un ejemplo de ese marco visionario es la siguiente afirmación del connotado astrofísico y cosmólogo Martin Rees:
“Por eso, el objetivo general de la Plenaria es el de abrir un diálogo sobre el futuro de la humanidad, deteniéndose en particular en algunas cuestiones fundamentales tales como el concepto de naturaleza humana, la relación entre mente y cuerpo, el rol de la persona en una sociedad de máquinas pensantes. Estos son sólo algunos temas sobre los que consideramos sea más urgente focalizar la atención. En efecto, las últimas décadas han visto, entre otras cosas, extraordinarios avances científicos que tienen un impacto directo en la autocomprensión del hombre, en particular, en el campo de la genética, de las neurociencias y de la inteligencia artificial. Estos avances tienen en potencia la capacidad de transformar radicalmente muchos aspectos de la vida humana y nos obligan a repensar el modo en que comprendemos la salud humana y el bienestar, físico y psicológico; a repensar también nuestra comprensión de la responsabilidad humana y del libre albedrío; y a considerar la aparición de máquinas en grado de exhibir formas de inteligencia, capacidades lingüísticas y de razonamiento, que en el pasado se consideraban como exclusivas de los seres humanos. Estos avances exigen no solamente una valoración moral, sino, más radicalmente, nos imponen la tarea de revisar las categorías antropológicas y éticas tradicionalmente usadas para expresar tales juicios de valor”.Ver aquí el documento preparado por la Asamblea Plenaria del Consejo para la presentación de los cuatro temas.
Ver aquí el Programa de las sesiones de la Asamblea.
Las intervenciones y documentos presentados en la Asamblea estarán disponibles en la revista Culturas y Fe del Consejo Pontificio en fascículos por aparecer. Ver aquí
En la actualidad la mayoría de las reflexiones e investigaciones de quienes se ocupan y preocupan por la sobrevivencia y destino de la humanidad enraizada en este planeta se limitan a tres horizontes sumamente cercanos:
i) el horizonte 2050 con los peligros ambientales bien sea derivados de algún meteorito y/o algún genocidio autoinfligido;
ii) el proyecto Marte 2050 a fin de enviar algunos miembros de nuestra especie a colonizar a dicho planeta con el propósito de establecer una segunda casa en algún planeta de nuestro sistema solar que brinde determinadas condiciones de hospitalidad. A la larga dichas avanzadas pudieran servir como bunker de sobrevivencia para algunos ejemplares.
iii) la búsqueda de condiciones o señales de vida sea o no inteligentes o trans-inteligentes.
Un ejemplo de ese marco visionario es la siguiente afirmación del connotado astrofísico y cosmólogo Martin Rees:
“I think it’s a dangerous delusion to envisage mass emigration from Earth. There’s nowhere else in the solar system that’s as comfortable as even the top of Everest or the South Pole. We must address the world’s problems here. Nevertheless, I’d guess that by the next century, there will be groups of privately funded adventurers living on Mars and thereafter perhaps elsewhere in the solar system. We should surely wish these pioneer settlers good luck in using all the cyborg techniques and biotech to adapt to alien environments. Within a few centuries they will have become a new species: the posthuman era will have begun. Travel beyond the solar system is an enterprise for posthumans—organic or inorganic.”
Pero algunas mentes se aventuran a
zafarse de las gringolas convencionales para lanzarse al tiempo futuro no solo milenario sino hasta millardario.
PTdCh ha sido uno de ellos. No es el único.Tenemos, por ejemplo, los impresionantes diálogos entre el líder espiritual J. Krishnamurti y el físico teórico David Bohm conducidos a lo largo de 20 años a partir de agosto 1965 hasta 1984.
PTdCh ha sido uno de ellos. No es el único.Tenemos, por ejemplo, los impresionantes diálogos entre el líder espiritual J. Krishnamurti y el físico teórico David Bohm conducidos a lo largo de 20 años a partir de agosto 1965 hasta 1984.
A continuación algunas de sus reflexiones sobre “El Futuro de la
Humanidad”:
Anoto un ejemplo de la amplísima obra escrita de PTdCh el cual hace uso de un vocabulario cambiante en función de su tesis principal según la cual la dinámica del cosmos se rige por una creciente complejidad y conciencia en función de una divinización de la humanidad:
“Cuanto mas se reflexiona, sirviéndose de todo lo que nos enseñan, cada una en su línea, la ciencia, la filosofía y la religión, mas se convence uno de que el Mundo debe compararse, no a un haz de elementos artificialmente yuxtapuestos, sino mas bien a algo así como un sistema organizado, animado de un amplio movimiento de crecimiento que es peculiar suyo. Hay un plan de conjunto que parece estar realizándose a nuestro alrededor en el curso de los siglos. Hay un plan en marcha en el Universo, un resultado en juego, que no admite mejor comparación que con una gestación y un alumbramiento: el alumbramiento de la realidad espiritual formada por las almas y por lo que ellas encierran en si de materia. La Tierra nueva se concentra, se desglosa y se purifica laboriosamente a través y a favor de la actividad humana. No, nosotros no somos comparables a los elementos de un ramillete, sino a las hojas y a las flores de un gran árbol, sobre el que todo aparece a su tiempo y en su lugar, a la medida y a los postulados del Todo”. (“La Humanidad en marcha”).Para una breve introducción al pensamiento del científico jesuita ver aquí
Para una excelente
introducción al pensamiento de PTdeCh ver aquí
Para “El Fenómeno Humano” en español ver aquí
Para “Himno del Universo” en español ver
aquí